Lugares: Pura onda michoacana

UNIV
08 noviembre 2015

"En la costa de Michoacán las olas a veces permiten ser domadas por surfistas, que disfrutan el agua turquesa y los riscos elevados"

MÉXICO (UNIV)._ La línea costera de Michoacán está cubierta de playas vírgenes e iluminada por atardeceres de "megapantalla". El Sol se oculta al ritmo del yembe de un mochilero, los riscos se imponen y las olas se dejan domar por atrevidos surfistas.
De Morelia hay que tomar un camión con dirección a Lázaro Cárdenas, donde inicia la costa michoacana y luego subirse a un "guajolojet".

Primera parada, Playa Azul

Sus pies agradecen pisar una arena finísima y al agua que los refresca mientras el mar bufa. Aquí uno debe andarse con cuidado. Por algo vienen surfistas.
Los pescadores advierten que las olas son "de dos puntos", es decir, se forman en dos direcciones distintas, lo que representa un riesgo porque en cualquier momento pueden entrecruzarse antes de romper en la playa.
La renta de una enramada para montar su casa es de 50 pesos por día. El baño y la regadera no están incluidos, pero los hay.
También se pueden rentar cabañitas de dos pisos, muy básicas, con una cama y un velo para proteger de los mosquitos.
Los mismos surfistas rentan por hora sus tablas y se ofrecen sus servicios como instructores.
Cerca de la playa está Barra de Tigre. Ahí, justo en medio del mar se encuentra El Betula, o lo que queda de éste. Es un buque europeo que encalló hace 16 años en la playa y del cual se asoma la punta.

Segunda parada, Nexpa

Aquí puede practicar lo mucho o poco que sabe de inglés, alemán e italiano, pues en esta playa virgen concurren los extranjeros que también se dedican a surfear.
Un alemán está haciendo kitesurf. Los vientos son buenos aunque el mar algo bajo, por lo que hace la práctica más difícil y peligrosa. Entre caída y caída no se sabe en dónde va a parar, si en una roca o en el agua.
El atardecer pinta el cielo de morado, azul, rosa, naranja y rojo. Las fogatas empiezan a iluminar la noche. La carga de varas cuesta como 50 pesos, es mejor pagarla, si quiere ahorrarse la recolección.
El sonido que domina es de las olas que rompen a 10 metros de la tienda. También el de algunos sapos que se esconden entre palmeras y cactáceas.

Tercera parada, La Manzanillera
La Manzanillera tiene forma de caleta, lo que permite encontrar un mar apaciguado. Aquí se puede nadar sin tener que luchar con las olas.
En sus restaurantes se ofrecen recorridos por "las pajareras", pequeños islotes donde llegan miles de aves entre los meses de junio y julio. Si logra acomodarse con una familia pagará solamente 50 pesos para dar un paseo en lancha en la que caben sólo seis personas.


Cuarta parada, Pichilinguillo

El chofer del "guajolojet" cuenta que a esta zona le dicen la "alberca marina de la costera michoacana". Lo que aquí se puede hacer es dar un paseo en lancha y conocer unas grutas que quedan como a 30 minutos. Hay locales que rentan equipo para practicar buceo y esnórquel. Comparada a otras playas, la arena aquí es más suave y menos fina. Las olas rozan los riscos.


Quinta parada, Maruata
A orillas de la carretera la vista se alegra con los cocoteros, mangos, papayos y plátanos. El paisaje resulta incomparable: playas, caletas, bahías, esteros, barras, peñascos, acantilados, parajes donde se unen el mar y la montaña.
Para arribar a Maruata hay que salir de la carretera costera, tomar un camino de tierra que cruza un pequeño pueblito y que finalmente le conduce al mar.
La recompensa es una playa gigante, con aguas de color turquesa y, frente ésta unos islotes moldeados por la fuerza del mar y del viento.
Hay una roca de 7 metros de altura, más o menos, a la que bautizaron como el Dedo de Dios. Es de un tono café que se va deslavando conforme se llega a su punta blanquizca.
La comida en Maruata no es muy elaborada pero sí con mucho sabor casero. Se puede elegir entre filetes de huachinango, mojarra o lisa, caldos y empanadas.
En "los jacuzzis" las rocas en el mar forman unos piletones naturales de agua tranquila.
Esta bahía es serena para caminar o dar un paseo en caballo. Muy cerca hay una estación biológica internacional para el estudio y la protección de las tortugas marinas. Allí es posible, en compañía de un biólogo, ver cientos de quelonios salir del mar en la noche para desovar, o bien, participar en la liberación de las tortuguitas recién nacidas bajo la Luna llena durante octubre.


Más playas
Otras playitas que encuentras desde Lázaro Cárdenas hasta los límites con Manzanillo son:

Playa Jardín y Eréndir: se localizan a 10 minutos de Lázaro Cárdenas. Son ideales para observar impactantes atardeceres y para saborear platillos del mar. Cuenta con infraestructura hotelera.

El Malacate: a 31 kilómetros de Lázaro Cárdenas. Está rodeada por un estero y cuenta con un ambiente de privacidad único para andar en topless, ya que está circundada por selva y palmares.

Barra de Pichi: Un lugar en donde se hacen paseos de media hora en lancha para observar flora y fauna. La recomendación es pedir un pescado a la talla hecho con leña de mangle.

Colola: Tiene un ecomuseo sobre la tortuga negra, especie en extinción.

GUÍA DEL VIAJERO
* Cómo llegar: En auto hasta Lázaro Cárdenas el recorrido es de 7 horas. Casetas de ida 568 pesos. www.capufe.gob. mx .
ETN lleva a Morelia por 360 pesos. www.etn.com.mx

* Muévete: Camión por la costa hasta Maruata: 100 pesos. Sale cada hora.

* Touroperadores: www.ecoturismor.com www.playasmichoacanmexico.com

* Reservaciones: Nexpa. Reserva una cabaña rústica con Gilberto Bellin. Tel. 01 (753) 532 4757. Maruata. Sobre el cerro hay cabañas. La noche cuesta alrededor de 400 pesos. Tienen baño privado.

* Liberación de tortugas: Desde octubre. Recorrido nocturno con alimentos: 599 pesos. ww.extremaventura.com.mx

* Más:www.turismomichoacan.gob.mx

* En diciembre: En la playa Pichilinguillo se celebra el Festival de la Langosta. Más de 50 chefs participan en muestras gastronómicas.
Entrada gratis. www.playasmichoacanmexico.com