El nuevo paradigma de dirigir

Paúl Chávez
05 julio 2025

Las cosas ya cambiaron. Advertir los cambios antes de que lleguen vale oro, lo malo es no darse cuenta cuando ocurren ni advertir sus consecuencias actuales ni venideras.

Una nueva etapa de la historia

Los cambios que están ocurriendo están poniendo de cabeza a todos, desde la Pandemia a nuestro juicio entramos en una nueva etapa de la historia, ella nos desafió, abofeteó y sacudió el establishment mundial, bajando del pedestal a la industria farmacéutica que se ufanaba de estar muy avanzada; de pronto nos sentimos desprotegidos y no pudo impedir los millones de muertes súbitas y escaladas en el orbe.

Pero como si ésta no bastase, detrás de ella viene una nueva naturaleza de cambios que son y serán distintos a lo que hemos conocido y creemos que están rompiendo con el pasado drásticamente, como esas olas huracanadas que cambian los mapas.

Escribimos esto porque la gente no termina de advertirlo ni mucho menos entenderlo. De veras las cosas ya no serán como antes, así que anhelar el pasado es ya una quimera.

La naturaleza de los cambios

Antes de ejemplificar describimos esta naturaleza de cambios para entenderlos mejor:

- Los cambios son más imprevisibles y por lo tanto son más desconcertantes.

- Afectan a un mayor número de personas.

- Ya no suelen ser cambios aislados, los cambios locales pueden afectar a otras regiones del mundo. La guerra de Ucrania y de Irán afectó a muchos.

- Suceden de pronto y ocurren con más frecuencia. El mundo es más dinámico.

- Rompen paradigmas, lo que dificulta entenderlos, asimilarlos y responder a ellos oportunamente.

- Muy importante: echan abajo las previsiones y los supuestos que siempre se han dado por hecho y por lo tanto ni se cuestionaban. Mueven el tapete.

- No bastan las nuevas herramientas ni adquirir nuevas habilidades, se requiere una nueva mentalidad para manejarlos e integrarlos a la manera de ser.

Veamos lo local

Tomemos a Culiacán como un ejemplo de los cambios mencionados, hay una cantidad de edificaciones en construcción y terminadas que no pueden rentarse ni venderse; negocios antes rentables ya no lo son y muchos han cerrado; cambiaron los hábitos sociales; la incertidumbre sigue ¿Antes de construir se previeron cambios imprevistos? En las crisis la gente requiere nuevas soluciones.

Claro, era impredecible el secuestro del Capo a los EEUU, pero actuamos con el acostumbrado paradigma: no prever ni reducir sus impactos ni siquiera cuando empezó a pesar de que todos lo sabíamos. Saberlo no garantiza preverlo.

Nos movieron el tapete porque pensamos que nunca se iba a mover, y justo ahí está el detalle: fijarnos a la hora de planear en lo que creemos inamovible e impensable. La pandemia nos lo advirtió antes pero aun no aprendemos, seguimos operando como de costumbre. El paradigma tradicional dificulta ver la naturaleza de los nuevos cambios.

A nivel nacional

Mucha gente sigue sin saber, ni entender, ni creer en los cambios que están ocurriendo con las nuevas legislaciones aprobadas mañosamente, el país, ni tu vida será como ha sido siempre, si no lo impedimos o los EEUU lo obstaculizan.

Cuando los cambios son de gran magnitud o son impensables hay una resistencia natural a creerlos, como el vivir en una dictadura socialista a pesar de que las condiciones para hacerlo avanzan inexorablemente.

¿Qué hacer?

Reaccionar no es suficiente y planear concienzudamente del modo acostumbrado tampoco basta. ¿Entonces? Hay que comprender primero la naturaleza de estos cambios, es la diferencia entre esperar un vendaval o un huracán, las medidas son distintas.

¿Por dónde empezar?

Se requieren nuevos lentes para ver los nuevos cambios, es preciso tomar conciencia del nuevo paradigma. Al aferrarse a lo acostumbrado la industria automotriz americana y europea pierden mercado ante la avalancha de los nuevos autos chinos, ellos adaptan e innovan en menos tiempo. Su ventaja competitiva no es la tecnología: es su visión y gestión más creativa. La tecnología sigue y es dirigida por esa forma de dirigir.

El nuevo paradigma de dirigir: ser más prudentes

Lo que estamos proponiendo es que se necesita cambiar la forma de dirigir. Tampoco se trata de añadir nuevas habilidades y nuevas prácticas, es como meter vino nuevo en odres viejas.

La dirección de empresas e instituciones requiere de hábitos humanos, aquí la prudencia juega un papel decisivo literalmente. La prudencia es una forma de ser. Esta no se suple con nuevas prácticas sino con nuevas actitudes, con nuevas formas de entender, de razonar, de usar el consenso para tomar decisiones y sobre todo estar previendo y ser muy creativos. Los nuevos problemas requieren nuevas soluciones.

Antes de la pandemia se le ocurrió a alguien una idea traviesa “qué tal si ocurriese algo que nos impidiese salir de casa por un tiempo”, la consideraron y al implementarla pudieron en la pandemia dirigir la empresa desde casa.

La prudencia es indispensable para quien gobierna y dirige, viene de pro-videre, de ver antes, quien prevé y provee vale mucho y quienes son creativos ganan más.