ConCiencia

María Julia Hidalgo
06 noviembre 2015

"ConCiencia"

Sangre de tuna 

Todos los insectos parásitos se podrían considerar una desagradable plaga, sobre todo y en este caso para los productores del nopal.
Pero justamente uno de esos parásitos del nopal transforma el jugo de las pencas en un compuesto llamado ácido carmínico, un pigmento color rojo al que se debe el llamado nombre del color rojo carmín.
Además, al combinarse con algunos ácidos (como el jugo de limón) puede dar una gran gama de tonalidades, hasta llegar al morado.
La grana cochinilla, su nombre técnico,también conocida como cochinilla fina del nopal, es un insecto que en edad adulta y desecados, pero sólo las hembras, producen un colorante natural, que en México llegó a tener el tercer lugar de importancia económica, después del oro y la plata en la época de la Colonia.
Precisamente el nombre de grana viene de esa época, ya que algunos europeos creían que era una semilla, por su aspecto resistente y cóncavo.
Para el cultivo de la grana se requieren ambientes de invernadero, ya que en condiciones naturales el insecto siempre busca protegerse de la luz solar, de la lluvia y de algunos gusanos depredadores. El aspecto que puede apreciarse en las pencas del nopal de castilla, cuando tiene la cochinilla, es un blanquizco brillante; y una vez que las cochinillas se secan, se retiran con una cuchara para luego proceder al secado.
En el estado de Oaxaca se sigue cultivando más por tradición que por demanda, ya que cultivarla además de laborioso resulta poco atractivo, pese a que es uno de los pocos colorantes naturales usado tanto en la industria textil para lana, seda, cuero y algodón, como en la industria láctea y en la del dulce para caramelos y gomas de mascar.
Y de haber llegado a representar una importante fuente de ingresos y siendo México su país de origen, es en Perú, Chile y en España donde actualmente se han cuidado las grandes producciones.
El cultivo de la grana decayó debido a que durante la Revolución Industrial, se empezaron a producir tintes sintéticos como las anilinas, pues fueron más baratos y fáciles de producir que los colorantes naturales.
Retomó su importancia en años recientes cuando hubo demostraciones de que algunos colorantes artificiales pueden producir daños en la salud, toxicidad y tipos de alergias, por lo que se generó el nuevo interés por los colorantes naturales, oportunidad que no ha retomado México.
Las familias productoras de Oaxaca, han mencionado que el valor de un sarape pintado con cochinilla es pagado al doble por los turistas extranjeros, que el valor que puede tener uno pintado con anilinas. Pues ellos prefieren el colorante natural a pesar del alto costo, que un tinte sintético. También hay quienes, a pequeña escala, se han dedicado a exportarlo a países de Europa, donde adquiere un costo que no han logrado conseguir en México.
En el entendido de que podría presentarse la escasez de algunos productos, una buena idea sería retomar algunas costumbres ancestrales, que además podrían resultar muy benéficas para nuestra salud. En este caso recuperar un valor más del nopal, el cual ya nos da su pulpa como alimento. Uno más sería aprovechar el trabajo que hace el parásito con el jugo de su penca, llamada por nuestros ancestros: sangre de tuna.

Comentarios: mjuliaa@hotmail.com