Ulama: juego de honor

07 noviembre 2015

"Sinaloa es el único estado en el que se practica este deporte prehispánico, que ha sobrevivido por sus jugadores"


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GUAMÚCHIL._ En el terreno de juego seis hombres calientan el brazo, una pelota de hule con más de 2 kilos de peso es golpeada de un lado a otro. Lo hacen de pie o barriendo los cuerpos sobre el suelo. Los más de 30 grados calan en la piel.
Conexión y espíritu. Esta es la antesala de un juego de ulama en su modalidad de antebrazo. Y en unos minutos más, la propia historia los pondrá sobre otra historia. No será la misma que los libros han contado.
Aquí no se seguirá con carácter de ritual, ni será un ejercicio de guerreros. Tampoco tendrá cabida la relación entre la vida y la muerte, que se ha dicho que tuvo para los pueblos de Mesoamérica, hace más de 3 mil años. De lo que se trata es de un divertimiento.
Y en un domingo de octubre, frente a los jugadores y sobre el graderío, sus ocupantes están expectantes: niños, hombres, mujeres. Es momento de volver al pasado, a recordar lo que la investigadora Rina Cuéllar Zazueta, ha dicho. "Realmente no se ha podido esclarecer si la práctica de la ulama fue deportiva, ceremonial o ritual".
Algunos historiadores han relacionado a este juego con los conflictos económicos o políticos, con la dualidad entre la vida-muerte, noche-día y posiblemente lo interpretan como reflejo de la armonía cósmica.
"Muy pocos lo conciben como una manifestación libre y creativa del hombre que lleva la práctica de su divertimiento a su cotidianidad y por lo tanto a la continuidad, a través del tiempo, del juego por el juego mismo".
Es esto último a juicio de la investigadora, lo que podría explicar la supervivencia en Sinaloa del juego prehispánico, actividad única en el país que se practica en sitios como Mazatlán, Mocorito, Salvador Alvarado, Angostura, Guasave y Guamúchil.

Pasado-presente
Continuación o no de lo que han coincidido en identificar como una prolongación del ullamaliztli, en Guasave, los jugadores están listos.
Y los 100 metros de largo y 1.20 de ancho del taste de ulama, es ahora el epicentro. Una línea divisoria llamada analco separa a los equipos.
Después de que uno de ellos haga el saque, conocido como male, el juego tomará su curso. Los hombres tendrán que topar la pelota, sin que salga del terreno de juego, para esto se lanzarán al aire, al suelo.
Ya con una faja en el antebrazo para que los golpes se sientan menos, Ramón Duarte Leyva, del equipo de Mocorito, recibe las más grandes ovaciones.
Él desde los 10 años aprendió a jugar por conducto de su padre. Estar en el lugar de juego le significa el mayor privilegio concedido por la vida. Su sentir al respecto es preciso.
"Yo amo este juego con el corazón, lo quiero mucho porque es místico, religioso. Lo jugaron las grandes culturas de México", señala.
"Es el rey de todos los deportes, me gusta y no por vanidad, sino por orgullo".
Por eso, él es conocido en el campo de juego como El Doctor Chapatín, advierte que se trata de un juego de hombres valientes, de valor, inteligentes y con resistencia física.

Supervivencia
Transmitido de generación en generación, es un deporte netamente mexicano, que no ha sido enseñado por extranjeros.
Florencio Villa, presidente de la Delegación de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales de Sinaloa, explica que se trata de un juego que no es fácil de entender. Es necesario estar ahí para vivirlo.
"Nuestros antepasados nos dieron el gusto y el honor de legarnos este juego y es para nosotros un gran honor seguir practicando este deporte, que nos enorgullece, que haya venido del sur del país y quedado en Sinaloa", indica Villa.
En tres modalidades: cadera, antebrazo y mazo, es en la región del Évora donde los propios jugadores se han encargado de su supervivencia. En el sur del estado, Los Llanitos, El Chamizal, Villa Unión, se practica solamente el de cadera.
En los esfuerzos que realizan anualmente para que se siga practicando el ulama, que no cuenta con apoyos similares a los que tienen otros deportes, anualmente se hace un Campeonato Estatal de Ulama.

