VÉRTIGO: 'Ella es un monstruo'

Ernesto Diezmartínez Guzmán
04 agosto 2017

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Gloria (espléndida Anne Hathaway) es una escritora alcohólica y desempleada que vive en Nueva York con su muy dedicado novio inglés Tim (Dan Stevens, el ex galán de la teleserie Dowton Abbey, ya sin su disfraz de La bella y la bestia/Condon/2017) quien, después de soportar su enésima borrachera, le señala la puerta de salida y le dice: “por aquí es camino”.

Así pues, Gloria regresa con el rabo entre las piernas a su macuarro pueblito natal, invade la abandonada casa de sus padres y se dispone a matar el tiempo tristeando, hasta que se encuentra con Oscar (Jason Sudeikis, muy bien en un papel nada cómico), un antiguo amigo de la infancia que es dueño de un bar. Como quien dice, ¡a tomar se ha dicho y además de gorra!

Gloria es una mujer joven y atractiva, no sabemos qué tan talentosa, pero sí es evidente que tiene una clara incapacidad para tomar una buena decisión. No diría que es un monstruo, como dice el título que le enjaretaron al filme en español, pero sí tiene problemas colosales, como lo anuncia el título original.

Ella es un monstruo (Colossal, EU-Canadá-España-Corea del Sur, 2016), cuarto largometraje del español internacionalizado Nacho Vigalondo (notable opera prima Los cronocrímenes/2007, Extraterrestre/2011, Open Windows: Persecución virtual/2014) inicia como un típico melodrama existencial femenino. Casi-casi como un woman’s film clásico.

Sin embargo, apenas planteada la premisa inicial, el también guionista Vigalondo la pulveriza entre las ruinas de un monstruo gigantesco que, de la nada, aparece al otro lado del mundo, en Seúl, destruyendo media ciudad.

Lo que sigue es una muy arriesgada mixtura del ya mencionado woman’s film (en la vertiente de la mujer sufrida que intenta salir adelante) con kaiju-film nipón (es decir, película fantástica con monstruo descomunal suelto).

Más allá de algunos resbalones -la verdad, no eran necesarias las elaboradas explicaciones del final-, Vigalondo logra explorar temas genuinamente serios a través de monstruos tipo Godzilla, todo ello con una dosis de buen humor y sin un ápice de moralismo.

Es cierto, la película no funciona todo el tiempo. Pero, honestamente, ¿a quién le importa? Nacho Vigalondo se arriesga lo suficiente como para reprocharle los problemas menores que aparecen por aquí y por allá. No seamos mezquinos.

Comentarios: en la página web ernestodiezmartinez.com, en la cuenta de twitter @Diezmartinez y en el correo electrónico ernesto.diezmartinez@gmail.com

Foto: Tomada de Filmaffinity