Cautivan las Cartas a Josefa

Elizabeth Gámez
10 noviembre 2015

"El público aplaude la actuación de Marfa Martín, así como de Jesús Humberto Zazueta, Edna Rendón y Mario Aguilar"

CULIACÁN._Aún desde el encierro, sacó fuerzas para mantenerse firme a sus ideales. María de la Natividad Josefa Ortiz de Domínguez, una criolla sufrida pero decidida, independentista por convicción, cobró vida a través del monólogo Cartas a Josefa, que recreó la actriz Marfa Martín.
Música y poesía unida a una temática compartieron en el Centro Centenario Sinaloa de las Artes el tenor Humberto Zazueta, la soprano Edna Rendón Butchart y el concertista Mario Aguilar.
En el escenario una mesa, velas, libros, pluma antigua y la expresión reacia de Martín, también escritora, fue suficiente. El público que llenó el sitio se remontó al pasado para reencontrarse con figuras como Ignacio Allende, Juan Aldama, Miguel Hidalgo, Don Miguel El Corregidor, esposo de Doña Josefa, entre otros.
El dolor y la injusticia la llevaron a planear el movimiento independiente. Quería un pueblo libre de ataduras españolas. También las mujeres le entraban a la causa, dijo.
Vestida de negro, sellando su peinado con una corona pequeña, se presentó. Dijo que nació en Valladolid, que tuvo una hermana, María Sotero, que estudió en la capital donde conoció a don Miguel Domínguez, se enamoró y se casó con él.
Desde su encierro salió adelante gracias a las cartas, a los mensajes que éstas contenían.
Antes de dar lectura a las misivas, dijo que se tuvo que adelantar el principio de la Independencia, se había descubierto los planes del movimiento insurgente. Era octubre de 1810.
La audiencia se mantenía expectante a la recreación de la actriz, que parecía vivir aquella época, ser la Corregidora de Querétaro. La intensidad que daba a su voz era contundente. Los aplausos también eran para los intérpretes que estaban a su lado.
"Estas cartas representan verdades del movimiento", expresó sosteniendo el pergamino de Ignacio Allende, que le decía que esperaba vencer a los españoles, a quienes ella llamaba despectivamente gachupines.
Ella quería impetuosamente cambiar sus faldas por pantalones para estar ahí, en la causa de Hidalgo.
Estaba cautiva, sí, pero no pudieron encerrar su imaginación, la libertad estaba en su corazón y en su mente los principios de justicia de su pueblo.
"El grito de todos esos hombres era la lucha contra la esclavitud", señaló.
Aquella mañana del 16 de septiembre eran unos cuantos los levantados en armas; en la tarde, se habían multiplicado los valerosos insurgentes. Así empezó la lucha por la libertad.
En 1811 recibió tristes noticias, pero que no la desalentaron: Allende y Aldama fueron fusilados.
"Quiero ver a los españoles vencidos y humillados. Hidalgo, Aldama... descansen en paz. ¡El grito de libertad de 1810 es hoy el grito del silencio!".
José María Morelos y Pavón no era el hombre sanguinario y cruel que pintaban los españoles, señaló. Y sería recordado como el más aguerrido y el más valiente de todos los insurgentes.
A Vicente Guerrero lo recordó siempre honesto con su pueblo. No aceptó la oferta de los españoles si abandonaba la causa.
Por esos hombres libertadores, su honor y fortaleza, gritó ¡Viva México, Vivan los héroes que nos dieron patria y libertad!, recibiendo en respuesta el aplauso de la audiencia.
El mismo reconocimiento fue para el par de jóvenes violinistas del Isic que sellaron el evento con su actuación.


PARA SABER
El monólogo "Cartas a Josefa" se realizó como parte de las actividades del programa Súmate a los 16 Días de Activismo contra la Violencia hacia las Mujeres -que se celebra en todas las regiones del mundo desde 1991- y en beneficio de la Comunidad Terapéutica para Mujeres Farmacodependientes de Sinaloa.