Japón y México, unidos por la música

Héctor Guardado
15 noviembre 2015

"Los pianistas Michiyo Morikawa, Eishin Nose y Antonio González ofrecen concierto junto a Adán Pérez"

MAZATLÁN._ Dos pianistas japoneses, Michiyo Morikawa y Eishin Nose, uno más mexicano, Antonio González, y el barítono mazatleco Adán Pérez, unieron sus talentos para ofrecer un concierto en el que las canciones populares de Japón, México y una probada de obras maestras de la música clásica, deleitaron a los integrantes de la Convención Nikkei que asistieron al Teatro Ángela Peralta. 

Los primeros compases de Largo al factotum al piano fueron el preámbulo para la sorpresiva entrada del barítono mazatleco, que interpretó el aria del Barbero de Sevilla que tantos éxitos le ha conseguido a lo largo de su carrera. 

El público se le entregó con un prolongado aplauso, que premió el dominio que tiene el cantante de esta pieza. 

Fuera del programa oficial se presentó el niño porteño de ascendencia japonesa César González, que interpretó al piano la Rapsodia de Brahms y posteriormente una pequeña pieza de Faure. 

Adán Pérez nuevamente tomó el escenario para interpretar La dulce quimera, de la zarzuela cubana Cecilia Valdez, de Gonzalo Roig. 

Uno de los momentos que hicieron brillar la noche de música y canto fue la interpretación y el arreglo ad libitum que el pianista japonés Eishin Nose hizo de la Rapsodia en azul del compositor norteaméricano George Gershwin, una creación del pianista que hizo malabares con su improvisación y reveló al público el nivel de artista que estaba en el escenario. 

Adán Pérez interpretó la difícil canción de Agustín Lara, Granada, que le permite a los buenos cantantes lucir su técnica de agudos y capacidad pulmonar, por los malabares que propone la composición en el final de la pieza. 

El final de la primera parte fue el Huapango de Moncayo, que fue interpretado a cuatro manos por Michiyo Morikawa y Antonio González. 

Nuevamente frente al piano, Eishin Nose interpretó una pieza de su autoría, Kuba, que envolvió a la concurrencia entre los velos de una melodía suave, casi romántica más bien evocadora que embeleso a la concurrencia. 

El barítono mazatleco interpretó la canción popular japonesa Hamabe no uta (Canción de la playa), que muestra la delicadeza de sonidos que siempre han cautivado a los pobladores del archipiélago que se encuentra frente a China. 

Después abordó, con el estilo de la música romántica de Manuel M. Ponce, A la orilla de un palmar. 

Las canciones japonesas fueron cantadas por Adán Pérez en el idioma del País del Sol Naciente, siguió Oboro Zukiyo (Luz de luna en primavera) y Karamatsu (árboles de alerce). 

El cierre estuvo a cargo del apasionado pianista Eishin Nose, que interpretó, acompañado en los ritmos (bongos, cajón peruano y tambores) por tres miembros de La Falsa Orquesta Cubana. 

Fue una pieza que creó una atmósfera aterciopelada en el primer momento de la obra, para convertirse lentamente en una cumbia sabrosa que despertó el entusiasmo del auditorio. 

Al final, los niños miembros de la familia Morikawa vestidos a la usanza de los samurais y las geishas, interpretaron una canción popular de Japón. 

PARTICIPANTES
Michiyo Morikawa (pianista)
Eishin Nose (pianista)
Antonio González (pianista)
Adán Pérez (barítono)