En el periodismo de García Márquez, la sorpresa es esencial, asegura el escritor Juan Villoro

Nelly Sánchez
25 febrero 2021

"El autor mexicano imparte el taller De la crónica a la ficción, organizado por la Casa Estudio Gabriel García Márquez, en coordinación con la Universidad Veracruzana y la Universidad Autónoma de Nuevo León"

En la narrativa de ficción de Gabriel García Márquez predomina la ilusión de que lo que cuenta es algo que ya sucedió, se recuerda y se conoce de diferentes maneras, pero en el periodismo lo esencial es la sorpresa, aseguró el escritor Juan Villoro.

Durante la cuarta sesión del taller De la crónica a la ficción, organizado por la Casa Estudio Gabriel García Márquez, en coordinación con la Universidad Veracruzana y la Universidad Autónoma de Nuevo León, el autor mexicano destacó que cada texto periodístico es un descubrimiento.

"Para narrar de esa manera, su trato narrativo, la materia a ficcionar, debe presentarla como algo que ya se sabía y se rememora. Pero en el Gabriel García Márquez periodista, no se escribe para conocerlo, la sorpresa es esencial, el autor tiene que descubrir algo que solamente va a conocer porque lo investiga", apuntó.

"Son dos maneras de acercarse a la realidad, como novelista, cuentista y guionista de cine no es experimental ni vanguardista, pero como periodista es sumamente innovador, es única la forma en cómo logra convertir minucias de la vida diaria en algo sorprendente".

Periodismo de tentación

Esta vez desde el que fuera el despacho de Gabriel García Márquez, que en su momento el Nobel colombiano bautizó como "La cueva de la mafia", en alusión al bar de barranquilla al que acudía y a la "mafia" intelectual y que ahora se le conoce como "La cueva de la magia", Villoro llevó a cabo la cuarta sesión del taller que se transmite en vivo y de manera gratuita a través de Youtube y Facebook Live.

Abordó el tránsito del periodista que escribía lo que se llamaba periodismo de tentación, aquel que no tiene nada que ver con las notas de primera plana, sino el que se puede leer por casualidad y atrapa por la calidad de la escritura, y su narrativa.

Juan Villoro recordó la columna La Jirafa que escribió en el periódico El Heraldo entre 1950 y 1952 y los textos costeños, plasmados en los periódicos de Barranquilla y Cartagena de Indias.

Pero hubo un cambio fundamental en su vida, cuando en 1954 se trasladó a Bogotá, ciudad a la que era renuente porque es fría y lluviosa, pero fue animado por Álvaro Mutis, quien lo convenció para que continuara su formación como periodista y le dio trabajo bien remunerado.

Con sus crónicas, aseguró Villoro, García Márquez hace sentir a los lectores que la realidad no está en los hechos mismos sino en la manera de mirarlos, en el punto de vista del narrador que cambia los hechos.

Recordó un suceso evidente en las crónicas No era una vaca cualquiera, que trata de una vaca se planta en el centro de la ciudad e interrumpe la vida.

"Ese es un hecho, pero la interpretación de García Márquez más allá y nos dice 'Era un martes que de pronto se convirtió en domingo, la realidad está de vacaciones, de asueto y todo cambia'. Es decir, la mirada, la interpretación transforman la realidad. Interroga la realidad y al hacerlo comprueba que vale la pena porque es más significativa al narrarla de ese modo".

Historias sencillas, elementos insólitos

El análisis de ese texto, permite establecer los elementos narrativos que empleaba y la manera en que los usaba dentro del relato, lo que evidencia el estilo propio del colombiano que, a decir de Villoro, utiliza esquemas narrativos que marcan una línea casi invisible entre periodismo y literatura.

"Esos recursos reaparecen muchos años más tarde en el cuento El ahogado más hermoso del mundo, del libro de cuentos La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada, cuando dice: 'Tenía cara de llamarse Esteban'. Este absurdo no es algo que nos aleja de la realidad, sino que nos permite entenderla de otro modo".

En El Espectador, recordó, buscó un tono distinto, aunque también escribe como los textos costeños.

Señaló que El asno en el circo, publicado en Entre cachacos, trata de un hombre de 74 años al que le roban su burro y que fue localizado en el circo, para ser carne de leones.

"Como periodista, García Márquez pregunta cuánto cuesta el burro y descubre que el tigre cuesta 500 veces más y eso explica que los leones puedan comerse a los burros. Es una alegoría de un mundo donde los que aparentemente valen más se comen a los que aparentemente valen menos", destacó.

"Y lo más interesante del texto es que García Márquez recrea lo que don Sebastián pudo haber sentido cuando perdió a su burro, algo que solamente se puede suponer y es subjetivo".

En ese texto, agregó, escribió una frase que revela el método que usa en su escritura: Las más sencillas historias humanas suelen estar construidas con elementos insólitos.

"El tránsito que va de la crónica a la ficción es el que va de lo comprobable a lo posible, y en la nota El asno en el circo se funden ambas cosas, lo comprobable con lo posible, sabemos la historia de don Sebastián que pierde un burro, lo encuentran en un circo, lo que vale el burro, y posible es lo que sintió el personaje", subrayó.

"Se trata de dos modos de ver la realidad, lo comprobable y lo posible, que utiliza muchas veces en textos de ficción y de no ficción".

 

El TALLER

Gabriel García Márquez, De la crónica a la ficción se transmite en vivo los miércoles, en la página oficial de Facebook de la Casa Estudio Cien años de Soledad.