A pesar del dolor, no suelta la tradición: Carmen Bibriesca, más de 20 años elaborando coronas en Cacalotán

Hugo Gómez
02 noviembre 2025

Aunque las caídas y el dolor en sus manos la obligaron a dejar el alambre, encontró en las flores artificiales y el hielo seco la manera de continuar con un oficio que le da sustento y sentido

CACALOTÁN, Rosario._ Ha pasado de las coronas de alambre a las armadas con flores artificiales porque las fuerzas ya no se lo permiten; sin embargo, Carmen Bibriesca García no deja el oficio que ha desarrollado por más de 20 años en la sindicatura de Cacalotán.

Explicó que debido a su pasión por el comercio cuando ya no pudo hacer la corona de alambre desde hace alrededor de ocho años optó por estas nuevas a base de hielo seco, una imagen y flor artificial, para poder mantener un ingreso.

“Yo primero no hacía esta corona, yo no le metía cuadro de las vírgenes, pero como desde hace 15 años yo me caí, yo dejé... Yo no puedo enredar tanto alambre porque se me mueren las manos y me agarra un dolor por las caídas que me he dado”, expuso.

Además de que siempre ha buscado tener su dinero, ofreciendo cundinas, venta por catálogos, principalmente.

Ofrece coronas para difuntos y angelitos, mismas que realiza en la zona de la cocina de su hogar, principalmente por encargo, pues no le gusta quedar mal.

La actividad la aprendió de la finada Concha Acosta, quien toda su vida se dedicó a la actividad, pero completamente artesanal.

“Yo tengo muchos años, pues no sé cuántos años tendrá de muerta doña Concha Acosta, yo le ayudaba a enredar alambre, a pegar miniatura, a trozar miniatura, de ahí se me fue grabando a mí, pero ya hace mucho”, explicó.

Recordó que en su juventud las principales comerciantes fueron además Carmelita López , Benita Torres, Esther Becerra.

Sus inicios no fueron en la elaboración de coronas sino flores para la celebración de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre.

“Yo comencé no con la corona, comencé haciendo flores gordas con papel crepé, entonces yo para la Santísima Virgen de Guadalupe me mandaban a hacer una docena, tres docenas y así para diciembre”.

Carmela, como es mejor conocida, manifestó que para hacer flores le gusta inspirarse en el monte donde las veía para replicarlas en papel y alambre.

Para este año tiene pedidas 40 coronas, las cuales tienen un precio de 170 pesos las grandes y 100 pesos las pequeñas.

Evita tener muchos apartados porque busca, al concluir los pedidos, poner especial atención para las coronas de sus difuntos, entre los que mencionó a sus padres, sus suegros y otros familiares.

“Que yo se las hago a ellas con mucho amor porque pues son personas que me llegan al alma”.