Rotura del Tendón de Aquiles
Amigo lector de Noroeste, en la actualidad existe un auge en la actividad física, donde la mayoría dice es para la salud, para adelgazar o para mantenerse en forma.
Es cierto que la actividad física es la mejor medicina preventiva, pero a esto se tiene que agregar otros factores, como es una alimentación e hidratación de calidad, cuidarse de los cambios en el medio ambiente, condiciones del terreno, autocontrol del “ego”, etcétera.
Si se inicia con la actividad física, es indispensable que usted respete su organismo, por lo tanto, tome en cuenta su estado de salud y condición física, que su actividad no canse, no duela ni fatigue, se haga entre 20 y 90 minutos diarios, que lo haga con indumentaria adecuada (calzado, ropa, etc.) que se adapte a sus necesidades, que la hidratación sea con agua natural de preferencia, recuerde que el estómago tiene la capacidad de vaciamiento gástrico de 700 a 800 mililitros por hora.
Antes de iniciar con la actividad haga un buen calentamiento, recuerde que sus tendones son poco elásticos (el tendón está compuesto por 68% de agua, 30% de colágeno y solo un 2% de elastina), es por esto que se debe hacer calentamiento previo.
En diversos estudios realizados en el pasado esta lesión era rara, y fue reconocida en 1575, fue el investigador Para, en ese tiempo las roturas del tendón se trataron en forma conservadora con férulas, vendaje o correajes hasta el año 1920, en 1923 el investigador Abrahamson, y Quenu en 1929 publicaron métodos satisfactorios de tratamiento quirúrgico. Desde entonces se ha propuesto el tratamiento quirúrgico como el manejo de elección, pues establece la unión de la unidad músculo tendinosa y la incidencia de una nueva ruptura es baja.
Los que aconsejan el tratamiento quirúrgico también citan una mayor fuerza, potencia y resistencia con el procedimiento a cielo abierto. Sin embargo, la tasa de complicaciones tiende a ser alta. Estas son infecciones profundas, las fistulas, la necrosis tisular o tendinosa y la lesión nerviosa.
Anatomía patológica, la patogénesis exacta a las roturas del tendón de Aquiles permanece oscura, en los estudios realizados en animales, se mostraba que la fuerza tensil del tendón es significativamente mayor que la de su vientre muscular. Además, la fuerza tensil del tendón es mayor en la zona medial que en la inserción. De hecho, el tendón de Aquiles tiende a romperse más a menudo a 2 o 6 centímetros por encima del calcáneo.
La razón por la que los individuos de 30 a 40 años sufren roturas espontáneas completas en la zona media del tendón Aquiles es controvertida. Algunos la atribuyen a la degeneración crónica del tendón mientras otros piensan que se debe a un fracaso mecánico del mismo. La disminución del flujo sanguíneo provoca cambios degenerativos como la tendinopatía degenerativa hipóxica, la tendolipomatosis, la tendinopatía calcificante y la degeneración mucoide del tendón.
Diagnóstico, en la historia clínica, al interrogatorio el individuo refiere el antecedente de chasquido o de ruido seco en la extremidad inferior acompañado de dolor súbito que se resuelve pronto. Sienten como si alguien les diera una patada por detrás o una pedrada sobre el tendón, el dolor puede ser leve o hasta estar ausente, en este tipo de roturas existen investigaciones que hasta tres cuartas partes puede estar indoloro, antes de la rotura el individuo puede referir sensibilidad, rigidez o incomodidad en la zona. El defecto puede verse, y a menudo palparse si es agudo, normalmente a unos 3 a 6 centímetros proximales al calcáneo.
Tratamiento, el objetivo primordial es restablecer la longitud y tensión normales del tendón mediante medidas quirúrgicas o conservadoras, siempre buscar la mayor funcionalidad de la estructura.