Presenta Francisco Padilla un libro para mejorar decisiones en política cultural

Noroeste/Redacción
07 octubre 2025

El estudio llena un vacío sobre el tema, dice Minerva Solano; nos ofrece un espejo y un mapa, afirma Francisco Alcaraz

Como una contribución al entendimiento de los conceptos esenciales que se mueven y definen en torno a la acción pública de la cultura, presentó Francisco Padilla Beltrán su libro Configuración de las políticas públicas para la cultura en Sinaloa (1950-2004).

“Ceo que servirá para mejorar la toma de decisiones en el campo de la planeación y la evaluación de las políticas públicas en el ámbito cultural”, dijo durante la presentación.

El volumen, editado por la Universidad Autónoma de Sinaloa, se presentó en el Festival Cultural Sinaloa 2025, con los comentarios de su editor, Francisco Alcaraz, y de la investigadora Minerva Solano Moreno, con el profesor Teodoso Navidad como moderador.

En la Galería de Arte Antonio López Sáez, el autor dijo que el volumen reforzará este territorio cultural y confió en que aparecerán nuevas y novedosas políticas públicas culturales gracias a esta contribución que se suma a otras investigaciones sobre el tema que se han en otras instancias, como la Facultad de Historia de la UAS y el Isic.

Esta investigación surgió a partir de su trabajo de 16 años como director de Investigación y Publicaciones, del entonces Difocur, y como delegado estatal de Culturas Populares e Indígenas de CONACULTA, pues le motivaron a leer e investigar conceptos sobre cultura, sus usos, definiciones, legitimaciones, fuentes, orientaciones y evolución de las políticas culturales.

Minerva Solano destacó la importancia de la obra, pues responde a un vacío en la investigación histórica sobre las políticas públicas.

“Este libro nace del propósito de indagar cómo se fueron configurando las políticas públicas para la cultura en Sinaloa, siguiendo el desarrollo de la acción pública del Estado durante el Siglo 20”.

Alcaraz señaló que el este libro entrega los planos del edificio cultural de Sinaloa entre 1950 y 2004, las columnas que lo sostienen (instituciones, leyes e infraestructura), los pasillos que lo conectan (planes, presupuestos y alianzas), las ventanas de luz (participación, diversidad y derechos), y las grietas que exigen reparación (desigualdades territoriales, sesgos de programación y dependencia de voluntades individuales).

“Con esos planos se puede discutir mejor, planear con memoria, exigir continuidad y también narrar lo que somos sin trucos: una comunidad que, con sus contradicciones, encontró en la política cultural una manera de organizar su vida simbólica”.

Quien gestiona, enseña, investiga o disfruta la cultura en Sinaloa, dijo, encontrará aquí un espejo y un mapa. Un espejo porque reconocerá -a veces con orgullos, a veces con incomodidad- la historia de decisiones que nos trajeron hasta aquí.

“Y un mapa, porque sus conceptos y hallazgos iluminan rutas: pensar la cultura con la gente y no solo para la gente; medir lo que importa, no solo lo que luce; blindar de vaivenes partidistas aquello que, por definición, debería durar más que un sexenio”.