Tres voces en la noche de 'Tenorísimo'

Héctor Guardado
25 febrero 2018

"nterpretan ópera, zarzuela y canción mexicana en el patio del Museo de Arte"

Una noche fría bajo el cielo estrellado y un ficus como escenografía fueron un complemento perfecto para una noche dedicada a la música. La calidad musical que el pianista Miguel Rivera imprime a sus interpretaciones con las que acompañó a tres voces profesionales, la del tenor Ezequiel Ojeda, la soprano Cecilia Ledesma y la mezzosoprano mazatleca, Mariela Angulo.

Los tres cantantes consiguieron con sus voces entrenadas crear la atmósfera que cada una de sus piezaz llevan inscritas en sus letras.

El concierto “Tenorísimo” abrió la velada musical con una pieza de Lucio Dala Carruso, una triste canción que habla de una hombre italiano que va a partir a América, mientras una niña llora su partida; es una pieza que hizo famosa Luciano Pavarroti.

Cecilia Ledesma interpretó “La canción de la luna”.

La soprano Cecilia Ledesma impactó desde el primer momento por su voz de soprano lírico ligera, capaz de abordar trinos y agudos con la seguridad que le da el dominio de una técnica vocal. Ella se presentó al público con una bella aria, “La canción de la luna” de la ópera “Rusalka” de Dvorak, que reproduce para la gran escena la historia de “La Sirenita”; en esta pieza la pequeña le habla a la luna para contarle su ilusión de convertirse en humana para poder realizar su amor.

El tenor mostró su potente voz con la difícil aria “Che gelida manina” de la ópera “La Boheme” de Puccini, en la que el joven poeta “Rodolfo” declara su amor a “Mimi”, y en medio de la obscuridad toca por accidente la pequeña mano de la joven y despierta el amor en él.

Mariela Angulo tuvo oportunidad de mostrar todas sus virtudes como cantantes con una aria y un dueto espléndidos para mezzosoprano. Abordó en primer lugar la canción que canta la bruja de la ópera “Un Baile de Máscaras” de Verdi, una pieza que demanda dominio de la técnica y a la que Mariela le imprimió el carácter maligno del personaje.

Además la mezzosoprano porteña interpretó un aria que representa fidedigna una experiencia humana, la seducción, se trata del aria “Mon creur souvre a ta voix” de la ópera “Sansón y Dalila” de Saint Saens, una de las piezas de ópera que más hace brillar a la tesitura de mezzosoprano.

La noche continuó con la interpretación de “El brindis” de “La Traviata”, interpretado por el tenor Ezequiel Ojeda y la soprano Cecilia Ledesma.

La velada siguió entre el frío que se combinaba exquisitamente con la música equilibrada y aderezada con la voz humana, el instrumento que genera los sonidos más sublimes para la música.

Después de que Miguel Rivera interpretó con templanza y sutileza una compleja “Sonata” de Liszt que demandó del músico momentos de virtuosismo, los cantantes continuaron su trayectoria.

El tenor interpretó canciones napolitanas como “Oh sole mio”, continuó en Italia con “Por ti volaré” que hizo famosa Andrea Bocelli, siguió con canciones de zarzuela como “Las carceleras” de la zarzuela “Las hijas de Zebedeo” y “Torero quiero ser” de la obra “El gato montés”.

El concierto se deslizó por la canción mexicana, con temas como “Bésame mucho”, “Te quiero” y “Solamente una vez”, cerrando románticamente la velada musical.