Hogares, ¿o casas de asistencia?
06 noviembre 2015
"Hogares, ¿o casas de asistencia?"
Alfredo Pallares
¿Vives en un hogar, o en una casa de asistencia? Con alguna frecuencia se suelen confundir estos dos conceptos, y esto ocurre cuando los miembros de la familia pierden de vista que, ser familia y vivir como familia, entraña también responsabilidades en el estilo de vida dentro del hogar.Lo que caracteriza el estilo de vida hogareño es la calidez del trato entre quienes lo habitan, y la calidez se siente y se nota en la amabilidad de unos para con otros y en el cuidado que cada uno pone en mantener la limpieza y el orden de todo lo que hay en la casa.
Se aspira sólo a vivir en una casa habitación, cuando quienes en ella viven no se preocupan gran cosa unos por otros, sino que más bien cada uno vive centrado en lo suyo, y prácticamente se vive en una casa de asistencia cuando se entra y se sale casi sin participar, o haciéndolo sólo en lo que personalmente le interesa; y en caso extremo, exigiendo una serie de servicios que necesita para "su" vida.
Cuando una familia vive en una casa de "asistencia", lo que se escucha con frecuencia son palabras y frases como: "cómprame", "llévame a", "recógeme a las", "mi ropa no está lista", "quiero comer esto", "que nadie me moleste", etcétera. Y raras veces, o de plano nunca, se pronuncia un "¿te ayudo?" "¿podemos prepararlo juntos?" "yo me encargo de esto" "¿qué les gusta a ustedes?".
En las familias que viven como en "casa de asistencia", es frecuente que cuando uno de sus integrantes recibe una propuesta de participación en las actividades de la casa, o una petición de ayuda para resolver algún contratiempo, la respuesta suele ser el "no puedo", "no tengo tiempo", "no me corresponde", "me sale muy mal", "no sirvo para eso", "pídeselo a tu mamá", "que lo resuelva tu papá", etcétera.
No hay gran diferencia con la actitud de los huéspedes de un hotel o casa de asistencia que pagan por un servicio y entran y salen a sus actividades y no les importan ni los otros huéspedes y menos las personas que realizan los servicios de aseo, mantenimiento, restaurantes, tintorería, etcétera.
En cambio un HOGAR lo integran PERSONAS que forman una verdadera familia, y la característica es que se interesan unos por otros. En un hogar eres alguien, no eres algo. En un hogar la familia comparte unos bienes materiales y espirituales (como las virtudes) y un destino común.
Los padres aportan lo mejor que tienen y enseñan a sus hijos a aportar lo mejor que ellos tienen en beneficio de quienes más lo necesitan. Les enseñan a interesarse por los demás para descubrir sus necesidades y saber cómo ayudarles. En una palabra les enseñan a AMAR y con esta base aprenden a ser verdaderamente felices, porque nunca estarán solos ante las distintas vicisitudes que la vida les plantea y aprenderán también a disfrutar juntos los triunfos y logros de los demás.
Hay una manera sencilla de saber si tienes un hogar: si en tu casa tus hijos, sin que tú expresamente se los mandes, hacen algo a favor de quien está necesitando algo.
Partiendo de la vida matrimonial, los papás vamos enseñando a nuestros hijos a formar un hogar, el ámbito natural que requiere el ser humano de todos los tiempos para desarrollar una personalidad íntegra y feliz.