Vértigo

06 noviembre 2015

"Vértigo"

Ernesto Diezmartínez

'Verdades que matan'
(++): churrote

La teoría que subyace en Verdades que Matan (Bordertown, EU, 2006) es que los 400 feminicidios que desde inicios de los 90 han sucedido en Ciudad Juárez son un tétrico subproducto del TLC, de la complicidad de los gobiernos mexicano y estadounidense y, por supuesto, de la voluntad de las grandes compañías trasnacionales que manejan las deshumanizantes maquiladoras y que explotan a nuestras mujeres, todo ello con la complicidad de las corrupta policía mexicana.
Yo no sé qué tanta razón tenga el director/guionista Gregory Nava en esto -la verdad, esta teoría de compló me parece casi tan absurda como la del reciente libro dexPresidente Salinas, quien afirma que Zedillo, AMLO, Castañeda, Fox y hasta Ironman se aliaron contra él-, pero lo cierto es que su explicación acerca de por qué han asesinado a todas esas mujeres, además que no es muy convincente que digamos, tampoco resulta muy entretenida como película en sí.
De hecho, el séptimo largometraje del cineasta chicano Nava no funciona en ningún nivel: no como emocionante thriller político-periodístico, no como provocadora pieza de agit-prop globalifóbica, no como eficaz vehículo de lucimiento de su actriz coproductora Jennifer López.
La trama es un lamentable encadenado de clichés: una periodista de origen mexicano (Miss López) que, al viajar a Mexicalpán de las Tunas, recuperará su orgullo y su compromiso con nuestro país; un periodista mexicano incorruptible y valiente (Antonio Banderas) que es la voz de los desprotegidos; una indígena oaxaqueña (Maya Zapata) que se salva de ser asesinada para luego asegurar infantilmente que el diablo de verdad la atacó (¡ah, estas indias tan realista-magicosas!); un malvado júnior empresarial casi mouriñesco (Juan Diego Botto) al que nomás le falta hacer ñaca-ñaca; y así hasta el trastabillante final que nos recuerda que la tragedia en Juárez continúa.
Cuando esta cinta se presentó en Berlín 2007 recuerdo haber leído que toda esta retahíla de convencionalismos mal hilvanados y peor justificados provocó carcajadas burlescas entre la concurrencia.
Yo no me puedo unir a las risotadas: las muertas de Juárez, el dolor de sus familias, la impunidad, la inseguridad, son temas demasiado serios como para reírse de ellos. Aunque esto sea lo que provoque, por desgracia, este fallidísimo filme.

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