LAS ALAS DE TITIKA: Princesa Paola, VI

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Había una vez… una bella criatura dulce y feliz, como una mariposa encantada, multiplicó todos sus bienes terrenales cuando llegó a su vida la más hermosa de las presencias. Se miraron a los ojos, se reconocieron, se acompañaron, se amaron, sonrieron, compartieron secretos de tiempos eternos, de esos indescifrables, incomprensibles, insuperables.

Un día, sin más, la princesa Paola fue sacudida por una luz destellante; no logró penetrarla. Le habló en lenguas incomprensibles, le modificó los códigos, le cambió los brebajes. Luego, la visitaron seres de constelaciones extrañas, sintió transitar por sitios modificados, alterados por el caos. Deambuló por el camino Interminable, perdió el aliento.

Los duendes de las cuevas misteriosas colocaron a Vetusta Morla en el sendero y su enorme peso la debilitó, pero Atreyu la encontró. La tomó dulcemente en sus brazos y la libró de los árboles tenebrosos. No supo cómo, todo pasó. Volvió la calma.

Entera, la Princesa Paola se sentó mirando al horizonte y vislumbró una luz perfecta que emanaba del universo infinito. Ahora y por siempre la estrella brilla para ella, es el astro más bondadoso que abre y embellece su camino. Su hada le dijo: “siente mi presencia. Estoy a tu lado”. Ella se iluminó, brotó la crisálida, sintió a su ángel y fue feliz. Y colorín colorado…

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