EXPRESIONES DE LA CIUDAD: El periodismo cultural que ya se fue

Julio Bernal
21 mayo 2020

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Hace poco dispuse cierto momento para llamar a amistades que no he visto desde el encierro por la pandemia, entre ellas a Azucena Manjarrez. Y juro por lo más bendito que hablamos lo correspondiente como a tres días. Sin parar. De esas cosas que hasta el aliento llegó a faltarnos, por aquella retahíla sin suspiro. Pero siempre han sido llamadas de provecho, como la idea que trae de que nos juntemos los sobrevivientes de aquel periodismo cultural, ahora casi extinto, que llenaba planas en al menos dos rotativos de la localidad. Pero no para juntarnos nada más para el hola, cómo te ha ido y córrele porque te pego, sino para hacer un recuento, cada quién con su cada cual, de lo que hemos escrito y que consideremos relevante como para armar un libro.

Santo Cristo, en un libro, por esta época de escasa lectura y con una pobreza editorial institucional espantosa, salvo la línea de la UAS.

Y menciono a la UAS, porque en la charla salió a relucir el nombre de Papik Ramírez Bernal, director del Instituto Sinaloense de Cultura, como posible impulsor de la producción editorial; pero a ciencia cierta, yo no sé si el Isic ya terminó de pagar los tornillos perdidos de cuando se desarmó la chatarra de su estructura financiera, que volvió un caos a una gestión que contaba con el apoyo externo.

Pero quiero aclarar, y aclaro, que no salvo a la UAS en esto de las líneas editoriales institucionales, nada más porque yo trabajo allí, sino porque en realidad ha sido magnífica su producción desde la primera administración del rector Juan Eulogio Guerra Liera, y que continúa en este su segundo periodo, incluida la visión intelectual y literaria de su directora, Ilda Elizabeth Moreno Rojas, quien en su momento me hizo llegar valiosos ejemplares.

 Volviendo a la época de aquel periodismo cultural que ya casi se fue, Noroeste fue sensacional con su plana: enorme, a color y con un diseño formidable. Supone Azucena que Adriana Castro, la editora que dejó media vida en este rotativo, podría proveer contenidos muy valiosos, como para releerlos en un libro. Podría hablarse de Martín Amaral, pero a él, en su momento, le hicieron su producción editorial. También se piensa en Roxana Vivanco. Y en Nelly Sánchez.

 Por El Sol de Sinaloa, se cuenta la inestimable pluma de Ulises Cisneros, quien con su columna Las Alas del Caballo registró toda una época del periodismo cultural. Por supuesto que no hay que olvidar a Carmen Aída Guerra Miguel; y yo mismo soy parte de la historia de El Sol de Sinaloa.

De El Debate de Culiacán, imposible dejar de lado a Benigno Aispuro, tan pródigo con sus crónicas. También estuve en ese periódico, donde escribí columnas de escándalo, como aquella que se llamó ‘La Iglesia Católica de luto y el obispo Rojas Mena de fiesta’; o la secuencia de ‘Difocur: cuna de lobos’, hacia la época en que Sigfrido Bañuelos era el director. Habría que saber algo de lo que escribió Graciela Gaxiola, una de las últimas plumas de la cultura en este medio, y quien se nos adelantó en el camino, en la floración de su hermosa juventud.

Creo que no es descabellada la idea de Azucena, porque hubo una vez, en una época y con editores interesados, en que se dio un periodismo cultural del que apenas quedan débiles dejos, quizá porque digan que no vende. ¿Qué opinan? Escríbanme: contacto@al100xsinaloa.com