Rodrigo García Barcha comparte los últimos días de Gabriel García Márquez

Nelly Sánchez
31 julio 2021

El hijo menor del Nobel colombiano publicó ‘Gabo y Mercedes: Una despedida’, un relato personal y cercano sobre el final de la vida de sus padres

Una de las cosas de las que Gabriel García Márquez se quejaba al respecto de la muerte, recuerda su hijo menor Rodrigo García Barcha, era el hecho de que sería la única faceta de su vida sobre la que no podría escribir.

Esos recuerdos de los últimos días del Premio Nobel colombiano, los plasma el también cineasta, en el libro Gabo y Mercedes: Una despedida (Penguin Random House Grupo Editorial, 2021), con el que da el adiós a sus padres, el escritor Gabriel García Márquez, que falleció el 17 de abril de 2014, y Mercedes Barcha, que murió el 15 de agosto del año pasado.

Ahí recuerda que cuando él y su hermano Gonzalo eran pequeños, su padre les hizo prometer que pasarían juntos la víspera del año nuevo del año 2000.

Rodrigo lo tomó como el deseo del escritor de seguir vivo para entonces, con 72 años. Y antes, a finales de sus sesenta, le preguntó lo que pensaba por las noches, al apagar la luz. Y Gabo le dijo: “Pienso que esto ya casi termina”. Luego le sonrió y le dijo: “Pero aún hay tiempo. Todavía no hay que preocuparse demasiado”.

Cuando cumplió 80 años, volvió a preguntarle qué pensaba y éste le respondió que “el panorama desde los ochenta es impresionante. Y el final se acerca”. “¿Tienes miedo?”, “ME da una enorme tristeza”, le dijo.

En su relato, mezcla la narración de aquellos últimos días, en la casa de la Ciudad de México, cuando recibió una llamada en marzo de 2014 y Mercedes le dijo que Gabo había caído enfermo y resfriado, pero a diferencia de otras ocasiones, no comía, no se levantaba.

Luego le dio un terrible pronóstico: “De esta no salimos”. Y su imaginación se echó a volar.

“¿Así es como comienza el final?”, se preguntó.

En una charla con el periodista Norberto Vallejo, de Caracol Radio, Rodrigo recordó que su madre le dijo que la capacidad de levantarse de Gabo denotaba un cansancio extremo.

“Yo creo que su ojo de compañera, cónyuge, le dijo que las cosas eran diferentes y no se equivocó’’.

El cineasta compartió que le ha sido impresionante que el momento de sus padres en este mundo haya pasado, y no es que se sienta huérfano, pero admite que la figura de ambos ha crecido mucho.

“Sobre todo me sorprende la velocidad con la que ha crecido la figura de mi madre, porque con Gabo tuvimos una larga despedida, fue perdiendo la memoria, aunque seguía consciente, caminaba, comía, se vestía ya no conocía a nadie, no recordaba nada

mi madre estuvo muy achacosa, pero con la cabeza muy entera”, compartió.

“Esa sensación de que crecen mucho los padres, los ve uno con mucho más claridad, más humanos, con sus virtudes, defectos, aciertos, errores pero los acepta uno como fueron y al aceptarlos así, creo que crecen mucho. Por supuesto siempre hay un lado de nostalgia, por la persona ausente, la tiende uno a idealizar un poco”.

En su libro, mezcla la narración de los últimos días de sus padres con las muertes que Gabo sí escribió, como la de Simón Bolívar, en El general en su laberinto, que “vio por la ventana el diamante de Venus en el cielo que se iba para siempre”, o el día en que falleció Úrsula Iguarán, la matriarca de Cien años de soledad que “amaneció muerta el Jueves Santo”, al igual que Gabo, que falleció el Jueves Santo de 2014, a los 87 años.

Aunque dolorosos, reconoce, fueron días que les reconfortaba que Gabo no se diera cuenta que era el final.

“La demencia es una enfermedad absurda, pero también es como una enfermedad perfecta para la literatura, pues si contar historias se basa en la experiencia pasada, en la imaginación, en especular sobre la experiencia futura y sobre todo en las relaciones interpretaciones personales con los seres queridos, la demencia y el alzheimer borra todo eso, no hay recuerdos del pasado, sueños ni especulación sobre el futuro y ya no hay nexos porque todo mundo es desconocido”, considera.

“Es una enfermedad fascinante porque es casi una invención literaria como la peste del sueño de Cien años de soledad”.

Los últimos días de Gabo, pasaba escuchando vallenatos, música de la costa colombiana, y aunque no recordaba algo, Rodrigo cuenta que sus ojos se iluminaban con emoción.

Estaba tranquilo, sin padecer ansiedad, lo cual los tranquilizaba.

Mercedes Barcha falleció en 2020, en medio de la pandemia, sin los reflectores que siguieron a Gabo, y a ella le dedicó el último capítulo del libro.

Rodrigo García (Bogotá, 61 años) es cineasta y actualmente es productor ejecutivo de Noticia de un secuestro (que produce Amazon Prime y se filma actualmente en Colombia, y de la versión que prepara Netflix de Cien años de soledad, que está en etapa de preproducción.