Dedica Mario Iván Martínez su vida al teatro infantil

UNIV
07 noviembre 2015

"Espectáculos que combinan literatura, canto, oralidad, música y no a los lugares comunes, son su fórmula del éxito"

MÉXICO (UNIV)._ "El actor que sale al escenario con desdén por el público infantil se suicida", asegura Mario Iván Martínez, actor, tenor, músico y narrador, para quien la realización de obras para niños se ha convertido en su más importante proyecto de vida.
Acompañado por artistas que de profesión son músicos, diseñadores, ilustradores y escenógrafos, Martínez sube al escenario con obras que combinan literatura, canto y oralidad, con una exquisita selección musical y detalles visuales. El fin es mantener por 50 minutos o una hora la atención del público infantil.
"Con los niños nunca me relajo, no puedes perder su concentración, es como una burbujita de jabón que hay que soplar con mucho cuidado para que no se vaya. ¿Cómo hacerlo? Con textos maravillosos, con música extraordinaria, no puedes mantener la atención de ellos con lugares comunes".
Dentro de ese proyecto de vida, Martínez ha desarrollado una serie de espectáculos y, de manera paralela, la grabación de 18 discos compactos.
Martínez y el pianista Alberto RuizPrieto crearon una sociedad para propiciar espectáculos donde la propuesta musical vaya más allá de unos acordes intrascendentes.
Han hecho Cuentos de gigantes -séptimo disco en la trayectoria de Martínez; el homenaje a Mozart en 2006 con ¿Conoces a Wolfi?, luego El soldadito de plomo y Pulgarcito.
Martínez se queja de que en México lo infantil sea sinónimo de inferioridad o improvisación disculpable.
"No se ve como actuación, se ignora que si un niño se levanta del asiento y grita bravo está destilando sinceridad", dijo.
"Me indigna ir al fin de cursos de mi sobrina y que me sometan a dos horas de playback de Disney y no estoy en contra de Disney, si no que me molesta que no tengamos otras fórmulas y discrepo del oportunismo que campea en la oferta infantil, es decir sale una película y se cosechan todos los productos para aprovecharse del bolsillo del padre".

Heredero de la música y los cuentos
Antes de llegar a un escenario a los 9 años, Martínez convivía de manera natural con la música y la literatura.
El hijo de la actriz Margarita Isabel no olvida que esa mujer "creativa, antisolemne y contestataria" le contaba cuentos y le dejaba la curiosidad por saber qué pasaba con aquel niño güerito que viajaba de planeta en planeta preocupado por la rosa que había dejado atrás.
La música fue una herencia de su padre -Mario Iván Martínez Ortega-, un hombre de radio que todas las mañanas ponía discos a sus dos hijos.
A la escena, Mario Iván llegó para interpretar el personaje de Pedro, en la pieza de Prokofiev, que justamente es una de las obras que más disfruta. Después que aquella escenificación en el Centro de Convivencia Infantil de Chapultepec, partió para Londres, donde estudió cuatro años.
Inglaterra le dio una educación determinante y es hoy por hoy una cultura con la que mantiene lazos; es miembro de la Anglo Mexican Foundation, con la que trabaja para llevar y traer artistas británicos o mexicanos.
Sin embargo, fue gracias a su participación en el programa de la SEP ¿Quieres que te lo lea otra vez?, como Martínez se percató de que había química entre los niños y él, que le gustaba comunicarse con ellos y que lo escuchaban.
Luego, por invitación de Enrique Arturo Diemecke, en 1997, fue narrador de conciertos didácticos con la Orquesta Sinfónica Nacional; entonces comenzó a grabar discos con piezas como Babar el elefantito, La tortuga y la liebre, Pedro y el Lobo, Leyendas mexicanas y Canciones de Cri-Cri, entre otras.
Así empezaron a salir nuevos proyectos y discos. Ha hecho 18, pero tiene programado hasta el 25. Está en puerta uno con cuentos del mar, un segundo material con temas de Cri-Cri y otros más con más cuentos mexicanos.
ACTUARÁ EN LONDRES
En enero próximo, Mario Iván Martínez irá a Reino Unido con "Leyendas Náhuatl" para formar parte de las actividades de la exposición Moctezuma en el Museo Británico.