En la penumbra de Cuetzalan

UNIV
09 noviembre 2015

"El patriarca de una comunidad indígena de Puebla narra sus leyendas"

MÉXICO (UNIV)._ El lamento de una mujer se escapa entre helechos, cañaverales y plantaciones de café. No es una leyenda. Esta vez el grupo, de 10 personas, lo ha escuchado. Sí, es La Llorona. El guía dice que no existe el popular grito de "¡Ay mis hijos!".
Caminan media hora entre la sierra. Van a la caverna Tlalocan. Ahí los espera con una fogata el tatiasca, patriarca y sabio de las comunidades indígenas que habitan Cuetzalan, Puebla.
Todos escuchan la explicación sobre la pintura rupestre que está en el Tlalocan. Las figuras son de un hombre con cuernos, un lobo y un quetzal.
El tatiasca dice que el mensaje de esa pintura, creada hace 2 mil años, no puede ser revelado hasta 2012. Sólo indica que el hombre debe acercarse más a la madre naturaleza, y para esto les da a beber yolixpa (aguardiente fermentado con 14 hierbas curativas) y café que prepara su mujer al instante. Exploran la caverna y al salir todos deben decir: "ya vámonos", así se evita que el espíritu de las personas quede atrapado en la caverna.
Entrados en calor y mientras la neblina sigue descendiendo, se marchan al Valle de Piedras Encimadas, que no es igual al de Zacatlán, otra región serrana.
Llegar les toma 15 minutos. Se ayudan de lámparas y bastones para no tropezar con alguna roca o para no perderse un armadillo, tlacuache o mapache que ande merodeando la zona.
En un terreno de casi 2 kilómetros de diámetro están las formaciones rocosas. Éstas pueden semejar un animal o el rostro de una persona.
Los antepasados las utilizaban como bardas para proteger sus hogares. Alcanzan una altura promedio de cinco metros. Hay más de 200 estructuras.
Por aquí se encuentran grutas con ríos subterráneos.
Hay quienes juran que de pronto escucharon el lamento de La Llorona. Los más escépticos suponen que es el viento que sopla con fuerza al caer la noche, después de todo no han visto ni la sombra de aquella mujer.
El tatiasca conduce al grupo a hacia la iglesia de San Andrés Chicuilan. En el atrio del recinto se cuenta la leyenda de los nahuales, esos espíritus protectores de las personas, representados por animales.
El guía indígena, a partir de la fecha de nacimiento, indica a cada integrante del grupo cuál será su nahual para toda la vida.
Después, un sendero cobijado por plantaciones de maíz y frijol los lleva hasta las cascadas.
Las Leanas y El Salto son las más imponentes, de 15 y 30 metros de altura. Aquí la leyenda cuenta que entre la vegetación y los árboles sande grado (de savia roja) se esconden duendes. Es por eso que las ramas más delgadas y largas están trenzadas, pues son estas criaturas las que las utilizan como columpios y así poder jugar.
El patriarca platica que su encuentro con duendes fue de niño. Mientras recolectaba café vio la sombra de un niñito de 3 años aproximadamente que corría entre los cafetales. Su encuentro fugaz le dejó una trenza tejida en su cabello. Por eso, antes de terminar la velada y regresar al pueblo, todos deben mirarse el cabello.

La guía
*Precio: 290 pesos por persona.
Incluye merienda, guías y equipo de iluminación.
Duración: 4 horas.
* Quién te lleva: Deportivo Extremo Cuetzalan www.deportivoextremo-.cuetzalan.net