Disciplina, la llave del éxito
Todos queremos ser exitosos y claro que también sean exitosos nuestros hijos, pero en todo no solo haciendo negocios o trabajos impresionantes, con cuentas de banco de muchos ceros y una vida sin sobresaltos, sino principalmente como personas, como buenas personas, me viene a la mente esos futbolistas africanos salidos de barrios miserables y hoy campeones con cuentas con muchos ceros que no utilizan en comprar mansiones, aviones, autos de lujo, o vivir una vida de excesos parrandas, mujeres y drogas.
Eso es ser exitoso alcanzar un sueño servir y ayudar a su gente, darse alegre y generosamente, eso que sienten vale más que autos o aviones o mansiones. Y lo pueden lograr siempre que se sea disciplinado, la disciplina es la llave maestra, es “la disponibilidad de hacer lo que sabemos que debemos hacer, cuando debemos hacerlo, nos guste o no”. Por un lado se llaman reglas por otro metas, se necesitan las dos
Esa definición suena muy poco atractiva en tiempos en que queremos todo al instante o nos frustramos, además debe ser divertido, lindo, interesante y hasta peligroso que tenga adrenalina.
Bueno pues una parte importante de ser un buen padre es inculcar disciplina a los hijos. La disciplina es una parte necesaria de la infancia porque enseña a los niños conceptos importantes como la autoridad, el acatar normas, el autocontrol y la responsabilidad, como toda virtud se ayuda de otras y consigue más. La disciplina no tiene por qué restar espontaneidad, felicidad o alegría a nuestros hijos, quedamos en que se aprende mejor jugando.
Y jugando aprende a llevar su ropa a la lavadora y hasta ponerla a funcionar pero paso por paso, que hay horas de juego, de comer y de dormir, jugando puede guardar sus juguetes y prepararse su comida y muchas cosas más, es cuestión de esa paciencia de que hablaba la semana pasada y de hacerles un plan de acción sin pretender que salga perfecto desde la primera vez, y de paso se logra que se valen por sí mismos autónomos, no unas personas que no saben hacer nada y vive atenidas muy cómodamente.
La disciplina es una expresión de amor porque supone un gran trabajo y control personal mantener la serenidad para guiar al niño a resolver los conflictos sin agredir ni faltarle al respeto. Es también una gran responsabilidad porque el niño todavía no es capaz de controlar sus impulsos, y carece de criterio suficientemente desarrollado para decidir y responder por las consecuencias de sus actos en gran parte de las situaciones que se presentan.
Los límites le dan confianza para actuar y para relacionarse socialmente pues le permiten conocer lo que los demás aceptan y lo que no, por eso es necesario explicarle las normas y sus razones de manera breve y sencilla y claro comprobar que entendieron, debe saber exactamente qué esperamos de él, entonces necesitamos ser constantes y congruentes no de acuerdo a nuestro estado de ánimo que unas veces exige otras permite lo que trae una gran confusión.
Un niño suele aceptar las reglas si son claras, justas y razonables. Si son arbitrarias, si solo son ocurrencias o caprichos nuestros le causan enojo y rebeldía además de perdernos el respeto. No es sostenible hacer que obedezca “porque soy tu padre o madre” o “porque eres pequeño”
Si estamos enseñando al hijo a ser independiente y responsable, hay que darle la oportunidad de decidir, dentro de ciertos márgenes cuándo y cómo hacer las cosas: “cuando termine el programa”, cuando la manecilla del reloj este en este número” entre esta ropa que es la adecuada para donde vamos o para el clima, si quiere de fresa o de chocolate y no cambie sino que se atenga a lo que pidió. De esta manera sentirá que respetamos su tiempo y autonomía.
La disciplina incluye tanto castigos como recompensas. Cuando disciplina a sus hijos, está enseñándoles cuál es un buen comportamiento y cuál no es un buen comportamiento. La disciplina es importante para: Proteger a los niños de daños.
Importante aclarar el concepto de disciplina familiar y entenderlo positivamente y no como algo punitivo. En toda sociedad, familia, colegios, deben haber unas normas para poder convivir. Hoy en día decimos disciplina y lo que se entiende es consecuencias por no decir castigos, son dos cosas diferentes una es virtud y otra castigo pero si promovemos en casa la virtud no se necesitaran castigos o disciplinar, y la virtud la necesitamos también los padres
Crear y establecer un hábito bueno que se convierta en virtud nos lleva alrededor de 21 días, en esa cantidad de tiempo nuestro sistema codifica la novedad y ya no nos sentiremos con el peso del pensamiento inicial de “Uff tengo que ir al gimnasio”. Para empezar, establece hábitos fáciles de llevar a cabo como un cambio alimenticio, dormir 15 minutos antes de tu hora habitual para mejorar el sueño o incorporar alguna rutina más a tus ejercicios. Lo mejor de esto es que puedes crear la cantidad de hábitos que quieras para mejorar tu vida, lo mismo pasa con los hijos y cada logro nos reafirma, nos hace sentir bien lo que ayuda a seguir y conseguir lo que sigue paso a paso.
Seguro que escuchamos por ahí que “Padres permisivos, hijos tiranos”, Niño emperador, adolescente dictador” y es verdad.