VÉRTIGO: 'Apuesta maestra' y 'Las horas más oscuras'
"Dos nominadas al Premio Óscar"
Desde el inicio de Apuesta maestra (Molly’s Game, EU, 2017), queda claro cuál será el estilo narrativo/visual de la ópera prima como cineasta del oscareado guionista (por Red social/Fincher/2010) Aaron Sorkin.
La voz en off de la protagonista, la Molly Bloom del título original (Jessica Chastain), nos lleva a momentos claves de su pasado reciente o lejano, mientras el montaje –acreditado a tres editores- trata de seguirle el ritmo a la confesional verborrea de la mujer, detenida por el FBI acusada de organizar ilegales y multimillonarias partidas de póker en Los Ángeles y Nueva York.
En manos de ya-saben-quién (me refiero a Martin Scorsese, por supuesto), este ir y venir entre presente y pasado siguiendo las venturas y desventuras de un ambicioso y cínico protagonista (como en Buenos muchachos/1990 o El lobo de Wall Street/2013), habría sido fascinante.
El problema no es que Sorkin carezca del impulso narrativo scorsesiano -no es su culpa no ser Scorsese, ya lo sé-, sino que como está demasiado casado con sus interminables y farragosos diálogos, hay ocasiones en las que no vemos otra cosa más que a un grupo de actores hable y hable y hable... ¡durante 140 minutos!
Eso sí, el reparto hace un magnífico trabajo encarnando a estos verbos ambulantes: Jessica Chastain, perfecta como la seductora y lúcida protagonista; Idris Elba como su sensato abogado defensor; y Kevin Costner como el demandante padre psicólogo de ella.
Es gracias a ellos y nadie más que muchas de las escenas de esta cinta son rescatadas de los verborreicos excesos sorkianos. Pero claro, no les alcanzó para rescatar toda la película: son buenos actores, pero no hacen milagros.
Curiosamente, lo menos logrado de la cinta -el guión adaptado- fue la única categoría en la que fue nominada esta película en el Óscar 2018. Suele suceder: las nominaciones (y más aún los triunfos) son, al final de cuentas, premios a trayectorias y popularidad, y Sorkin como guionista es bastante respetado.
Por esta misma razón, Las horas más oscuras (Darkest Hour, EU, 2017), el más reciente largometraje de Joe Wright, ganó un Óscar que todo mundo esperaba que ganara: el de Mejor Actor, otorgado al gran intérprete británico Gary Oldman.
Las horas más oscuras no es más que un sólido "cine de papá" centrado en los días de mayo de 1940 cuando Winston Churchill (Oldman, tras kilos de maquillaje) se convierte en primer ministro para luego, enfrentando una rebelión dentro de su propio gabinete, terminar desechando toda posibilidad de paz con el gobierno de Hitler.
Wright le echa toda la crema estilística que puede a sus muy convencionales y conocidos tacos, pero el platillo fílmico sabe muy bien. Gary Oldman ganó el Óscar 2018 no tanto por este papel, sino por su impecable trayectoria, pero, de todas formas, es un Óscar más que merecido.
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Escena de 'Las horas más oscuras'.