Martha Emilia mantiene viva la devoción en la capilla de la Virgen de Aparecida

Hugo Gómez
25 mayo 2025

La custodia de la capilla ubicada en Rosario continúa el legado familiar de hacer cargo del lugar, como se lo prometió a su madre

EL ROSARIO._ Para Martha Emilia Martínez Guevara, custodiar la capilla de la Virgen de Aparecida o del Pilar, es el medio para honrar a su madre Elvira Guevara y recoger la palabra empeñada de continuar su labor tras su muerte.

Así lo señaló al encabezar la celebración número 82 de la aparición de la virgen a una niña de 12 años, en un pilar que sostenía la tubería del llamado “tambo colorado” que abastecía a la ciudad y que hoy es el centro de la capilla que atrae a un considerable número de fieles católicos a Rosario.

“Es una herencia que nos dejaron, ¿verdad? Que venimos y estemos pendientes de la madre que nos cuida también a nosotros”, expresó.

Martha Emilia es la cuarta generación en preservar la capilla además de la devoción desde hace ya varias décadas, al recibir las llaves de la capilla de manos de su madre.

La encargada de la capilla relató que al aparecerse la virgen a una niña de 12 años, la abuelita de la menor, la señora Reinalda, de quien solo conoce su nombre, fue la primera en impulsar la construcción de una capilla.

“Doña Reinalda le dijo a su hija, su hija se fue a Mazatlán, falleció y antes de fallecer a mi mamá le entregó la llave”, explicó.

La aparición, detalló, ocurrió 10 años antes de su nacimiento, un 23 de mayo del año de 1943, pero tal acontecimiento de fe pasó de generación en generación por medio de la tradición oral.

Precisó que en primer lugar la familia de la vidente, al parecer de nombre Áurea, inició la construcción de una capilla modesta de tejas y barrotes de madera, pero con el paso del tiempo se vino abajo.

“Antes era de teja con poste de madera y ya poco a poco cuando pasó a mi mamá la llave la señora, nosotros poco a poco le hicimos el techito este”, expuso.

A las acciones se sumaron algunos vecinos, aunque enfatizó que muy poco, y junto a sus hermanos, en nombre de su progenitora, decidieron introducir luz y enrejado para evitar que el lugar fuera vandalizado.

Martha Emilia espera que la siguiente generación preserve la celebración y la capilla que con mucho esfuerzo se ha construido.