Nuevos jugadores
Ha pasado más de una hora de juego. Y entre la asistencia las apuestas se han dado.
Los jugadores, con su lenguaje folclórico tratan de sacar el mayor número de puntos. Son ellos parte de los 210 jugadores activos en todo el estado.
"El aprendizaje de este juego se da porque los hermanos y abuelos lo enseñaron, han conservado la tradición, no es como el voleibol o el futbol, que con todo respeto hasta las mujeres lo pueden jugar, se ocupa de esfuerzo físico, cada golpe cuidado con él", agrega Villa.
En Guamúchil ha habido temporadas en que ha dejado de jugarse, pero desde 1994, que se construyó el taste, su práctica es constante.
"Sinaloa es privilegiado en ser el único estado en el que se practica el ulama que, claro, es un deporte rudo y lo tenemos que mantener de manera autosuficiente, porque no hay un presupuesto a nivel federal, ni estatal", comenta.
"No hay recursos para poder salir del estado a jugar, sería importante que lo tomaran en cuenta y lo metieran en el presupuesto".
A pesar de ello, Villa apunta que el juego tiene cada vez más jugadores jóvenes, hay una emoción por aprender y jugar.
"Aquí no hay nada de espectáculo en el juego, se ha prestado para que lo vean como espectáculo, pero no, aquí nadie recibe una paga por jugar, es por gusto".

Juego ancestral
Mientras en el centro del campo los jugadores muestran la destreza que se requiere para jugar, unos niños lo hacen de manera alterna, quieren ser en un futuro como lo que ahora llama su atención.
Si todo sigue hasta el momento podrán hacerlo. Sin apoyo oficial, es aquí cuando las ganas de jugar prevalecen. Durante muchos años, la principal causa para que en algunos pueblos dejen de jugar ulama es la falta de pelotas.
"Cuando se pierde una pelota no vas a ir a comprar otra a una tienda de deportes, comprar una pelota para jugar en la modalidad de cadera que pesa más de 4 kilos", asegura Cuéllar.
"Si se ha mantenido este juego ha sido por los jugadores mismos, cuando este juego pudiera ser la mejor carta que Sinaloa podría mostrar al mundo".
Eliseo Rojo Beltrán es uno de los pocos artesanos que crea pelotas para jugar ulama. Es él mismo quien dice que se requiere hule, que viene de Malasia, Guatemala o Irlanda. Se tiene que cumplir con un proceso sencillo pero laborioso para hacer una pieza.
"Yo hago pelotas para los jugadores, aprendí a hacerlas hace 40 años, porque teníamos el mismo problema que se perdían y dejábamos de jugar, antes era un deporte muerto, por eso decidí resolver el problema aprendiendo a hacer las pelotas".
Es una de esas la que ahora está en el aire. Guasave es el equipo ganador. Lo celebran con fiesta. Ahora seguirán los juegos amistosos, lejos de las formalidades, lejos de que no tengan apoyo, lejos de que en otras partes del mundo sean admirados. Aquí es ulama, es un juego de honor.



"He practicado deportes como el futbol, basquetbol y beisbol, pero es el ulama el que más ha llenado. Mi papá me enseñó. Estoy orgulloso de haber aprendido este deporte autóctono, dicen que no cualquiera lo juega y a parte es muy divertido".
Adrián Montoya Díaz
16 años


"Empecé a jugar a los 7 años, me acuerdo que cuando empecé a jugar me dio calentura porque es fuerte el dolor provocado por la pelota. Con el tiempo nos impusimos, se me hizo una bola en el brazo pero son gajes del oficio y tenemos que levantar este deporte. Me gusta porque es milenario, mis abuelos, tíos, lo han jugado".
Alberto Ruiz Montoya
18 años