El escultor de Sinaloa

Héctor Guardado
14 noviembre 2015

"Las obras del jalisciense Pedro Jiménez son ya parte del patrimonio cultural de Sinaloa, a ellas se sumará la escultura del compositor Fernando Valadés"

MAZATLÁN._ "La escultura que estoy haciendo de Fernando Valadés sintetiza lo que define al cantautor mazatleco, que es la música y su musa. El arte que él trabajó está presente en el piano y el lápiz con el que escribió sus partituras. Su inspiración estará presente en el retrato de su esposa Lucila, que fue su musa para hacer canciones como Asómate a mi alma", compartió Pedro Jiménez durante una corta visita al puerto. 

Instalado en una de las salas del Hotel Casa Lucila, casi enfrente de donde en octubre se montará su nueva obra escultórica, el artista jalisciense tiene a su lado una réplica en miniatura de la figura del cantautor sinaloense, que se sumará a las efigies de Pedro Infante y José Ángel Espinoza "Ferrusquilla" que ya se encuentran en el Paseo Olas Altas. 

Esta no será la primera obra de Pedro Jiménez en Mazatlán o en Sinaloa, entre varias otras de él la efigie más querida y emblemática del puerto, El Venadito, originalmente colocado en Olas Altas y que, después de un acto de vandalismo y su posterior rehabilitación, corona actualmente la fuente de la glorieta en que se cruzan las avenidas de los Deportes y Leonismo Internacional.

LLEGA A SINALOA
La Universidad de Guadalajara formó académicamente al escultor Pedro Jiménez, pero fue en Sinaloa donde desarrolló su experiencia y oficio, desde hace 40 años realiza trabajos para las tres ciudades principales de este Estado, Mazatlán, Culiacán y Los Mochis. 

Hace 40 años hizo su primera obra, precisamente El Venadito. 

"El recurso con el que se realizó esa obra en los años 70 del siglo pasado fue donado por una logia masónica. Yo era maestro de escultura de la Escuela de Artes y Oficios de la UAS, en Culiacán, mandé un proyecto y fue aceptado. Así comenzó mi carrera profesional y mi larga relación con los gobiernos de Sinaloa para crear obra escultórica pública", señaló. 

"Miguel Miramontes y Rafael Zamarripa fueron los maestros que marcaron mi formación en los talleres de la Universidad de Guadalajara. Cuando terminé mis estudios, la UAS me ofreció una plaza de tiempo completo para que diera clases de escultura en la Escuela de Artes y Oficios de esa institución". 

Compartió que en los años 70 la universidad estaba muy politizada y era difícil dar clases. 

"En ese tiempo, 1976 a 1979, la universidad estaba muy politizada, no había un ambiente propicio para trabajar porque era más importante la política que lo académico. Fue un momento en el que tuve que decidir entre ser escultor o maestro y me di cuenta que lo mío era trabajar con las manos, no tenía tanta vocación para la docencia", confesó.

CRECE SU OBRA
"A principios de los años 80 hice el monumento Los niños y el delfin, que se encuentra en una fuente en la entrada del Acuario Mazatlán. Francisco Labastida me abrió las puertas del estado de Sinaloa, realizó obras para Culiacán, Mazatlán y Los Mochis, en donde hice un Benito Juárez y un Lázaro Cardenas de cuatro metros y la Alegoría Infantil, un conjunto escultórico con caballos jugando con un par de niños, que fue colocada en 1992. También en esa época hice la figura de Lola Beltrán para El Rosario, ella me presentó al gobernador Francisco Labastida". 

En 1990 le encargaron Alegoría a la vida, el grupo escultórico integrado por delfines, un caracol y una pareja que se encuentra en el Paseo Claussen. 

"Francisco Labastida me pidió un delfín para Mazatlán y termine haciendo 13. No alcanzamos a colocarlas porque terminó el periodo de ese gobernador, las figuras quedaron tiradas en ese lugar hasta que llegó un presidente municipal y construyó la fuente en donde están", recordó.

