Regresa Dámaso Murúa a Mazatlán

Héctor Guardado
15 junio 2019

"Ante familiares y amigos, ofrecen homenaje de cenizas presentes al escritor escuinapense, en el Centro Cultural Multiversidad"

MAZATLÁN._ El hombre que ha llevado el nombre de Escuinapa por el mundo a través de su obra narrativa, Dámaso Murúa, regresó a Mazatlán.

Una espléndida planta de orquídea blanca señaló el pedestal en el que colocaron la urna con sus cenizas, a un lado del foro que el Centro Cultural Multiversidad armó para rendir homenaje al creador de El Gûilo mentiras.

Frente al contenedor de las cenizas se sentó la familia del escritor, su esposa Consuelo Enríquez de Murúa a su lado sus hijos Yuri, Cuauhtémoc, más allá su hermano Rigoberto Murúa y su sobrino Rigo.

Guillermo Osuna Hi leyó una carta de despedida que le escribió Yuri su hijo: Sinaloa perdió a su juglar, Dámaso Murúa, el cuentista, el narrador, el funcionario, el platicador, ya se reunió con el Florencio Villa El Güilo mentiras, sus amigos y parientes que han de estar disfrutando de las lisas del tamburro a las brazas, el camarón seco para acompañar con cerveza, tamales barbones o de picadillo y mucha cerveza.

“Te agradezco que fueras mi amigo hermano, confidente, mi padre y me hayas enseñado todo lo que sé para ser un mejor ser humano en este mundo decadente, cuando te extrañe sé que tengo tus papiros para poder platicar contigo , vuelan abrazos y nunca olvides que te amo para siempre”, escribió Yuri “El Zurdo” Murúa.

Sobre una larga mesa frente a Guillermo Osuna Hi, Joaquín Hernández y Francisco Chiquete se encontraban 26 libros que contienen parte de la obra del prolífico escritor que colaboró con los periódicos Noroeste y El Sol.

A un lado de la urna se encontraba una pantalla en donde se proyectaron fotografías de su niñez en la escuela de Escuinapa, en donde cursó la primaria, jugando beisbol en los campos de la región, sus años de estudiante en la Ciudad de México, su boda, su vida familiar con sus hijos y esposa, muchas fotografías con sus amigos.

Francisco Chiquete compartió historias que vivió con el escritor cuando venía a pasar temporadas al puerto.

“Nos juntábamos en las cantinas El Avante y el Club 30-60-90 en donde jugábamos dominó. Cuando conocí a Dámaso Murúa, a mediados de los años 70, ya era el señorón que fue, sus Doce relatos escuinapenses y su personaje El Guilo mentiras habían cruzado las fronteras del País. Su paisano José Luis Simental nos anunciaba sus futuras visitas al puerto”, relató.

“Nos lo describía como un hombre sencillo y jalador a quien no se le habían subido ni los humos de las glorias literarias, ni las potestades que acompañaban a los funcionarios de alto nivel jerárquico. Dámaso no solo era el rescatista de nuestra literatura oral, el creador de grandes personajes y situaciones o el maestro implacable del politécnico”.

Continuó diciendo que era también un funcionario confiable y eficiente que lo convirtieron en la carta fuerte de la Secretaría de Hacienda para salvar empresas, dictaminaba con certeza sobre los créditos que el Infonavit daba en todo el País, entre muchas otras.

"Jamás lo vimos moverse en autos oficiales, despreciar empleados o construirse mansiones cuyo estatus despreció siempre”.

Se leyeron textos de Julio Cortázar, escritor que admiraba el autor escuinapense, del texto Colachi escrito por Dámaso Murúa.

También habló de los libros que escribió el homenajeado, Joaquín Hernández, cronista de Teacapán.