‘El caballo dorado’, una novela que nace de la imaginación pura: Sergio Ramírez

Noroeste/Redacción
01 julio 2025

El autor sostiene una charla sobre su forma de escribir el libro con las integrantes del Club de Lectura ‘Efecto Tequila’, que coordina Élmer Mendoza, presidente del Colegio de Sinaloa

Para compartir sus impresiones sobre la novela El caballo dorado de Sergio Ramírez, las integrantes del Club de Lectura “Efecto Tequila” —coordinado por el presidente de El Colegio de Sinaloa, Élmer Mendoza— sostuvieron una charla con el autor en la sala de videoconferencias del organismo colegiado.

El caballo dorado es una novela a medio camino entre el relato de aventuras y el de enredos, una picaresca moderna. Narra el viaje desde una Europa que ya no existe hasta una Nicaragua convulsa para cumplir el sueño inverosímil de “un inventor que inventó lo que estaba ya inventado”. Es la historia de una princesa de la nobleza rural de los Cárpatos y de un peluquero escultor de caballos que creía haber inventado el carrusel.

A manera de introducción, Élmer Mendoza enfatizó en que para él leer esta novela era una regresión hacia su niñez, un retorno al universo del deseo.

“Pero de otros deseos: estamos rodeados de cosas y muchas veces no nos preguntamos cómo es que las tenemos, una de ellas son los carruseles de caballitos donde de niños todos nos subimos allí”. Por ello, resaltó los inventos que son muy importantes y que muchas veces no se toman en cuenta o pasan desapercibidos.

Por su parte, Sergio Ramírez explicó que ya una vez asentado en España —habiéndose autoexiliado por la situación de su país de origen, Nicaragua— retomó esta novela que había estado escribiendo intermitentemente.

“Quizás porque era un tema que se alejaba de lo que estaba ocurriendo en mi vida y de lo que pasaba en mi país; y yo no quería ni pretendía escribir, en ese momento, una novela que tuviera que ver con la realidad; sino irme por un camino de imaginación pura”.

Además, indicó que el personaje de la princesa es una mujer muy libre, es decir, que busca la libertad; comentó que el propósito en la construcción de sus personajes era divertirse él mismo y al que lo leyera, pero que, claro, los personajes siempre parten o se encuentran con la ideología del autor. A su vez, el autor comentó que el valor de la princesa era “enfrentarse al mundo sola”.

Entre otros aspectos señalados sobre los personajes, se comentó que cada uno cuenta con características específicas que lo hacen indistinguible ante los otros, características físicas como la princesa que tiene una férula en su pierna o estos hombres de barba abierta en dos alas al estilo de Maximiliano, o el investigador que siempre tenía la necesidad de ir al baño.

Hacia el final de la charla las integrantes del club subrayaron que el tema de la libertad trasciende incluso a la estructura en la que está escrita la novela; por ejemplo, el narrador que constantemente afirmaba que lo que contaba era mentira, así como un cambio en la forma tradicional de leer las novelas, puesto que hay en ella otro tipo de discursos o textos como un acta, manuales y citas de estudios científicos.

“Yo quería en un principio no contar una historia lineal, sino ir sumando piezas que le van dando —a quien la lee— una idea al final completa de lo que ha pasado”, respondió Sergio Ramírez.

Asimismo, mencionó que esas subnarraciones donde se decían que algunas cosas no son ciertas, son muy riesgosas, ya que esto rompe con ese contrato que se hace con el lector de que todo lo que se está contando es cierto.

“Ese tipo de procedimientos son también para hacer atractivo el libro, entrar en un juego con el lector”, agregó que armar el libro añadiendo esas piezas de cartas de amor y otros tipos de documentos y discursos, partía de la premisa de que el lector tenga un mosaico que una vez completo, tenga el carrusel armado.