VÉRTIGO: Secretos Mortales
"The Hoarder, GB, 2015, segundo largometraje del experimentado publicista y ocasional cineasta británico Matt Winn"
Perdida en una sola salita de Cinemex –en Plaza Culiacán, para ser más específicos- se ha estrenado en Culiacán Secretos mortales (The Hoarder, GB, 2015), segundo largometraje del experimentado publicista y ocasional cineasta británico Matt Winn.
Presentada en festivales especiales de horror y fantásticos a inicios del año pasado (Glasgow Frigh Fest 2015 y Fantasporto 2015) y luego estrenada comercialmente por la puerta trasera (entiéndase: Video on Demand y DVD/BD) en Europa y Estados Unidos, Secretos mortales ha llegado a las pantallas nacionales, aunque de forma harto modesta, con apenas un puñado de copias. Una injusticia, a decir verdad, porque aunque no se trata de ninguna obra maestra, es lo suficientemente interesante como para aguantar el palomazo de fin de semana.
Nueva York. Ella (Mischa Barton), a punto de casarse con un tal Brad, aparentemente el novio perfecto, convence a su amiga Molly (Emily Atack) que le ayude a ir a revisar una bodega que Brad ha rentado en las afueras de la ciudad. Ella sospecha que ahí, entre las muchas cajas guardadas en esa bodega, está un diario de Brad en el que ella podría descubrir algo que su prometido oculta.
La bodega de marras está en un edificio de varios pisos subterráneos en el que se encuentran cientos de pequeños almacenes, rentados por esos gringos obsesivos/compulsivos que son incapaces de tirar algo. El asunto es que en alguna de esas habitaciones, en el cuarto piso hasta abajo, está guardado algo más peligroso que un hipotético diario comprometedor y Ella y Molly, sin querer, lo liberan. Lo que sigue es una gore-movie de compactos y eficaces 84 minutos de duración.
Aunque, a decir verdad, Secretos mortales no es tanto una gore-movie –no hay mucha sangre derramada, no de manera gráfica, por lo menos- sino una cinta de horror de raigambre casi setentera, con más violencia sugerida que mostrada, gracias a la edición de Xavier Russell y la cámara de Eben Bolter.
En cuanto la acción inicia, nuestra protagonista se encontrará con media docena de personajes en los distintos pisos del subterráneo –un policía corrupto, una jovencita adicta, una pareja a punto de divorciarse, un joven desempleado, además del chistosito encargado de las bodegas-, quienes irán desapareciendo, uno tras otro, aparentemente eliminados por ese extraño ser liberado por Ella y Molly.
En la medida que avanza la cinta, se irán descubriendo otras aristas de todos los personajes –todos ellos ocultan algo, incluyendo a Ella- y, al final, en una inesperada vuelta de tuerca, incluso la monstruosa amenaza de un inicio será otra cosa muy diferente. Un buen palomazo para quien guste del cine de horror.
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