Comparte su monasterio benedictino

Nelly Sánchez
07 noviembre 2015

"La religiosa Maricarmen Bracamontes Ayón imparte una charla en el auditorio del Colegio Sinaloa"

Devolver la dignidad a las mujeres, como hijas amadas de Dios, creadas a su imagen y semejanza, ha sido una de las labores más importantes en la vida de la religiosa sinaloense Maricarmen Bracamontes Ayón, en la orden benedictina.
"Gracias por acompañarme, el 5 de febrero estaré cumpliendo 25 años de mis primeros votos y quiero compartir lo que es irnos a la vida monástica, tomar la decisión de participar en el carisma monástico", dijo en el auditorio del Colegio Sinaloa, ante un numeroso grupo de asistentes.
En su conferencia La Espiritualidad Benedictina: senderos que nos humanizan, Bracamontes Ayón recordó que en 1980 se fue de Culiacán para ingresar al monasterio, en la Ciudad de México; cuatro años después hizo sus primeros votos y en 1992 se fue a Torreón, para fundar, junto con un grupo de benedictinas, el monasterio Pan de Vida, donde su servicio es a favor de la comunidad.
Acompañada de Patricia Henry Ford, la hermana superiora recordó la historia del Monasterio Benedictino, orden fundada por San Benito (480-547), en medio de una situación mundial social trágica, pues estaba por caer el imperio romano.
"En esa época, Benito y Escolástica, su hermana gemela, dan al mundo una alternativa de vida. Al caer el imperio romano, tratan de recuperar la cultura de aquel tiempo y nacen los escritorios, copiaban a mano los libros, lo que había de cultura en aquel tiempo y tratan de conservarlo", explicó, apoyada en una serie de imágenes que mostraban frescos y pinturas de la época.
Detalló la manera cómo la orden se fue esparciendo, primero en Italia donde nació, luego en Inglaterra, Alemania, Estados Unidos y México, de donde se separó para fundar la orden benedictina en Torreón, Coahuila.
"La comunidad benedictina llegó a Torreón hace 16 años, tenemos estabilidad en nuestro compromiso, nuestro monasterio, lo que favorece la continuidad en el trabajo pastoral. Estamos en un barrio suburbano, primero rentamos, vimos si se acogía el carisma benedictino, si a la gente le ayudaba, fuimos adaptando la casa a las necesidades de las personas".
Ahí, abundó, hicieron a un lado el ministerio de la educación, que ya tenían en el DF, porque en 1992, la escuela privada se estaba convirtiendo en un mercado competitivo por exigencias empresariales, tecnológicas y los gastos eran altos y volvía a la educación necesariamente elitista.
"Y lo más determinante para esa decisión es que nos dejaba poco tiempo para la labor educativa evangelizadora. Al salir de México teníamos la intención descentralizadora, insertándonos en una colonia popular".
Desde entonces, comparten oración, tienen un grupo de oblatas (que son casadas o solteras que dan servicio), dan acompañamiento espiritual, trabajan la dignidad, desarrollo, derechos de mujeres, dan talleres de análisis de la realidad, trabajan con adolescentes y jóvenes.
"Tenemos una biblioteca que sirve a todas las mujeres de alrededor, damos sicoterapias, terapia floral de Bach y para los niños, cursos de verano, catequesis y cuentacuentos".

CONGREGACIÓN
La orden de las benedictinas se encuentran en todos los continentes, en claustros, en misiones, en obras educativas, en centros de promoción humana, en hospitales, encarnando la Palabra de Dios en sus circunstancias concretas.