Celos que matan

Héctor Guardado
14 noviembre 2015

"Conmueve la ópera "Payasos" en el Teatro Ángela Peralta"

MAZATLÁN._ Los mazatlecos tienen cada año una cita con la ópera. El mes de noviembre, el Teatro Ángela Peralta se viste con las galas y la dignidad que el género lírico le da a los foros en donde se presenta. Esta vez, después de 15 años, vuelve a la escena porteña Payasos, la ópera que hizo famoso a su autor, Ruggero Leoncavallo. 

La Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes, dirigida por Enrique Patrón de Rueda, dejó sentir el preludio de la obra, construido con los temas que definen los momentos más importantes de la ópera. 

Se sintieron los sonidos del Coro de las campanas, compases del Dueto de los amantes Nedda y Silvio, una probadita de el aria Vesti la giubba, con la que se hizo famoso en el mundo Enrico Carruso. 

El tenor Carlos Arturo Galván, que tuvo a su cargo  el papel de Canio, el dueño del circo, esposo de Nedda y que hace el payaso de la modesta compañía de actores que visita un pueblo en los años 40 del Siglo 20, se llevó la noche con su actuación. 

La potencia de su voz hizo brillar la noche mazatleca. Consiguió un memorable Payasos para Mazatlán. Su interpretación de Vesti la giubba, el aria que representa plenamente a esta obra, logró conmover al público, no sólo por los sonidos apegados a la equilibrada partitura de Leoncavallo, sino también por su capacidad para interpretar al esposo traicionado, al amor despreciado, la puñalada de la infidelidad esgrimida por la joven Nedda. 

Su pecado, ser un hombre mayor enamorado de una joven llena de vida, juzgada por sus hormonas que la lanzan en los brazos del apasionado joven Silvio. La ley de la naturaleza cumple su función e impone una realidad al abismo que la diferencia de edades pone a los esposos y teje la tragedia. 

El papel de Nedda fue cantado por la soprano guatemalteca Jessika Arévalo, que desde hace más de cinco años vive en Mazatlán, formándose en el taller de canto de Enrique Patrón de Rueda y Martha Félix. 

Su bien colocada voz llenó de matices correctos y emocionantes la partitura de la famosa ópera. Su gracia y talento para la actuación convenció al público de que ella era esa joven confundida entre la pasión, envuelta con amor y el compromiso de un matrimonio. 

El personaje de Silvio permitió al público mazatleco ser testigo de la evolución vocal de Armando Piña, que es un profesional.
La complejidad vocal de su personaje es alta. 

El barítono mazatleco despliega sus virtudes musicales durante el encuentro furtivo con su amada, una escena llena de deseo y pasión, al principio contendidos, que evolucionan a la locura del deseo al que se entregan los amantes.
Andrés Carrillo hizo a Beppe, el actor que representa en la obra de la compañía circense a Arlequín.

Teatro dentro del teatro 

Payasos es teatro dentro del teatro, en la ópera se representa lo que está sucediendo en la vida real, los dos ámbitos se confunden y el pueblo cree que ve una representación cuando en realidad están viendo una tragedia que están viviendo los personajes. 

La traspolación de las situaciones se logra con un juego bien engranado que va avanzando hacia el desenlace aceleradamente, sin permitir que el público respire, para recibir el golpe final cuando la "comedia e finita" y la muerte se apodera del escenario. 

La escenografía está resuelta de una manera ingeniosa, los focos y extensiones que se utilizan en las ferias son colocados como una obra conceptual de un museo de arte contemporáneo, consiguiendo una estética equilibrada. 

El vestuario también se integra a la armonía del conjunto y un grupo de bailarines coreografiados por Víctor Ruiz le da un constante movimiento a la escena, le quita lo plano a lo visual y consigue redondear el espectáculo, creando en la retina una fiesta en movimiento reforzada por la música y el canto, un espectáculo total.

Dedican función al Padre Rigodanza 

Antes de iniciar la función, Rafael Domínguez Kelly, representante de ex alumnos del ICO, anunció que el evento se dedicaba al Padre Xaveriano Arnaldo Rigodanza Gaianigo, que murió el 24 de noviembre de 2008, por la labor que realizó en el ámbito de la formación de varias generaciones de mazatlecos y contribuyó a la unión y formación en los valores de las familias porteñas. 

La comunidad de Padres Xaverianos en Mazatlán fue la invitada especial de la función, junto con familiares del homenajeado, que era amante de la ópera y que días antes de su repentino deceso asistió al foro mazatleco a ver el montaje de la ópera El Barbero de Sevilla.
Un aplauso pleno de los asistentes se dejó sentir cuando finalizó el audiovisual con el que se narró la vida del intelectual que fue director del ICO.