Sobre la película 'La Pasión'

08 noviembre 2015

"Sobre la película "La Pasión""

Pbro. José Martínez Colín

El Rubicón es un río que está al norte de la península itálica. En el año 49 a.C. era la frontera entre las provincias romanas y las Galias, donde el Gobernador de éstas no podía legalmente cruzarlo con sus tropas.
Pero la noche del 11 de enero de 49 a.C., Julio César se detuvo un instante ante el Rubicón dudando si cruzarlo, pues significaba cometer una ilegalidad, convertirse en enemigo de la República e iniciar la guerra civil.
Julio César se decidió y dio la orden a sus tropas de cruzar el río, pronunciando la frase "la suerte está echada", en latín "alea iacta est". De este evento proviene la expresión "cruzar el Rubicón" expresando el hecho de lanzarse irrevocablemente a una empresa de arriesgadas consecuencias.

Con esta frase contestó Jim Caviezel para decir lo que significó para él ser el protagonista principal de la película La Pasión, representando a Nuestro Señor Jesucristo: fue "cruzar el Rubicón", pues después de filmar esa película ya no le fue posible volver a ser el mismo, ya no hubo vuelta atrás.
Cuando empezó el rodaje, comentó Jim, tenía 33 años, igual que Jesús. Al principio dudaba de aceptar, pues no se sentía merecedor de representarlo. Sabía que tenía que estar muy cerca espiritualmente de Él. Al aceptar, se propuso confesarse e ir a la Adoración del Santísimo. Mel Gibson, el director, también lo acompañaba a la Santa Misa.
Hay una escena, cuando va cargando la cruz, en que se encuentra a la Virgen María. La escena no salía y la repitieron varias veces. Explicaba Jim que alguien accidentalmente golpeó la cruz y su hombro izquierdo se dislocó.
Debido al rápido e intenso dolor, perdió el equilibrio y cayó bajo el peso de la cruz. Se golpeó la cara contra el duro suelo y la sangre le corrió desde su nariz y boca.
Su hombro le dolía de manera increíble cuando tomó la cruz otra vez y sintió, por gracia especial, lo precioso que era tomar la cruz. En ese momento, dice, ya no estaba actuando, era real el dolor y el amor a la cruz, tal como Jesús la llevó.
Le preguntaron a Jim cómo podía ayudar a otra gente a aumentar su fe en Jesús. Contestó diciendo que eso sólo podía ocurrir si Jesús está presente en él a través de la Eucaristía, pues así la gente podría ver a Jesús a través de su vida. Por ello empezó a asistir a diario a la Santa Misa.
Cuando rodaron la escena de La Última Cena, Jim colocó dentro de un bolsillo interior varias reliquias de santos y una reliquia de la misma Cruz de Cristo. Él tenía un fuerte deseo de que Jesús estuviera realmente presente, pues así la gente reconocería a Cristo si él mismo estaba mirándole a Él. Así que le pidió al sacerdote que expusiera el Santísimo Sacramento.
El sacerdote estuvo con el Santísimo Sacramento en sus manos al lado de la cámara. Comenta el actor que cuando la gente ve la película y ve un brillo en sus ojos, no se dan cuenta de que realmente están viendo a Jesús, un reflejo de la Hostia consagrada, en sus ojos. Eso mismo ocurrió también en la escena de la Crucifixión: Mientras Jim veía al Santísimo Sacramento, estuvo rezando todo el tiempo.
El encuentro con nuestro Señor ha de representar en nuestras vidas también un "cruzar el Rubicón", es decir, disponernos a llevar una vida en unión con Él y de acuerdo con su querer.

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