Alfa y omega
06 noviembre 2015
"Profesión de fe de Pedro"
Pbro. J. Esteban González Lara
Hoy celebramos la profesión de fe que hace Pedro de que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo, y el anuncio de la primacía de Pedro en la Iglesia.Las palabras de Jesús: "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia", refiriéndose a Pedro, nos dan a quienes formamos la Iglesia Católica una gran ganancia de verdad, porque nosotros estamos edificados sobre Pedro, lo aceptamos y reconocemos su autoridad. No somos una Iglesia al margen de Pedro, sino que estamos con Pedro y bajo Pedro.
A). Los Católicos sostenemos que la unidad cristiana tiene su centro en Jesús. Él es la piedra fundamental y el único salvador. Sin embargo, Él ha confiado su Iglesia a Pedro, a quien puso como piedra en lugar suyo. En consecuencia, aceptar a Jesús implica aceptar su Iglesia tal y como Él la estableció. Y la Iglesia de Cristo subsiste plenamente con Pedro y con sus sucesores. Por ello, la plena unidad eclesial se alcanzará hasta que todos reconozcan la explícita voluntad del fundador de la Iglesia: que Pedro tenga la preeminencia que Jesús determinó.
La razón es sencilla: en un cuerpo, como es la Iglesia, sólo hay una cabeza; si tuviera varias cabezas sería un monstruo. Y eso es lo que lamentablemente ha acontecido: muchos han negado la exclusividad de Pedro y se han constituido cabezas de nuevas Iglesias. Con ello, se ha fragmentado el Cuerpo de Cristo, pues cada día aparecen cabezas, líderes que inventan nuevas denominaciones religiosas, que a su vez se vuelven a subdividir. Así se llegó al panorama actual. Mientras que la Iglesia Católica, en lo esencial, es una en todo el mundo, otras religiones cristianas se subdividen cada día más y más. No reconocen una sola cabeza, sino que cada quien interpreta la Biblia como él juzga que Dios le inspira, y puede fundar una nueva denominación.
B). ¿Qué tiene que ver Pedro con el Papa? Cuando Pedro murió, era Obispo de Roma. quienes lo han sucedido como Obispo de Roma, a través de toda la historia cristiana sin interrupción, es decir los Romanos Pontífices, son los sucesores de Pedro y, por tanto, ocupan su lugar, los Católicos reconozcamos que los sucesores de Pedro en la cátedra de Roma son los que ocupan el lugar que Jesucristo confió a Pedro. Pero no era eterno. Para que la Iglesia no se quedara sin cabeza a la muerte de Pedro, es lógico que Jesucristo haya querido que alguien lo sucediera, para continuar su misión al frente de la Iglesia, pues ésta debe hacerse presente en todas partes y hasta el fin del mundo, ya que "los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella".
Defendemos el lugar central del Papa en la Iglesia, como garantía de fidelidad a lo que Jesús hizo y ordenó para conservar la autenticidad del Evangelio y de la misma Iglesia. El Romano Pontífice, en efecto, es signo de unidad universal en torno a una misma fe y a unas mismas prescripciones, pues su misión es confirmar nuestra fe en Jesús, no inventar una nueva religión. Tengamos en cuenta que antes de que Jesús declarara a Pedro como la piedra sobre la cual edificaría su Iglesia, Pedro hizo una importante declaración de su fe en Jesús, reconociéndolo como "el Mesías, el hijo de Dios vivo".
Esto quiere decir que si la aceptación o el rechazo del Papa nos dividen la fe en Cristo, que es lo más importante, nos une. Y si cultivamos más nuestra fe en Jesús, ésta nos tendrá que conducir a la unidad, pues deberemos aceptar la voluntad del Señor sobre el lugar que debe ocupar Pedro en la Iglesia.
CONCLUSIÓN
Al insistir en que no se puede prescindir de Pedro y de sus sucesores, para ser fieles a la voluntad de Jesús, no hemos de dejar en segundo plano la profesión de fe que hace Pedro, y en la cual concordamos todos los cristianos: que Jesús es el Mesías, el salvador, el hijo de Dios, el Verbo Encarnado. Sólo algunas denominaciones no reconocen a Jesús como Dios y, por ello, se descalifican a sí mismos como cristianos.
Para los Católicos, no hay ningún otro salvador que Jesús. Él es el único mediador, la única verdad y vida, el único camino, la plenitud de la revelación. Reconocer lo primario: la misión del sucesor de Pedro es confirmar a sus hermanos en la fe en Cristo (Lc. 22, 32). Por ello, el Papa va por todo el mundo predicando a Jesús e invitando a otros a acercarse a él, como único salvador. Repito con frecuencia que lo importante no es que esté presente el Papa, sino que se acepte y se siga a Jesucristo.
Advirtamos, sin embargo, que el hecho de creer en Jesús como Mesías no es un mérito de Pedro, pues no se lo ha "revelado ningún hombre, sino el Padre que está en el cielo". Esto significa que la fe es un regalo que debemos pedir con humildad y constancia, para que creamos en todo el misterio de Cristo y de la Iglesia.