Eros en la literatura

Nelly Sánchez
10 noviembre 2015

"Luisa Valenzuela e Inés Arredondo abren camino en la narrativa erótica desde el punto de vista de las mujeres, asegura la académica Dina Grijalva"

Aunque eros ha inspirado a grandes poetas y escritores, no fue sino hasta los años 60 que autoras mujeres empezaron a manifestar en su literatura el deseo femenino.
La académica Dina Grijalva menciona a dos: la argentina Luisa Valenzuela y la mexicana Inés Arredondo.
"Luisa Valenzuela tiene unos cuentos eróticos desde los años 60, Inés Arredondo publicó La señal en el 65 y La sunamita en el 61. Ellas son las escritoras que abren camino", dice.
El erotismo manifestado en la escritura es tan antiguo como la literatura misma, asegura Grijalva, pero predominaban los autores hombres, éste había sido narrado desde la perspectiva masculina.
En poesía sí hubo mujeres que escribieran poemas eróticos, como Alfonsina Storni, Delmira Agustini y Juana de Ibarbourou a principios del siglo 20. Pero fue hasta la década de los 60, cuando se empezó en cuentos y novelas.
El interés de documentarlo, se dio en Grijalva cuando leyó el ensayo Que sepa abrir la puerta, de Julio Cortázar, publicado en 1969, donde el escritor argentino se duele de que no haya una tradición de escritura erótica en nuestra lengua.
"Él se refiere a la escritura general, tanto de hombres como mujeres, dice que en la literatura francesa como la inglesa, hay textos de un erotismo muy elaborado desde los siglos 17, 18, 19 y 20. En cambio en nuestra lengua, ya avanzada la década de los 60 y no había una tradición erótica".
Autora de los libros Eldorado, evocación y mito en la narrativa de Inés Arredondo y Eros: juego, poder y muerte, el erotismo femenino en la narrativa de Luisa Valenzuela, se dio cuenta de que en los tiempos de Cortázar, autores como Lezama Lima, Carlos Fuentes, Vargas Llosa, buscaban un verbo erótico al igual que Valenzuela y Arredondo.
¿Por qué no se abordaba antes? Grijalva cita a Cortázar cuando lo atribuye a la tradición española, cuando Obispos y curas limitaron el verbo erótico y fueron los escritores del boom, los que empezaron un movimiento literario muy fuerte en América Latina.
Como Luisa e Inés sólo tenían el modelo masculino para empezar a escribir, tuvieron que reelaborarlo hasta prácticamente crear un nuevo canon de narrativa erótica desde la perspectiva femenina.
"Esa reelaboración va desde los temas, hasta las palabras. La narrativa erótica masculina describe el cuerpo femenino y las mujeres empiezan a hace descripciones del cuerpo masculino y el deseo femenino", apunta.
"En perspectiva masculina, el objeto del deseo es la mujer, mujeres jóvenes que no son madres, ni trabajan, y las mujeres escritoras introducen temas como el deseo y el placer de la mujer anciana".
En el cuento Sombra entre sombras, de Inés Arredondo, explica Grijalva, una mujer de 72 años confiesa que goza.
Y así comienzan temas que no se había abordado, como el placer y deseo de la mujer embarazada, de la mujer madre, que no entraban en la erótica masculina.
"Actualmente entran temas impensables, todavía Luisa e Inés escriben un erotismo de mujer, el objeto deseado son hombres, pero luego se incorporan nuevos temas, tenemos narradoras como Cristina Perirrosi, que actualmente entra toda una vertiente del erotismo en el que el ser deseante es una mujer y el objeto de deseo es mujer", señala.
"Esto entra en la modernidad, como lo electrónico, textos con citas amorosas o eróticas se hacen en el chat, por medios electrónicos, parejas que no se conocen se citan".
En los años 80 hay un boom y son más las autoras que escriben en este sentido. Tununa Mercado, de Argentina; Margo Glantz y Eve Gil, de México; Ana Lidia Vega y Rosario Ferrei, de Puerto Rico y luego vienen Gioconda Belli, de Nicaragua; Zoé Valdez y Mirta Yanes, de Cuba.
Ahora, dice, es más la narrativa erótica femenina, pero aún quiere explorarla desde el punto de vista académico.
"Quiero abordar estos nuevos temas que están incorporando, lo que me interesa mucho es cómo se va creando una erótica del verbo con estas escritoras que ya tienen un canon al cual inscribirse y que ya no son sólo los modelos masculinos. Ellas tienen la ventaja de un canon anterior y ya es una lengua más acorde al erotismo".
Las autoras con las que quiere continuar esta línea de estudio son mexicanas y entre ellas se encuentran Margo Glantz, Eve Gil y Ernestina Yépiz, de Sinaloa.

EL TOP
El top cinco de la literatura erótica femenina para dina Grijalba es el siguiente:

Inés Arredondo: Estío, Sombra entre sombras, Las mariposas nocturnas, Mariana y El membrillo.
Luisa Valenzuela: La travesía (novela).
Tununa Mercado: Canon de alcoba (cuentos).
Reyna Roffé: La rompiente.
Antologías: Atrapadas en la cama, de escritoras mexicanas, y Venus de papel (cuentos eróticos argentinos).