Toledo y las Catrinas iluminan el Día de Muertos en Mazatlán

Héctor Guardado
03 noviembre 2019

"Una tétrica y estética instalacion de calaveras postradas en las escalera principal del Centro Municipal de Artes fue el recibimiento visual que impactó al público."

Al pintor mexicano Francisco Toledo, una de las glorias que le han dado fama a las artes visuales de este País, se le dedicó la enorme y espléndida ofrenda de muertos que se montó en el teatro Ángela Peralta y la Escuela Municipal de Artes.

El altar monumental en el Vestíbulo del Teatro Ángela Peralta fue dedicado al artista Francisco Toledo.

Como todos los años, el recorrido tuvo como preludio una atractiva instalación de cuerpos reales que representaban a un grupo de elegantes calaveras postradas y desparramadas en la escalera principal del Centro Municipal de Artes, la imagen que conformaban los cuerpos amontonados bordeados por un barandal cubierto de cempasúchil, la elegancia y el humor definieron esta instalación coreográfica, que cuando cobró vida, lo hizo a ritmo de cumbia, creando un contraste entre la tétrica y elegante imagen con la sabrosura con la que bailaron las alegres calaveras.

En el taller de escultura, una calavera diva le cantó a la libertad de vivir sin ataduras en una bella y equilibrada coreografía que se instaló en el improvisado escenario, vestido de flores de cempasúchil.

La Galería Rubio lució una muestra de fotografías y pinturas inspirada en el colorido y las calaveras de esta festividad. En medio de la penumbra se distinguían las imágenes ofreciendo una estimulante experiencia visual.

Los pasillos que dan acceso a los balcones de teatro estaban adornadas con terroríficas figuras de tres dimensiones armadas con modelos vivos que representan figuras y escenas emblemáticas del pintor oaxaqueño homenajeado, en cuya obra se inspiró el concepto general de la monumental instalación de Día de Muertos.

En el aire, sobre las cabezas de los espectadores enormes papalotes pintados a mano flotaban, cada elemento fue colocado con un gusto por la armonía que consiguió que el barroquismo de intensos colores, y diversidad de formas y texturas encontrará un punto de equilibrio que sorprendió las miradas y cautivó a los que lo vieron.

Francisco Toledo realizaba un concurso anual de papalotes pintados a mano, la imagen que recorrió el mundo el día que murió fue la de un hombre de avanzada edad corriendo tratando de hacer volar su papalote. El pasillo del teatro, por el que el público llegó a la siguiente parada, en el lobby, que estaba adornado con decenas de papalotes, indicando cuál era el camino que el público debía seguir.

En el balcón pasillo que conduce a la galería del Teatro, su barandal estuvo adornado por el naranja de la flores de cempasúchil que contrastó con el negro del vestuario de los 70 miembros del Coro Ángela Peralta, que cantaron, acompañados al piano por Sergio Castellanos, la dolorosa canción ‘Dios nunca muere’ que es considerado el Himno de Oaxaca, la tierra del maestro Toledo.

En la galería del teatro un monumental mural y bello mural creado por el artista Pablo Vargas, originario de Costa Rica en Centroamérica, con un estilo impresionista contemporáneo consiguió crear una imagen cargada de romanticismo, una Catrina es seducida por una calavera en medio de un jardín florido que carga de romanticismo la escena.

Una explosión de colores, formas, danza, canto, movimientos fue lo que recibió al público cuando entraron al lobby del Teatro Ángela Peralta, el altar dedicado a Francisco Toledo fue exquisito en la selección de elementos permitieron que el naranja del cempasúchil definiera la tonalidad de la ofrenda contrastada con el blanco de la alta estructura que lo soportaba, para hacerla monumental.

 

 

 

El recorrido por el interior del Teatro Ángela Peralta y sus galerías fue todo un estpectáculo visual.

El mural del pintor costarricense Pablo Vargas fue parte de la muestra de artes visuales.

 

 La Compañía de Ballet Clásico de Sinaloa deleitó con una coreografía especial del Día de Muertos.

 En el escenario del teatro la Compañia Danza Ballet de Sinaloa, espíritus chocarreros que tuvieron una escenografía de un cementerio inmerso en un tupido, desarrollaron una bella coreógrafia.

En el Vestíbulo del TAP además del altar monumental, se presentaron un performance y el Coro Ángela Peralta.

La luneta del TAP fue el escenario para los alumnos de la Escuela de Ballet Clásico de Mazatlán.

"Una diva", interpretada por alumnos de la EPDM, le cantó a la libertad de vivir y ser.

 Performance inspirado en una pintura del maestro Francisco Toledo, el pintor homenajeado por "La Catrina y sus enigmas".

 

Al finalizar la callejoneada, un ballet folclórico ofreció un espectáculo dancístico en el quiosco de la Plaza Machado.