Paula y Juan, un amor de casi seis décadas en Escuinapa

Carolina Tiznado
14 febrero 2022

Para mantener a esta familia, don Juan, quien se dedica junto con su esposa Mita a la elaboración de jugos, primero fue vocalista de Nacho Millán

ESCUINAPA._ Doña Paula Corona Osuna, mejor conocida como “Mita”, no ha tenido que recordarle nunca a su esposo Juan Cervantes Briseño cuándo es su aniversario como pareja, porque él lo recuerda de manera perfecta.

Apenas inicia la charla, pero al saber que se hablará de amor y de cómo éste los ha llevado a estar casi 59 años juntos, él ya está diciendo cómo y cuándo inició su historia.

“Era domingo 29 de septiembre del 63, ese día me robó”, dice mientras su esposa lo mira y sonríe.

Ella comenta que se casaron a los pocos días, para lo cual su papá les regaló un “torete” después del coraje que le hicieron pasar, y que los llevó a la Presidencia Municipal donde antes se realizaban los enlaces civiles.

“Mi suegro le dijo ¿te quieres casar? Ella le dijo ‘Sí él quiere sí’, entonces mi suegro le dijo pues vete a la ching.... Y se fue’, aunque después nos regaló un torete para la boda en la Iglesia”, recuerda don Juan.

Su noviazgo no fue de estar siempre juntos, pues se conocieron en la calle, después aprovechando que uno de sus hermanos corría en bicicleta, empezó a ir a su casa con ese pretexto, pero no le creían.

Después de ser novios terminaron y cada uno decidió hacer su vida, tuvieron otra novia y otro novio, pero al regresar fue cuando decidieron formar su familia.

No duraron mucho en esa segunda etapa, él pidió una camioneta prestada y se fueron a Rosario, después tomaron el tren para irse a Ruiz, Nayarit, y cuando regresaron al municipio fue cuando su papá los llevó a la Presidencia Municipal para que decidieran si se casarían.

Durante los primeros seis años de casados llegaron sus primeras tres hijas, ahí pensaron en que no querrían más hijos, indican, pero a los 10 años llegó otro hijo y 10 años después el último.

Para mantener a esta familia, don Juan, quien se dedica junto con su esposa Mita a la elaboración de jugos, primero fue vocalista de Nacho Millán, músico, era unos mil usos, explica.

Hasta que un amigo decidió venderle en mil 800 pesos el puesto, que iniciaron como frutería, pero al no ser redituable y pensar en rendirse, empezaron a hacer jugos y así fue mejor, eso se convirtió en la base del sustento familiar.

Don Juan explica que no ve la vida sin su amada Mita, con la que siempre ha bailado y celebrado fiestas del Día del Amor y la Amistad, de los clubes en los que están.

En 2021 durante la tercera ola de Covid-19, ambos se enfermaron, ella requirió oxígeno, compartieron el mismo cuarto, esperando su recuperación durante tres meses.

“Mis hijos se portaron de 10, ellos nos sacaron adelante”, señala ella con orgullo.

No tuvieron miedo, se sintieron arropados por sus hijos, por sus nietos, no sintieron la gravedad del momento, pero hoy pueden ver hacia atrás y saben que fue un gran esfuerzo el que se hizo, económicamente y emocionalmente, indican.

“Siempre nos despertamos como a las tres de la mañana y nos preguntamos ¿Cómo estás, bien? ‘¿Cómo te sientes?”, expresa don Juan.

Para consolidar un matrimonio no hay recetas mágicas, solo pensar en estar uno para el otro siempre, salir, aunque no les guste el lugar a donde van, cuando hay una invitación.

Por años, con sus niños pequeños y con la pañalera llena de mamilas, lo siguió al beisbol, aunque no le entendiera a ese deporte, señala doña Mita.

La palabra mágica podría ser la tolerancia, a veces así el entendimiento se da solo con una mirada, tienen dos años que no salen a pasear, pero siguen estando juntos en su puesto de jugos o salir a caminar.

“Ella me agarra la mano, yo la agarro de la mano, siempre”, dice don Juan.