El fascinante mundo de las palabras de Diana Garcidueñas
"La ganadora de la categoría Novela del Premio Binacional Valladolid a las Letras 2019 comparte sus vivencias con la escritura"
Diana Garcidueñas vive en Tonalá, una comunidad conurbada a Guadalajara, famosa por la creatividad de sus artesanos. La intensa convivencia y el vivaz intercambio de palabras entre los tonaltecas es el elemento que la ganadora del Premio Binacional Valladolid a las Letras destaca como detonador de su novela, ganadora en la edición 2019, “Antonia y la shingamadriza”.
“Las palabras siempre me han gustado mucho, las disfruto, siento sus matices, me seduce el lenguaje hablado por eso siempre aguzo el oído cuando salgo, siempre estoy escuchando, percatándome de las palabras que dicen las personas. Vivo en Tonalá y me doy cuenta que en el habla popular hay mucha poesía”, considera.
“Las personas de más de 50 años son los que me aportan más placer en sus charlas. Este libro se nutrió de muchas pláticas que escuché en las calles; es emocionante descubrir nuevos usos de las palabras en los mercados, identificar la forma de hablar, lo que les gusta, los que les pasa y como lo expresan; son experiencias que me enriquecen mucho, tanto en mi vida como en mi escritura. En la novela ‘Antonia y la shingamadriza’ hay muchas formas de hablar de los Tonaltecas”.
El jurado que eligió a la novela de Diana Garcidueñas resaltó la fluidez narrativa del texto, su sentido de humor, la actualidad y la relevancia de los temas que toca y la originalidad del lenguaje.
“En la novela ‘Antonia y la shingamadriza’ está el habla de Tonalá, cuando salgo a la calle, siempre llevó algo en que apuntar porque me encuentro palabras en los barrios, mercados y parques, son tesoros de la lengua que esta viva, siempre se está reinventando, enriqueciéndose con la creatividad y las vivencias de quien la habla; es inagotable y a cada paso por la calle, te puede sorprender y provocarte un enorme placer porque estás inmerso en ese enorme proceso que vive el lenguaje cotidianamente”, comenta.
“En algún momento di por terminada la novela para empezar a revisarla y, de repente, tenía que salir a la calle y me encontraba con una frase, una palabra que tenía que llegar a mi casa para alimentar con ellas la novela. El lenguaje es inagotable, es como un manantial del que brotan y brotan palabras que siempre nos pueden sorprender, embelesar y enriquecer nuestros textos”.
La labor de la escritura de Diana Garcidueñas siempre va acompañada de su capacidad para observar la realidad sin juzgarla, simplemente es observadora y eso le permite aprender más.
“Es muy difícil, para mí, emitir juicios sobre las personas, siempre trato de explorar las situaciones y a las personas involucradas, la vida y la energía que le ponen a la acciones, a la realidad. Las personas me causan muca sorpresa; quise retratar en está novela la vitalidad de la existencia”, amplia.
Siempre presentes,
las mujeres
Señala que su motivación para escribir esta novela tiene que ver con las mujeres, la escribió pensando en ellas y quiere que la pasen muy divertidas cuando la estén leyendo, que se rían mucho, pero que le gustaría que la leyeran sobre todo las mamás y amas de casa porque ellas casi no tienen tiempo de divertirse, sus jornadas de trabajo son muy largas y exhaustivas por su compromiso con la crianza y la sobrevivencia.
Diana Garcidueñas ganó, en 2007, la categoría de cuento infantil con el texto “Guarda secretos y otros cuentos”.
“Hace 12 años gané en la categoría de cuento infantil el Premio Valladolid a las Letras, eso fue determinante para que yo adquiriera seguridad para tener la certeza de que valía la pena seguir escribiendo”, revela.
“Nunca me he ganado una beca en Jalisco, por ejemplo, y eso puede ser frustrante para muchos escritores. Con el Premio Valladolid obtuve confianza en que hay galardones transparentes que premian a escritores que no son conocidos, pero se lo dan a la calidad”.