Enrique y Jesús celebran ser gemelos, emprendedores y padres
Los hermanos Rodríguez Ruiz comparten un espíritu emprendedor y el buscar ser la mejor versión para sus hijas
EL ROSARIO._ Aunque nacieron con un minuto de diferencia, los gemelos Héctor Enrique y Jesús Héctor Rodríguez Ruiz, además del lazo sanguíneo y similitudes físicas, comparten un espíritu emprendedor y el buscar ser la mejor versión para sus hijas.
Los hermanos reconocen que la vena comerciante viene de familia, ya que su abuela Sofía “Shofis” Hernández y su mamá, Margarita Ruiz, han vendido menudo y pozole toda su vida, e incluso ellos han probado suerte cuando eran estudiantes con la venta de pasteles, siempre con la idea de superarse.
Aunque ambos iniciaron hace aproximadamente siete años con la venta de atole, chocolate, gorditas y chonguitos, para aprovechar la temporada de frío, al formar sus hogares decidieron buscar algo que les diera trabajo todo el año, optando Enrique por la birria y Jesús por el menudo y pozole.
“Siempre he trabajado, no dependía de mi familia al 100 por ciento, pero ahora sí alguien iba a depender de mí, entonces yo ya adelanté mi trabajo y mi visión fue más allá, de decir ‘¿Sabes qué? Debo tener algo para cuando mi hija nazca”, expuso Héctor Enrique.
Al ser el primero en nacer, afirma que desde la infancia ha marcado el rol de hermano mayor, lo que implicó ser protector y ejemplo.
Tal ha sido el vínculo que existe entre ellos que siempre han hecho cosas afines, desde practicar deportes, bailar e incluso la elección de carreras, ya que mientras uno se decidió Nutrición, el otro fue por Gastronomía.
Enrique manifestó que, al ser el primero en convertirse en papá en el año 2018 junto a su esposa Claudia, se vio en la necesidad de buscar mejores ingresos y al realizar la pareja de su mamá birria, se determinó a aprender el oficio con miras de poner su propio negocio.
Relató que la llegada de la mayor de sus tres hijas, Gretel Susana, fue un cúmulo de emociones donde destacaban las más opuestas, la alegría y el miedo.
“Muchas emociones encontradas, también por parte de todo también tenía miedo por no saber si iba a poder con la responsabilidad, y todo ese rollo, pero gracias a Dios ya aquí andamos”, expuso.
Al nacer sus dos hijas siguientes, Danna y su bebé recién nacida Claudia, el miedo se convirtió en el motor para su vida, mencionó.
Dentro de los retos, uno es el tiempo que demanda el ser comerciante y papá, pues de octubre a enero, las jornadas por los dos oficios iniciaba a las 04:00 horas y terminaban a medianoche, lo que dejaba pocas horas para el descanso, de las cuales nunca escatimó para sus pequeñas.
Jesús, titulado en Gastronomía y tras ejercer en varias empresas, decidió apegarse a su visión de emprender y ser su propio jefe, lo que se potenció al casarse con su esposa Katherine y tres años más al convertirse en padre al llegar su hija Ainhoa, seguida de Aliah.
Refirió que tras la noticia de que su esposa estaba embarazada se propuso aumentar la venta, al pasar de un menudo hasta llegar a los tres.
“El ser papá te da esa fuerza, esa valentía; ves la adversidad pero es lo que te hace dar el paso pues, sin temor a equivocarse y si te equivocas ni modo a darle para adelante”, señaló.
En la faceta de ser padre, reconoció que lo más difícil es aprender sobre la marcha con su primera hija, pero le ha servido para adquirir toda la experiencia.
“(Lo más difícil) los primeros años de ellos, no me acuerdo donde vi que dice ‘lo que tú tienes de ser hija, la primera, es lo que yo tengo de ser papá’. Vas aprendiendo día con día, no nacemos enseñados”, expresó.
Con relación a la conexión de gemelos, sostiene que sí existe, ya que al nacer la hija de su hermano Enrique lo vivió con la misma intensidad como si fuera suya; aunque ya había experimentado con el nacimiento de los sobrinos por parte de sus hermanos mayores, la experiencia no fue igual.
Ambos hermanos coinciden que la mejor lección para ser buenos padres es el contar con un padre ausente, lo que los lleva a buscar en el día a día a estar y dar lo mejor para sus hijos.
No obstante, expusieron que no carecieron de la figura paterna que los guiara, recibiendo ese apoyo de su abuelo paterno, Esteban Rodríguez, y su tío Octavio Hernández.