José Limón, a través de la mirada
06 noviembre 2015
"El coreógrafo y bailarín sinaloense reconocido a nivel internacional, cumpliría hoy 100 años de vida"
El mayor deseo de José Limón era el de volver a Culiacán, a la tierra donde había nacido un día como hoy, pero de 1908. Lo quería hacer triunfante, y aunque llegó a ser considerado el mejor bailarín del mundo, nunca regresó.La calle El Comercio, ubicada en un barrio del Centro Histórico de la ciudad, donde vivió parte de su infancia, se quedó sólo en el recuerdo del artista, en su memoria, muy cerca de la realidad y el tiempo.
Pionero de la danza contemporánea y uno de los creadores del movimiento nacionalista mexicano, lo de Limón fue una entrega completa a esta disciplina a la que llegó tarde, alrededor de los 20 años, pero a la que se dedicó hasta el último momento de su vida, 1972.
En ese tiempo desarrolló 74 coreografías, 20 de ellas incluidas en el repertorio de la Limón Dance Company, que él creó y otras presentadas por el Ballet Real de Dinamarca, el American Ballet Theater, el Ballet Sueco.
Al artista se le debe también la creación de la técnica que lleva su nombre y la formación de una camada de bailarines en la Compañía de Danza Moderna de México.
Limón, el sinaloense
Hijo del músico Arcadio Limón y Francisca Traslaviña, a los 8 años, junto con su familia, José Limón emigró primero a Tucson y después a Nueva York, según datos del historiador Herberto Sinagawa.
"Limón quería ser pintor. Pero una noche asistió a una función de danza moderna y observó, tenso y emocionado, la actuación de Harold Kreutzberg e Ivonne Georgi, y se dijo esto es lo que yo quiero, añade Sinagawa en el libro Sinaloa, historia y destino.
Estudió con los mejores maestros de Nueva York, y según el poeta sinaloense Alejandro Hernández Tyler, fue aclamado por el público en la cúspide de su carrera, al grado de ser considerado el mejor bailarín del mundo.
Según la crítica, la danza de Limón tuvo una magnificencia y una calidad que ningún otro artista de la escuela moderna posee en tan alto grado.
"La danza es el único idioma universal, y el primero en elocuencia por ejecutarse con el más noble de los instrumentos humanos: el cuerpo", dijo en alguna ocasión el propio Limón.
"La danza es un atavismo. La hemos tenido dentro del alma desde el momento mismo que comenzamos a ser seres humanos y seguramente aun desde antes de eso. Estará con nosotros hasta el fin. Es una necesidad humana, profunda, innegable".
El maestro
Cuando José Limón impartía clases, en la compañía oficial de Bellas Artes, la sinaloense Elsie Cota se encontró con él.
Maestro y alumna entablaron una relación de la que ella todavía se acuerda.
"Él era un apasionado, enamorado del arte de la danza, con un amor, cariño al cuerpo humano y un respeto hacia él, siempre buscaba esa unidad. Cuando daba clases hacía los movimientos con mucha armonía, era un motivador", recordó Cota.
"José Limón sabía que era hermoso, que con su cuerpo cautivaba, las mujeres suspiraban por él".
Al encontrarse por primera vez con él, recordó la también investigadora, que Limón se sintió muy orgulloso.
"Yo no estaba en la compañía, pero dio clases al grupo de avanzados de la Academia de Danza, cuando llegué y le dijeron que era sinaloense, no ocultó su alegría, me dijo que su mayor anhelo era venir a Culiacán para mostrar lo que había logrado, pero nunca lo hizo", apuntó.
"Le dio mucho gustó verme y empezó a platicar conmigo, a pesar de que era un hombre muy saturado de actividades, en ese momento con su compañía tenía presentaciones en todo el mundo, yo me sentía soñada en sus clases".
De los seis meses que fue su alumna, Cota recordó que Limón trasmitía esa pasión, amor y entrega por la danza.
"Cuando estábamos bailando pensábamos que éramos él, se nos quedaba toda esa energía que transmitía. Su entrega era de 24 horas, creo que no dormía, sino que estaba soñando siempre lo que iba a hacer".
En escena
Para la bailarina, Limón brindó fuerza y lugar a la presencia del hombre en escena.
Él hablaba de la belleza del cuerpo masculino. Hasta antes de él, se le daba mayor presencia al cuerpo femenino. Sus coreografías eran muy naturales", señaló.
"Decía que cuando una persona bailaba se podía saber todo de ella; cómo pensaba, sentía, su historia".
Cota agregó que Limón era un "monumento" de hombre, que cuando estaba en escena, el espectador no podía dejar de mirarlo bailar, la atención era sólo él.
"Cuando él bailaba no podías voltear a ver otra cosa, más que a él, era como un imán aunque no tenía la gran técnica poseía una presencia escénica increíble, una fuerza varonil", apuntó.
"Utilizaba mucho la espalda al bailar, sólo era cuestión de que se parara en el escenario para cautivar al público, y uno lo veía extasiándose en el escenario. Era emocional, sensible".
Reivindicar su obra
En opinión de Cota, en la escuela que lleva el nombre del bailarín sinaloense en el Centro Cultural Genaro Estrada, se debería reivindicar su legado, difundiendo al menos la técnica Limón, que él creó.
"Creo que se le ha dado su lugar sólo de manera institucional, poniéndole su nombre a la Escuela de Artes, el premio y el festival, pero realmente pocos saben quién es, los estudiantes no lo conocen", comentó.
"Se da un curso al año de su técnica, pero ese conocimiento se queda en los bailarines que ya lo conocen, no se difunde ante los demás. Debería de darse de manera permanente su técnica para que bailarines del mundo venga a estudiar aquí, al lugar donde nació, ese sería un gran logro".
74
coreografías desarrolló
20
años tenía cuando inició en la danza
1972
año de su muerte
Más sobre Limón
* Estuvo casado con Pauline Lawrence.
* Murió de cáncer en Nueva York, en 1972.
* Algunas de sus coreografías más conocidas fueron Antígona, Tonantzintla, Los cuatro soles, redes, La pavana del moro Los exiliados
LIMÓN EN FRASES
"La danza es el único idioma universal, y el primero en elocuencia por ejecutarse con el más noble de los instrumentos humanos: el cuerpo".
"El artista contemporáneo no puede menos que consagrar el poder se su espíritu y la llama de su arte para llevar un rayo de luz a los oscuros rincones del alma".
"Creo que jamás somos tan sinceros y profundamente humanos como cuando bailamos. Es una religión".
"Los jóvenes no serían jóvenes sin sus bailes, ese ritual que celebra la inefable alegría de vivir".
José Limón
Bailarín
MAÑANA: Celebrarán a Limón, entrevista con el bailarín Héctor Chávez.