Vestir a la Virgen del Rosario: historia de devoción y gratitud de cuatro generaciones

Hugo Gómez
04 octubre 2025

Tras la donación del vestido de la Virgen del Rosario, la familia García Osuna esperó 22 años para poder vestirla

EL ROSARIO._ La devoción en la Virgen María la bebió de su madre y se ha extendido a sus descendientes, hijos y nietos, la cual les llevó como familia a formar parte de la solemnidad de Nuestra Señora del Rosario al donar vestido como una ofrenda de fe y gratitud, indicó María Guadalupe Osuna Cázares.

“Me da mucho gusto que vengan a cumplir todos... Estoy muy contenta porque siempre he venido”, expuso María Guadalupe.

Plazo que se llegó tras alrededor de 22 años de haberse anotado en el libro de los donantes y esperar para poder formar parte de la historia de esta festividad mariana.

Originaria de La Noria, Mazatlán, recordó que desde los 7 años surgió su devoción de la mano de su mamá Celia Cazares Benítez, luego de llegar a Rosario y hacerse la primera comunión.

En el regazo lleva una foto de su madre, mientras que su rostro irradia en todo momento la satisfacción del deber cumplido.

Sostuvo que esa misma devoción que recibió de su progenitora, la también maestra la ha enseñado a sus hijos José Ernesto, Héctor Manuel, José Armando, Sergio Octavio, Milta Guadalupe, María de los Ángeles, María Guadalupe, y que a su vez extendió a sus más de 30 nietos.

Lupita, como es cariñosamente llamada en familia, evidenció la alegría de poder presenciar el cumplimiento de la palabra empeñada, pues con 94 años pasó por un episodio delicado de salud razón por la que temió no llegar.

“Hace poquito que me vi muy grave... y me fue muy bien y yo digo que era la virgen, era lo que veníamos platicando. Yo creo que la Virgen quiso dejarme para que viniera a ver la con el vestido”, afirma.

Así como dedicó 51 años a enseñar a leer en el sur de la entidad como maestra, mencionó que también sirvió al ahora Santuario desde la agrupación denominada Acción Católica.

De igual forma, Lupita tuvo una petición especial al inscribirse como donante, que a su hijo José Ernesto García Osuna, y su esposo Ernesto García López, no les pasara al desarrollar el oficio de chofer.

“Yo quise que se hiciera el donativo porque tengo un hijo chofer y a la virgen se lo encomendé y nunca le pasó nada ni a él ni a mi marido”, manifestó.

Durante el acto del cambio de vestido, manifestó que le pediría a la venerada imagen: “Que siempre esté con nosotros y que nunca nos desampare”.

Milta Guadalupe Chávez García, nieta de Lupita, destacó que ha sido enriquecedora al haber muchas historias tras la donación de este vestido.

“Atrás de un vestido tan grandioso y maravilloso están varias historias, la de mi bisabuela, la de mi abuela que nos inculcaron la fe y la devoción por la virgen, y que por ellas y esa gran ilusión estamos aquí”, sostuvo.

Razón por la cual invitó a los fieles a vivirla, ya que reconoció que es hasta que se llena de la experiencia y se empapa de todo es cuando se dan cuenta de lo valioso que es.

Resaltó que a pesar de que muchos de los miembros radican fuera su corazón sigue siendo rosarense y en cada uno de los hogares de la familia existe una imagen de la virgen que mantiene viva la devoción.