Tema de hoy: Ayudar al necesitado es deber de todo cristiano

José Ramón Díaz Fonseca
15 julio 2017

"¡Acaso es Dios injusto para distribuirnos desigualmente lo necesario para la vida!"

En el Evangelio de San Lucas, la gente preguntaba a Juan el Bautista: ¿Qué debemos hacer? Él contestó: quien tenga dos túnicas, que dé una al que no tiene ninguna, y quien tenga comida, que haga lo mismo.

También acudían a él los publicanos para que los bautizara, y le preguntaban: “Maestro, ¿qué tenemos que hacer nosotros?” Él les decía: No cobren más de lo establecido. Unos soldados le preguntaron: Y nosotros, ¿qué tenemos qué hacer? El les dijo: No extorsionar a nadie, ni denuncien a nadie falsamente, sino conténtense con su salario.

Qué atinado está este mensaje, para este tiempo en que han llegado a morir de hambre, en que muchos pueden morir de frío, pues viven en casuchas que no les cubren de fríos y los malos tiempos; además los pobrecillos andan casi desnudos con riesgo de morir de una pulmonía.

Todos los cristianos, no debemos ante las necesidades de nuestro hermano contestar a Dios como Caín: “Señor, ¿acaso soy el guardián de mi hermano?”

San Basilio decía: “¿A quién dicen que hago injuria, cuando retengo lo mío y lo conservo?” Dime, ¿qué es tuyo? ¿De dónde lo cogiste al venir a este mundo? Es como si uno que ha ocupado un sitio en el teatro, expulsara a los que se acercan pensando que es suyo lo que es de uso común. Así son los ricos. Se anticipan a coger los bienes comunes con una previa ocupación y se los adjudican. Siendo así que cada uno tomase para sí lo suficiente para sus necesidades al necesitado los que sobra, no habría pobres ni ricos.

¿No saliste desnudo del seno de tu madre?

Y ¿no has de volver desnudo a la tierra?

¿Por qué, pues, han de ser para ti los bienes que posees?

¡Acaso es Dios injusto para distribuirnos desigualmente lo necesario para la vida! ¿Por qué eres tú rico y él pobre? ¿No será ciertamente, para que tú recibas el premio de tu benignidad y fiel dispensación y él reciba los grandes premios de la paciencia?

Tú en cambio, apretando contra un pecho, incapaz de saciarse todos esos bienes piensas que no haces injuria a nadie. ¿Quién es avaro? El que no está contento con lo suficiente. ¿Quién es expoliador? El que quita algo a alguno. ¿No eres tú avaro, no eres tú expoliador cuando lo que recibiste para distribuir te lo apropias para ti mismo? Se llama ladrón al que desnuda y despoja a uno.

Y ¿es digno de otro apelativo el que pudiendo no vista al desnudo? El pan que tú tienes es del hambriento, y del desnudo el manto que guardas en el arca; del descalzo el calzado que estropeas en casa; del pobre el dinero que tienes encerrado.

Tus injusticias se cuentan por el número de hombres a quienes podrás ayudar y no los ayudas.