Alicia Montaño plasma su amor por Sinaloa en la danza

Jazmín Ballesteros
11 julio 2018

"Su historia ha estado ligada al baile regional y todavía insiste en dejar a las nuevas generaciones el baile por las tradiciones sinaloenses"

Desde 1951 ha sido parte importante de la danza en Sinaloa, creando danzas para el Estado e impartiendo clases en la sierra de Surutato.

Fue el primer aplauso recibido en el Estadio Universitario lo que movió a una pequeña alumna de la maestra Carolina Bazúa y que a partir de interpretar la danza de los Quetzales, la idea de danzar se quedó en ella, tanto que al cabo de unos años surgió una maestra de maestras: Alicia Montaño Villalobos.

Firme, apasionada y con gran amor a Sinaloa, la maestra Montaño relata para Noroeste su acercamiento a la danza y las aportaciones que le ha dado a Sinaloa.

"Los humanos estamos destinados a algo y no lo sabemos. Durante mi etapa escolar en el kinder y primaria, mis maestras me enseñaban bailes muy complejos. La maestra Rosa Andrade, nos enseñó a las alumnas un baile llamado 'La seis escocesas'. Ya en cuarto año de primaria, llega la maestra Carolina Bazúa, quién dentro de las actividades como maestra de educación física nos preparaba para bailar ante grandes publicos", recuerda, Alicia Montaño.

Como parte de las actividades escolares, la maestra Bazúa, preparaba con sus alumnos un cuadro de danzas regionales, para presentar en el Estadio Universitario.

"El vestuario de ese baile era muy llamativo, al entrar al escenario del estadio la gente ya nos estaba aplaudiendo, aún sin empezar a bailar. Ese aplauso que nos dieron sigue significando para mi ese amor que le tengo a la danza y esas ganas de aprenderla y de leer", comparte Alicia.

"Por otro lado, mi abuelo era un señor que le gustaba leer. Tenía una biblioteca muy especial y en uno de sus viajes a la Ciudad de México, trajo un libro llamado 'México: Trajes y Danzas'. Yo lo leía muy emocionada y ahí, en las ilustraciones que tenía vi la Danza de los Quetzales, aún lo conservo. El libro traía ilustraciones de diversas danzas, yo entraba a la biblioteca de mi abuelo y se las quitaba al libro. Era mi libro preferido".

Al salir de la primaria y entrar a la secundaria, la mamá de Alicia quien era maestra del kinder donde estudió, le pidió que al terminar la jornada escolar se fuera al jardín donde ella laboraba, con el objetivo que Alicia no estuviera sola. Fue en el Jardín de Niños Izaguirre Rojo donde Alicia Montaño en etapa pre adolescente, inició a instruir niñas para bailar.

"Mi mamá me pidió que le enseñara a los niños el baile que presentamos en sexto año de primaria. Sólo dos niñas lo pudieron bailar, era un baile difícil.

"La mamá de Rosa fue quien me dijo como enseñara los pasos, pues al observar a su hija dando clases podía darse una idea. Mi mamá era torpe para el baile, yo no sé de donde me salió lo bailarina; desafinada para cantar pero muy buena para la declamación y para escribir", platica Alicia.

Fue así como Doña Esther, la pianista, le dijo a la mamá de Alicia que la inscribiera en la escuela de Danza del Estado.

"Yo creo que ahí descubrieron algo en mi las maestras Rosa y Carolina porque, al casarse la maestra Rosa Andrade, me nombra a mi como su sustituta en la Escuela Josefa Ortiz de Dominguez. Así me fui enrolando en la danza y me empecé a preparar. Con mucha dificultad mi mamá aceptó que cada vacaciones me iría a Ciudad de México a estudiar Danza", asegura.

 

 

Navolato y sus jornaleros: inspiración de una danza

Llega el momento en el que Alicia le llaman para trabajar en el Instituto de Seguro Social de Navolato, para dar clases de danza. A pesar de que en ese entonces el embarazo de su hijo Édgar, estaba en riesgo, la esperaron para que se recuperara y tras su mejora, se va a Navolato.

Fue en ese salón con piso de madera para zapatear, espejos e instalaciones nuevas, donde llegaron alumnos que le darían a la maestra Montaño un motivo para crear una danza.

"Fue un alboroto, en ese salón se inscribieron alumnos de una secundaria, taxistas, doctores, meseras y entre ellos, personas que se ganaban la vida cortando tomate y caña", recuerda Alicia.

En el año 68 la maestra le promete a los jornaleros que inventaría una danza para ellos.

"Cuando yo iba y venía de Navolato, me llamaban la atención los camiones con las personas que se iban a pizcar. En un camión hombres y en otro mujeres. Yo los veía pasar y me llamaba la atención los sombreros, su vestimenta. Me di cuenta que mis alumnas trabajaban como jornaleras y les comencé a preguntar como cortaban el tomate. Me fui con ellas a ver como pizcaban. Los hombres también quisieron que los incluyera; me dijo uno "¿A nosotros no nos va a hacer baile?, vamos pa´que sepa como se corta la caña", dice Alicia.

Al ir a observar cada movimiento sutil que requiere el corte de cada tomate, ejecutado por mujeres y el proceso de quema y corte de la caña de aquellos jornaleros, la maestra selecciona las canciones que al transcurrir de los días les muestra a sus alumnos del IMSS Navolato. Una danza de tomateras y cañeros creada con base al trabajo que realizaban en el campo.

Fue en 1970 cuando se presentó el cuadro Zafra y Fiesta, en el cual se representa el trabajo de las pizcadoras de tomate y los cortadores de caña. En el cuadro se plasma la convivencia de los trabajadores y se muestra la labor que hacen para la producción de tan importante fruto y planta del Estado.

Dentro del cuadro que creó Alicia, representa el estilo de baile llamado "Chotiz", propio de los lugareños de la sierra Sinaloense.

 

 

La danza llega a transformar Surutato

A sus 80 años, Alicia Montaño se traslada a Surutato cada martes y jueves para hacer danzar a los alumnos del Centro de Estudios Justo Sierra. Pero no fue precisamente la danza la que la llevó a Surutato.

"Mi vida ha sido muy combinada entre la danza y actividades políticas, por actividades políticas me refiero la sociedad. A través de mi oratoria y gusto por la declamación, me jalaron para el PRI a realizar actividades de apoyo a comunidades", relata Alicia.

Tras muchos años de participación en el PRI, Alicia se convirtió en candidata a Diputada por Badiraguato, donde, entre sus visitas a la sierra, se encontró con Surutato donde apenas se fundaría el Centro de Estudios Justo Sierra, construido para que el pueblo no se quedara sólo tras la Operación Cóndor y su impacto, que motivó a las personas de Surutato a salir a otros pueblos.

"Cuando llegué como candidata me ligué al proyecto del Centro de estudios y estuve consiguiendo apoyos y checando que todo saliera bien. Luego de que empezara a tomar forma pues enseñamos a bailar a los niños también", platicó Montaño.

Ha sido Alicia Montaño la testigo del desarrollo y mejoras de ese Centro de Estudios, llevando no sólo la danza a los alumnos sino el apoyo y disciplina para que esos niños, continúen sus estudios y aspiren a ser buenas personas.

"Se trata de que todos de algo en la vida les sirva haber cantado, bailado o declamado. Cada año digo que será el ultimo que daré clases pero cuando el ciclo escolar está por terminarse, ya estoy pensando en qué más vamos a presentar", compartió Alicia Montaño.