Marco Aurelio, emperador

Presbítero Amador Campos Serrano
27 mayo 2025

Intelectual y filósofo Marco Aurelio ejerció el mandato del Imperio Romano en los inicios del siglo segundo de la era cristiana, con un afán de búsqueda de la templanza basada en la sabiduría, desde los conceptos originados en la doctrina como el estoicismo.

Esta doctrina filosófica pretendía encontrar un humanismo en el cual el hombre alcanzaría la armonía donde la aceptación, comprensión en la mutua convivencia, llevaría a una sociedad se respetarían las diferencias sin caer en un hibrido concepto de inclusión sincretista.

Un concepto centrado en la persona, en la cual el individuo puede tener una diferenciación con los demás, la cual impulsa a una actuación diferenciada de acuerdo con el ambiente que le rodea. En esta concepción se modula desde su propio pensamiento y no por el ambiente que le rodea.

Nacido el 26 de abril del año 61 de nuestra era en Roma, forma porte de la dinastía antonina, a quienes más tarde Maquiavelo denominaría como miembros de los cinco buenos emperadores. El término hace referencia a Antonio Pío designado como un modelo de emperador del siglo segundo.

Fue adoptado por Antonio Pio junto con Lucio Vero. A la muerte de Antonio Pío, Marco Aurelio aceptó ser nombrado emperador a condición de que fuera de manera conjunta con Lucio Vero, así ambos compartieron el gobierno del imperio, pero Lucio murió, quedando él solo con el mando del gobierno

Su gobierno enfrentó conflictos en Asia con los partos, en lo que hoy se conoce como Irán y en Germania en la parte de la Galia, en la parte de la actual Suiza.

En su relación con los cristianos, no decretó una persecución formal y sistemática, pero en su concepción pragmática de la jurisprudencia sí permitió ejecuciones contra ellos al considerar que algunos alteraban el orden social-religioso del imperio.

Murió a la edad de 58 años, en el año en Vindobona el año 180. Legó una obra literaria en 10 volúmenes, conocidos como Meditaciones, en lo que expresa su concepción humanista y de la divinidad desde un marco politeísta y del bien y del mal, definiéndolos en una visión binaria, como como con una separación profunda.