SE ALEJA Y REGRESA
En el periodo de Renato Vega los trabajos relacionados con el arte y la cultura sufrieron un descalabro y los servicios del escultor no fueron requeridos en ese sexenio. 

"Tengo entendido que en el sexenio de Renato Vega Alvarado el presupuesto para las artes y la cultura en general fue reducido drásticamente y no hubo dinero para esculturas. En ese tiempo no trabajé para Sinaloa, me regresé a Jalisco y trabajé para los jesuitas en una serie de esculturas sobre San Ignacio de Loyola e hice una obra para la rotonda de los jaliscienses ilustres", comentó. 

"Sinaloa es muy importante para mi carrera, es en donde está gran parte de mi obra. Recientemente hice La Sirenita que está en la Glorieta Sánchez Taboada. En Cosalá hice la escultura de Heraclio Bernal, que está colocada en la reserva ecológica de la Universidad Autónoma de Sinaloa; también hice el retrato escultorico de Rafael Buelna para el edificio Central de la UAS y la de El Negrumo, Enrique Sánchez Alonso, cantautor originario de Culiacán, autor del himno a Culiacán, Dios no lo quiera y Corazonada".

SU ESTILO, EL REALISMO
Los trabajos del escultor Pedro Jiménez están definidos por el realismo, hace retratos fieles de los personajes que los gobiernos le mandan a hacer por encargo y sus grupos escultóricos copian animales y personas del mundo concreto.
 
"El realismo es lo mío, no tengo obras conceptuales ni estilizadas. No intento sintetizar en imágenes, soy cautivo del realismo y de la figura humana, el maestro que más admiro es Gian Lorenzo Bernini, trabajó el mármol como ninguno, creo que es el más grande escultor que hemos conocido", comentó. 

"Le quitó el peso al mármol, hizo filigrana con ese material. El Rapto de Proserpina es sublime, me hubiera gustado verlo trabajar, saber cuáles eran las herramientas con las que logró obras tan maravillosos, también Rodin es muy grande". 

Señaló que el material más difícil para trabajar es el mármol, le sigue la madera y al final el modelaje con terracota, plastilina y yeso que es la técnica que Pedro Jiménez trabaja, de ahí saca los moldes sobre los que vacía el bronce fundido. 

"Juan José Méndez es un escultor jalisciense que también admiro, también es realista. Una de sus obras más conocidas es La Patria que está colocada por Avenida México en Guadalajara, su forma de trabajar ha influido a mi trabajo", comentó. 

"Sebastián es un escultor que está de moda, hace estilizaciones, es escultura arquitectónica, decorativa, es otra vertiente de la escultura urbana. No siento que se contraponga al realismo, más bien se complementa, son dos estilos que pueden coexistir". 

Dijo que la escuela de escultura clásica llegó para quedarse y que sólo hace falta que vengan otros y que utilicen ese estilo de diferente manera. 

"El realismo es el único puente que entabla comunicación instantánea con las masas, fácilmente lo leen las personas y rápidamente lo disfrutan, en cambio lo conceptual tiene que ser explicado, a veces se necesita un experto para que lo interprete", comentó. 

"Me he dedicado a la escultura por encargo pero me gustaría hacer trabajos de autor, me gusta mucho trabajar el tema de la familia, admiro la figura del maestro Antonio López Sáenz, que representa una familia sinaloense".

ESCULTURAS EN SINALOA

MAZATLÁN
El Venadito
Alegoría a la vida
La Sirenita
Los niños y el delfin

EL ROSARIO
Lola Beltrán

COSALÁ
Heraclio Bernal
Enrique Sánchez Alonso "El Negrumo"

CULIACÁN
Rafael Buelna

LOS MOCHIS
Benito Juárez
Lázaro Cárdenas
Alegoría Infantil