Una metáfora de los humanos
10 noviembre 2015
"Gustavo Enríquez presenta su libro durante las actividades de los festejos por el 481 aniversario de Culiacán"
En el cielo se ven miles de estrellas y parece que están acompañadas, pero en realidad hay una distancia de miles de años luz entre ellas, y esa soledad es a la que se refiere Gustavo Enríquez en su libro."Solitarios en colectivo es una metáfora del ser humano en el universo, es un poco la soledad de la estrella que está en colectivo, así los humanos", dijo.
Al presentar su libro, publicado en la Colección Palabras del Humaya, que edita el Instituto Municipal de Cultura Culiacán, comentó que éste reúne siete otras de teatro, seleccionadas de entre más de 20.
Solitarios en colectivo, Crisálida, Donde el arcoiris toca la tierra, La fiesta del pueblo, La trashumante alegría, Siempreviva y Perlas a los cerdos, todas escritas de cinco años a la fecha.
El libro inicia con la obra que le da título, la única escrita en dos actos y que creó cuando se celebraron los 400 años de la ópera.
"A la ópera le llamaban teatro cantado y las primeras presentaciones eran abucheadas. Esta obra es una dedicatoria a los creadores, a los artistas que hacen maravillas en el mundo y que no viven de eso, que tienen que hacer otras cosas", dijo.
En el Casino de la Cultura, donde al inicio el actor Lázaro Fernando representó al Cucaracho, personaje de la primera obra de teatro, Enríquez subrayó que funcionarios y políticos deben apreciar el trabajo de quienes hacen arte.
Comentó que le ha tocado ver gente pidiendo beca desde hace 20 años y que nunca se la dan, a pesar de ser artistas que donan obras para causas buenas.
"Yo pienso que asociaciones e institutos tienen obligación de apoyar a sus creadores, si coincide que un funcionario va a una ópera y ve lo maravilloso de su trabajo lo felicita y luego le piden que vayan a verlo porque sí le van a dar la beca".
Enríquez, autor de más de 50 obras y director de escena desde hace más de 26 años, dijo que nunca ha escrito pensando en grupos, actores o directores.
"Las obras que presento las perfilo para estudiantes y generalmente no gustan a la gente de teatro, ni actores ni directores, es muy raro que alguien se me acerque y monte, pero siempre tengo teatros llenos con niños y jóvenes".
Por eso quiso a Ana Bueno como comentarista, porque hace teatro, melodramas para gente que va a emprender el viaje a otro mundo y da conferencias sobre sanación espiritual.
"Ella ha leído mis obras, conoce mi trabajo, y no es así con gente de teatro. He hecho miles de representaciones, más de 50 obras y la mayoría de los actores no ha visto ninguno de mis trabajos. No es un reclamo, simplemente es que esa gente no está cercana al trabajo mío porque trabajo para otro tipo público, para una comunidad en el sentido de sanación espiritual".
Bueno reiteró afecto y admiración que le tiene a Enríquez y dijo que así como disfruta una conversación con él, con su libro pudo disfrutar otra parte.
"Al tomar este libro y que se anclara en mis manos, y al leerlo, lo diré, lloré dos veces, me emocionó, la piel se me erizaba al darme cuenta de que era muy real", apuntó.
El teatro, añadió, es como la vida y esta obra nos sumerge de manera clara en la crudeza de como se vive tras bambalinas.
"Atrás del telón somos los seres más comunes y sufridos, pero cuando la tercera llamada es anunciada y nuestra suela hacen presión sobre el escenario, somos lo que el público quiere que seamos", dijo.
"Nos convertimos en vidas distintas, reencarnamos los sueños de los que no pueden soñar, damos vida, por unas horas cerramos las secuelas de las heridas de lo que es vivir en la realidad, si el público supiera lo que fácil que es tocar la felicidad con sus aplausos".
Para ella, el arte es una herramienta de sanación, pues se logran sonrisas, lágrimas de quienes tienen el corazón rígido y ellos están ahí parados en la escena queriendo cambiar el mundo. Y eso fue lo que le trasmitió el libro de Enríquez.
"Caminamos por las calles rodeados de pensamientos volátiles, tropezamos hombro con hombro con indiferencia, cruzamos miradas con ojos que no comunican, andamos con fantasmas navegando en un mar de gente ensimismada, no hay pausa en un mundo donde vivimos como solitarios en un colectivo".
Al final, actores y directores de teatro se sumaron a la lectura de algunas obras.