Ofrecen concierto en La Sagrada Familia

Héctor Guardado
10 noviembre 2015

"El pianista Miguel Rivera 'revive' a Beethoven, Chopin y Schubert"

El pianista Miguel Rivera le da lustre al Centro Municipal de Artes, por la calidad que estampa en los conciertos que ofrece en los salones y templos de la ciudad.
Esta vez llegó hasta la Iglesia de La Sagrada Familia, para que los vecinos disfrutaran de las creaciones de Bach, Beethoven, Chopin, Schubert y Lizt.
El concierto arrancó con la Sonata 14. El pianista le dio al primer movimiento una textura aterciopelada y consiguió la suavidad que el Adagio le demandó.
Beethoven, en esta pieza, dejó que la pasión sin esperanza que imprimió romanticismo a la época en que vivió se apoderara de él y expresó con vehemencia y efectividad esta actitud en el segundo movimiento, Rondo de esta obra.
Miguel Rivera consigue regresar con sutileza a un suave y sufrido tono romántico del tercer movimiento. Después de esta "montaña rusa" de emociones y un paréntesis de aplausos, preparó a los oídos para introducirlos al vértigo de sonidos que propone Chopin.
El músico ofreció el Nocturno 20, vertiginoso y dramático, perfecto para el lucimiento del pianista, que evidencia su capacidad de velocidad en los dedos.
Le siguió el Improntu, que es una cascada incansable de sonidos, que inundaron los sentidos de la audiencia, que se impactó por la rapidez con que caen las notas, tejiendo una melodía emocionante.
Entre los estudiantes de piano La Campanella, de Liszt, es famosa, por la dificultad que está impresa en su partitura y las complicaciones para conseguir los efectos sonoros de una serie de campanas, que llegan a tal arrebato que producen un repicar tumultuoso.
El concierto cerró con la resonancia de notas que acercaron al público a la música contemporánea, creada por los compositores Eduardo Hernández Moncada y Moisés Moleiro, con sus obras Costeño y Joropo Venezolano, respectivamente.
Con este intenso broche cerró el concierto Miguel Rivera, cobijado por el aplauso de los asistentes.