ORQUESTANDO: Gracias a Carreras
"El afamado tenor ha sido una de las figuras que ha cantado acompañado por la OSSLA"
Guianeya Román
En la entrega de la semana pasada nos quedamos en la importante visita del tenor internacional José Carreras, y de su presentación junto a la joven OSLA ampliada con 35 extras más para convertirá en sinfónica.
La Orquesta Sinaloa de las Artes se había formado gracias al interés que en la cultura y la música sinfónica tiene el licenciado Juan S. Millán Lizárraga, que en aquel entonces era Gobernador del Estado de Sinaloa (1999-2004).
Había designado a Ronaldo González al frente de la Dirección de Investigación y Fomento a la Cultura Regional, DIFOCUR; fue a él y a su equipo de trabajo quienes coordinaban toda la logística para que fuera posible tener una orquesta estatal, en esa institución laboraban Alejandro Mojica como Director Artístico, Gerardo Asencio que sería el director de la oficina llamada Compañías; y Leonor Quijada, que era la encargada de logística.
Al frente de la Secretaría de Finanzas del estado se encontraba otro melómano, el licenciado Óscar Lara Aréchiga; en los primeros años de la orquesta existía alrededor de ella buena voluntad política y deseo de que creciera y fructificara. Por eso no fue difícil acordar con un agente de Carreras la presentación de este con la joven OSLA, realmente sus honorarios de 300 mil dólares eran muy razonables.
El concierto fue crucial en la historia de la cultura del estado; no se hizo en un gran estadio, porque en DIFOCUR tenían miedo de que no se vendieran los boletos, de que no hubiera tanta gente interesada en un evento así.
Se engalanó el teatro Pablo de Villavicencio, los boletos costaban alrededor de 3 mil pesos, hubo muchas cortesías, el teatro no se llenó. Pero quienes estuvimos ahí pasamos una noche inolvidable; como director huésped, Enrique Ricci; la soprano invitada fue su esposa, Ana María González, la gran estrella José Carreras con gran generosidad invitó al escenario al tenor sinaloense Juan Carlos Angulo Scolari.
El maestro Campbell y José Carreras platicaron después de la función; Ricci y los cantantes se encontraban gratamente sorprendidos por la calidad de la orquesta; y asombrados de la carga de trabajo que realizaban y del esfuerzo que se hacía para que la agrupación tuviera presencia en todo el estado. En la cena posterior al concierto, innumerables fueron los elogios que el Gobernador escuchó sobre la orquesta y la labor que en cultura se realizaba en el estado.
Para septiembre de ese mismo año la OSLA incrementaba su formación a 10 atriles más, 36 músicos
Al contar con un mayor número de músicos se podían formar otros grupos de cámara además de ampliar el repertorio de la agrupación. En total aquel otoño de 2003 se ofrecieron 27 conciertos.
Al iniciar septiembre, la orquesta se trasladó a Mazatlán y por segundo año consecutivo realizaron el encuentro con la orquesta de estudiantes del puerto.
Varios programas destacan en esta temporada. El maestro Campbell guiado por Pablo Gastelúm, Jorge Chávez, Jaime Félix, Adrián García Cortés(†) había estado conociendo la música de tambora y seleccionó un repertorio representativo de la región.
Buscando estar lo más apegado a la tradición eligió una de las bandas tradicionales del estado, la de Los Hermanos Rubio; la intención era que la OSLA incluyera algunos músicos de banda para darle vida a canciones tan queridas como El niño perdido.
Los arreglos se encargaron al cubano Tony Taño, el gran estreno fue el 3 de octubre en el Pablo de Villavicencio como parte de los festejos del 427 aniversario de la Ciudad de Culiacán Rosales. En otros artículos he contado detalles de la preparación y concierto de este repertorio, así sólo consignaré los nombres de los primeros músicos de banda que tocaron con la OSLA, Víctor M. Rubio L. (clarinete), Armando Rubio A. (trompeta), Ramón Rubio L. (trombón) y Jesús Adrián Rubio D. (tuba).
Como era de esperarse el concierto fue un éxito estrepitoso, y más adelante se iría realizando en los distintos municipios.
El maestro Campbell preparó un par de líneas introductorias para cada uno de los 17 temas, esto provocó una interacción con el público que voluntariamente ampliaba la información sobre cada tema.
En noviembre de ese año la OSLA estrenó sus primeros dos conciertos dedicados con miras a realizar un disco, que no se hizo; estos fueron Concierto para saxofón soprano y de R. Cumings, Concierto para clarinete de E. Gamboa con Abel Pérez Pitón, como solista.
Una semana después, el 12 de noviembre, el maestro Campbell dirige La historia del soldado de Stravinsky, lo que sería el primer montaje en colaboración con el Tatuas y Delfos; por la agrupación teatral participaron Héctor Monge “narrador”, Larik Huerta “soldado” y Rodolfo Arriaga “diablo”; de Delfos se seleccionó a la bailarina Neysma Ávila. El director escénico fue Enrique Villa; la coreografía de Claudia Lavista; el diseño de escenografía de Yarmina Bostanowa y Roberto Balcázar.
Para entonces el canto operístico comenzaba a generar auge, había un nuevo director del coro, Sergio Martínez, que venía de Aguascalientes, con él venía su esposa la soprano Consuelo Vázquez y el barítono Marco Rodríguez. Se realizó una presentación titulada “Solistas de Sinaloa” en cuyo elenco se incluía a la mazatleca Hilda Montoya, que venía del Coro Ángela Peralta, del mismo sitio provenía el barítono Fernando Martínez; además participaron los tenores culiacanenses Daniel Cárdenas, Juan Carlos Angulo, y el navolatense José Manuel Chu.
El coro aún no era muy numeroso, para el Concierto Decembrino de la SAS- DIFOCUR, se volvió a invitar al coro Capella Antiqua de Guadalajara que dirige el maestro Flavio Becerra; por primera vez se escuchaban los acordes del Magnificat, de Bach, los solistas fueron Irasema Terrazas, Carlos López Speziale, Flavio Becerra y Guillermo Ruiz.
El año culminó por segunda ocasión con un Concierto Navideño en la explanada de la Unidad Administrativa de Palacio de Gobierno, y con el primer Cascanueces, de Tchaikovsky, realizado por la academia de la maestra Karemia del Rey.
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