El Octavo Día
10 noviembre 2015
"Los más grandes libros de viaje"
Dos de los más famosos autores de libros de viajes no lo hacían por gusto. De hecho, uno de ellos era sumamente sedentario y parece ser que nunca piso la tierra firme del continente europeo. El otro le dio media vuelta al mundo y lo que le interesaba el dinero, aunque nunca lo dijo en ninguna parte del texto.Los viajes de Gulliver -se nos olvida a veces o no nos damos cuenta- es un texto satírico, lleno de indirectas, donde el clérigo Jonathan Swift se burla de sus contemporáneos. Liliput es una versión en almácigo de la Inglaterra de Jorge I y Blefuscu, el reino vecino rival, una parodia de Francia.
En las versiones para niños y jóvenes casi nunca nos dicen cuál es el motivo de la guerra entre Liliput y Blefuscu: el conflicto nace porque en un reino se opina que los huevos tibios deben cascarse por el lado más angosto, mientras que en el otro sostienen que debe de hacerse por el lado más grueso... eso provoca una serie de debates filosóficos y políticos sobre tan trascendental asunto y una guerra frontal a muerte.
Tampoco las películas que he visto sobre Gulliver mencionan este detalle, que es el punto nodal de la trama. Para burlarse de su propio País sin meterse en líos, el autor inventó un País enano donde acontecían cosas similares.
Parece ser que este asunto de los huevos en realidad es una metáfora de las guerras de religión que por décadas ensangrentaron a ambos reinos, los cuales creían en un mismo Dios, pero nunca se pusieron de acuerdo en el modo correcto de adorarlo.
Swift fue un sacerdote peculiar; secretario de un lord, vivió un breve tiempo en Inglaterra y pasó buena parte de su vida en Dublín y, aparte, sirviendo en parroquias ubicadas a pocos kilómetros de la ciudad. En una de ellas sólo tenía 15 miembros y eso le permitió dedicarse a cultivar su jardín y reconstruir la vicaría. Cuando murió, dejó buena parte de su dinero a los pobres y destinó otra parte para la construcción de un manicomio.
Otro detalle que casi no aparece en las versiones destinadas al público masivo es la obsesión de Swift por describir las funciones del cuerpo humano en acción. No voy a echar a perder el desayuno de los lectores con descripciones; básteme añadir que hay un incendio en el palacio de Liliput que Gulliver apaga de manera inmediata y sin pudor... Otros libros de Swift también nos hacen sonreír y voltear la cabeza a otro lado con comentarios similares.
Por el contrario, Los viajes de Marco Polo es un viaje bastante aburrido. Polo no emprendió el viaje para contar sus experiencias y ni siquiera describe con detalle los países que atraviesa. Es un libro de mercaderes de Venecia hecho para otros mercaderes y contiene lista de productos, rutas de caravana, donde comprar provisiones, noticias de bandidos y distancias entre regiones. Por eso ni siquiera menciona la Gran Muralla China.
A fin de cuenta, Polo no fue un intrépido romántico, sino el hijo de un comerciante pragmático que emprendió un riesgo calculado. La razón de su viaje fue la ganancia. Su padre y su tío conocían el camino y, saliendo de Armenia, el recorrido se volvía más sencillo porque los mongoles mantenían una red de caravanserrallos y albergues, así como un gran respeto a los salvoconductos.
El escritor William Dalrymple, que hizo el mismo recorrido de Marco Polo hace unos pocos años, dice que quizás era más seguro viajar por Asia durante la "pax mongólica" que por la convulsionada Europa medieval de los mercaderes Polo.
Ellos jugaron fuerte al momento de separarse de los dos frailes que iban con la intención de convertir al cristianismo al Gran Kan. La misión diplomática entonces se volvió negocio, una apuesta calculada que les salió bien... y muy bien.
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