Familia
08 noviembre 2015
"¡No estés solo!"
Lucy Garza de Llaguno
No es fácil hablar de soledad. Hasta 1969, el tema de la soledad no se mencionaba en los libros de sicología o siquiatría. Sin embargo, los Beatles cantaban a su Lonely Heart; Kafka, en Metamorfosis, nos contaba de Gregorio, un personaje tan solitario que termina por convertirse en insecto; y Van Gogh aunque insistía en pintar su autorretrato se sentía ignorado.Vivimos rodeados de personas, por lo que muy pocos están físicamente solos. Sin embargo, a pesar de eso muchos experimentamos una soledad existencial real. Las grandes ciudades hospedan a muchos que tratan de esconder su soledad en el activismo de las compras, el ejercicio, los compromisos y el trabajo, ambientados por el timbre de un celular, la música o la televisión encendida.
¿Tenemos miedo de enfrentarnos con nuestra soledad?
Muchos músicos, escritores y pintores con su gran sensibilidad alzan su voz e insisten en retomar una y otra vez el tema de la soledad, pues consideran que es una de las problemáticas que más angustia al hombre.
CATÁLOGO DE SOLEDADES
Existen parejas con corazones cercanos que se encuentran separadas por las distancias que imponen los trabajos de la globalización; padres alejados de sus chiquitos por pleitos de adultos; adolescentes que rodeados de amigos se aíslan sumergiéndose en el universo privado de sus IPods; y personas que sin razón aparente están separadas por una extraña adicción a la soledad.
También están los hombres y mujeres con agendas llenas de compromisos que a pesar de sus reuniones sociales, de trabajo y de familia se sienten como si estuvieran a miles de kilómetros de las personas con quienes interactúan en su vida.
¿Más soledad? Millones de parejas que conviven diariamente y sin embargo, viven un divorcio emocional. Ni hablar de la viuda, el anciano o la niña olvidada. Imposible catalogar la soledad humana que nos sorprende con sus creativas presentaciones.
LA TENTACIÓN
Tanta soledad y ¡tanta necesidad de convivir! ¿Cómo conciliarlas?
En el fondo se tiene que entender que la filosofía de la postmodernidad nos presenta al individualismo como un estado ideal. Sin darnos cuenta, la tecnología nos invita a una peligrosa soledad que se oculta en mi computadora, mi teléfono, mi IPod, mi videojuego, mi carro, mi televisión, mi agenda electrónica
La corriente individualista engrandece el YO, que inquieto trata de buscar su beneficio: ¿qué gano?, ¿qué pierdo?, ¿me conviene?
Un YO tan preocupado por conseguir "todo lo que necesita" (o que cree necesitar), que se estaciona en el centro de sí mismo. ¿Con buenos resulta? ¿Se es feliz en la individualidad?
Hay una corriente interna quizá débil, pero viva, que nos llama a la vida comunitaria, a la interdependencia. Nos llama esta gran necesidad humana que nos impulsa a buscar a otros que alegran, retan y llenan de amor nuestra existencia. Esta corriente responde a las interrogantes que dan sentido a la vida: ¿qué puedo hacer por ti? ¿Cómo puedo participar en el mundo?
EL ANTÍDOTO: ENCUÉNTRATE EN TU SOLEDAD
¿Cómo escapar de la soledad si así fuimos creados? Nacemos y morimos solos. Pero, ¿necesito estar solo o necesito vivir en comunidad?
"En la mayoría de nosotros hay a la vez un espíritu de comunidad y un espíritu de soledad, y a veces parecen estar en pugna el uno con el otro" nos explica Thomas Moore, escritor y psicoterapeuta norteamericano.
Las grandes religiones del mundo coinciden que estar solo reordena los pensamientos y abre posibilidades. El meditar, la contemplación, la repetición de oraciones, los sonidos simples y profundos, la respiración concentrada, el silencio, son todos espacios que nos ayudan a separarnos por unos minutos de la actividad que detiene el pensamiento creativo cargado de un sinfín de posibilidades.
CONÉCTATE
Todos, solitarios o no, deseamos conectarnos con otros, pero muchos, tenemos miedo de hacerlo. Creemos que seremos rechazados, heridos o juzgados. Así, decidimos vivir encerrados en una armadura de hierro que nos protege de los terribles prójimos. Está armadura metálica puede tomar la forma de una atrayente computadora, una agenda llena o trabajos absorbentes.
Si bien la tecnología nos proporciona herramientas para estar cerca cuando no lo estamos, también funciona como un filtro que no enseña la totalidad de nuestro sentir. Sólo basta darse cuenta que sólo el 30 por ciento de la comunicación se hace con las palabras, el 70 por ciento restante se hace por medio del lenguaje no verbal, esto es, el lenguaje del cuerpo que comunica con los gestos, la mirada, la postura, la apariencia y la expresión. ¿Cómo trasmitir el ceño fruncido, los ojos llorosos, la sonrisa, el sudor, los brazos abiertos o una palmada? ¿Cómo reenviar un abrazo que corte la respiración?
Somos mucho más arquitectos de nuestra propia vida de lo que nos imaginamos, el miedo, consciente o no, de comunicarnos profundamente con otros bloquea relaciones íntimas. Resultado: la soledad en compañía.
Sentirnos solos no es un mal de moda, la soledad es un llamado desde nuestra esencia más profunda que nos recuerda nuestra condición humana. Nos recuerda que nacemos solos pero que "no es bueno que estemos solos".
La tentación de atacar la soledad con actividades vacías no es la solución, la solución que resuelve la angustia de la soledad se resuelve al enfrentarnos a nosotros mismos procurándonos tiempos tranquilos de soledad.
El antídoto es encontrar un espacio interior en donde reordenemos nuestros pensamientos y dejemos abiertas las posibilidades que nos ofrece la vida.
Cargados de nuevas ideas y paz activamos nuestras fuerzas para ser equipo en el mundo. ¡Conéctate!
COMUNÍCATE DESDE LEJOS
1. Aprovecha tus valiosos momentos de soledad. Ahora mismo, el trayecto de tu vuelo es un momento donde el tiempo se detiene y lo posees. Estás atrapado por una hora, dos, cuatro ¿puedes concentrarte en tu soledad? ¡Anímate! Habrás tenido un vuelo provechoso.
2. Busca momentos de soledad: caminatas, natación, meditación. Permite que tus pensamientos fluyan, no te detengas en solucionar o enumerar pendientes, sólo trata de ESTAR.
3. Apóyate en la tecnología: utilízala a tu favor. Llama a casa, envía una foto a tu hija, escribe una nota a tu pareja, hazles saber que aunque lejos, tu pensamiento está con ellos. Si se hace desde el corazón, es una caricia para el otro; si no, se convierte en una acción utilitarista del yo. Recuerda que los mensajes no sinceros se delatan solos y crean desconfianza.
4. No suplas la comunicación cara a cara por la de la tecnología. Anímate a hablar con autenticidad a quienes les tengas confianza. Existen muchos niveles de intimidad, elige tus amistades profundas.
5. No es lo mismo estar solo que sentirte solo. Después de pasar un tiempo contigo mismo y construirte en tu soledad, cierra el círculo y conéctate con los otros y con tu mundo. Intégrate al equipo de la humanidad. ¡No estás solo!
* La autora es licenciada en Lengua Inglesa con Maestría en Ciencia de la Familia. Es consultora en Humanae, centro de orientación y formación familiar. Correo electrónico: dffac@prodigy.net.mx