El Octavo Día: Robinson Crusoe: 300 años
"En su columna el escritor habla sobre el primer personaje de novela inglesa, reconocido en todo el mudo"
Robison Crusoe surgió de un nombre que Daniel Defoe copió de una tumba, en donde estuvo escondido un día entero, huyendo de una persecución política.
Como Juan Rulfo, también sacaba nombres de personajes de los panteones. Crusoe, que en la novela afirma que es un derivado de Kreutzer, se volvió el primer personaje de novela inglesa, reconocido en todo el mudo y luego del cine de aventuras.
En México se filmaron tres películas con el tema de Robinson Crusoe: una para niños, de Hugo Stiglitz, y otra con TinTan, Tintansoe Crusoe.
La buena es la de don Luis Buñuel. Filmada en San José Purúa, Michoacán, en un balneario a donde a él le gustaba ir a trabajar sus guiones con Luis Alcoriza, ayudante suyo de años.
El amigo Luis Antonio Martínez Peña me dice que cuando estudió economía, algunos profesores realzaban la producción como un hecho de relaciones e intercambio social. Sin embargo, él se imaginaba a Robinson ordeñando cabras, cortando leña, llevando un diario y su arsenal de herramientas y armas en la soledad tropical de su isla.
Hay algo de eso. De hecho, Defoe estaba en la ruina, mientras esa novela y cuidaba cada centavo y cada clavo de su casa como Robinson.
No es tan desquiciada esa idea de la metáfora del capitalismo y el rollo británico de creer que la gente a la que le va bien económicamente es porque está bendecida por Dios, algo que El libro de Job trató de demostrar en contra, al parecer inútilmente.
“Todo el espíritu anglosajón está en Robinson Crusoe: la independencia viril, la crueldad inconsciente, la persistencia, la inteligencia lenta, pero eficiente…”, escribió James Joyce en el Siglo 20.
Inspirado en Alexander Selkirk, el 25 de abril de 1719, Daniel Defoe publicó la historia de este marino, castigado en una isla.
“Marooned” era la palabra para esos marinos varados, según aprendimos luego en “La isla del Tesoro”, de Robert Louis Stevenson.
Símbolo del colonialismo británico, Robinson se convirtió en un modelo de la novela de aventuras y en inspiración para Hollywood.
La fecha y el lugar de su nacimiento son inciertos. Su padre, James Foe, como miembro del gremio de carniceros (The Worshipful Company of Butchers), se dedicaba al oficio de cerero, usando la grasa animal como material para la creación de cera para velas o usos médicos.
Daniel añadiría más tarde el aristocrático “De” a su nombre y en ciertas ocasiones afirmaría descender de la familia De Beau Faux. Y toda la vida se la pasó huyendo de acreedores.
Otro gran personaje que se encarnó gracias a una visita a un panteón es Scrooge, el Grinch navideño de Charles Dickens. El nombre procede de una lápida que Dickens vio durante una visita a Edimburgo.
La tumba era de un tal Ebenezer Lennox Scroggie, que trabajaba como comerciante de maíz; Dickens leyó mal y confundió “mealman” -comerciante de comida- por “mean man” -hombre avaro-.
En fin, la verdadera inspiración surge de sitios inesperados y su huella nos puede durar hasta 300 años y más.