Diana Spencer: por siempre, reina de corazones

Luis Ángel Gómez
01 septiembre 2017

"Conocida como Lady Di, se ganó el cariño del pueblo inglés y conquistó al mundo, al que enlutó hace 20 años"

El 29 de julio de 1981, el Príncipe Carlos de Inglaterra y Diana Frances Spencer se casaron en la Catedral de San Pablo, en Londres, en lo que parecía ser un cuento de hadas hecho realidad.

Pero la noche anterior, la joven de 19 años estaba verdaderamente nerviosa por su matrimonio con Carlos Windsor, 13 años mayor que ella, pues era el acontecimiento social más importante en todo el mundo, bautizado como la Boda del Siglo.

Pasó buena parte de la noche sola, en un apartamento de Clarence House, llorando, porque había descubierto que el cuento de hadas era una farsa, como ella confesaría posteriormente a una amiga.

Ni Lady Di quería casarse con Carlos, ni él deseaba compartir su vida con ella. Demasiado tarde, aunque la boda era una farsa, ya estaban más de 800 millones de espectadores al pendiente de ella y ni cómo arrepentirse.

 

Nace un ícono

Al momento de su matrimonio, Lady Diana se convirtió en Su Alteza Real, la Princesa de Gales, y de ahí se convirtió en un personaje muy popular, tanto por su colaboración en obras humanitarias como por su carisma.

Su estilo de vestir y sus peinados eran imitados constantemente. El incesante interés de la prensa por ella la convirtió en una de las figuras más icónicas de la cultura popular a nivel mundial.

A fines la década de 1980, Diana se hizo conocida también por su respaldo a causas humanitarias, ayudando a niños pobres en África y figuraba al lado de personalidades como Nelson Mandela, el Dalái Lama o la Madre Teresa de Calcuta.

Diana fue el primer miembro de la Familia Real británica en estar en contacto con enfermos de VIH en los años de 1980, cuando muchos creían que podía contagiarse por el contacto casual de piel.

La Princesa de Gales fue fotografiada, sentada al lado de un paciente con VIH, tomándole las manos, cosa que no gustó a la Reina Isabel II, según declaración de un ex guardaespaldas de Diana.

Ken Wharfe, también ex detective de Scotland Yard, dijo que Diana quedó muy molesta y decepcionada porque la Reina no veía lo que ella estaba haciendo, y que le parecía importante.

“Diana solía entrevistarse con la Reina y en una de esas reuniones, regresó al auto muy nerviosa, le pregunté qué pasaba y me respondió: ‘A la Reina no le gusta que me involucre con el Sida. Me dijo: ¿por qué no te involucras con algo más placentero?’”, citó Wharfe.

“La princesa creía que un miembro de la Familia Real debía involucrarse más en las campañas para hallar la cura del Sida”.

Su última labor altruista fue erradicar las minas antipersona. Pocos días antes de su muerte, visitó Bosnia con la Red de Sobrevivientes de Campos Minados, y se estima que su participación determinó acciones contra el uso de este armamento

Príncipes ‘normales’

La pareja real tuvo dos hijos, William y Harry, a quienes Diana inculcó una educación con valores humanistas, y realizó con ellos actividades no típicas de la monarquía para que tuvieran una infancia normal, a pesar de su estatus.

Los llevó a restaurantes de comida rápida, parques temáticos, a centros de tratamiento para enfermos y albergues de necesitados, procurando que sus hijos conocieran directamente la situación de personas sin recursos.

“Hoy, en 2017, vemos a los príncipes Guillermo y Enrique como personas normales con las que es fácil conectar. Hablan como la gente normal y actúan como personas normales. No cuesta trabajo conectar con ellos”, declaró recientemente el ex Primer Ministro, Tony Blair.

“Es muy importante que veamos 20 años atrás y nos demos cuenta de que, la Princesa Diana fue la primera integrante de la Familia Real Británica que transmitía a la gente la sensación de comportarse como un ser humano común”.

Adiós, cuento de hadas

En 1992, el matrimonio se separó y en 1995, Diana ofreció a la cadena BBC una de las entrevistas más famosas, polémicas y tal vez la más memorable para el pueblo inglés, pues admitió públicamente su bulimia y autolesiones.

Habló del escaso apoyo de la Familia Real, de sus propias infidelidades y que su esposo también había cometido adulterio con su viejo amor cuando el matrimonio empezó a ir mal. Reveló un concepto diferente de monarquía, vinculado más con el pueblo.

El 28 de agosto de 1996, Diana se separó oficialmente de Carlos, convirtiéndose en la única princesa no real de la historia del Reino Unido, sin embargo, pudo mantener su residencia en el Palacio de Kensington.

Su propósito era mantener buenas relaciones con la Familia Real Británica por el bien de sus hijos, que en ese momento, eran el segundo y el tercero en la línea de sucesión al trono.

 

Viaje sin retorno

El 31 de agosto de 1997, Diana falleció como consecuencia de un accidente automovilístico en el interior del Túnel de l’Alma, en la margen norte del río Sena, en París, Francia.

Diana estaba de paso por Francia, sin imaginarse que sería su último viaje. Desde su separación, se convirtió en el icono de moda que todas las revistas querían para su portada, por eso los paparazzis la asediaban.

Tanto era el acoso de los medios ese día, que ella y su pareja, Dodi Al-Fayed, renunciaron a cenar en uno de los restaurantes más exclusivos de París y eligieron la poca privacidad que les ofrecía el Ritz.

El plan era, según relatan medios parisinos, pasar la noche en el departamento de Dodi, cercano al Arco del Triunfo, y fingieron, sin éxito, salir en un auto custodiado por otro, mientras escapaban por la puerta trasera.

Los medios se percataron, los siguieron hasta que el vehículo de Diana se estrelló en el túnel. Tanto Dodi Al-Fayed como Henri Paul, quien conducía el vehículo, murieron en el instante, Lady Di falleció en el Hospital de la Salpêtrière.

 

Exequias de reina

El cuerpo fue trasladado el martes 2 de septiembre a Londres desde la capital francesa, y llevado a la Capilla Real del Palacio de Saint James, residencia oficial del Príncipe de Gales.

El ataúd permaneció cerrado en todo momento porque los allegados a Diana así lo quisieron. Hasta el sábado 6 de septiembre, fecha oficial del funeral, se decretó luto nacional y las banderas de todo el país ondearon a media asta.

El féretro, siempre cerrado y cubierto con el estandarte real y coronas de flores depositadas por sus hijos, fue trasladado en procesión sobre un carruaje, jalado por cuatro caballos negros, hasta la Abadía de Westminster.

Tras él caminaban el Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo; el Príncipe de Gales, el hermano de Diana, Charles Spencer, quién pronunció un emotivo discurso en el funeral, y los hijos de Diana, Guillermo y Enrique.

Una multitud, calculada en más de 2 millones de personas, acompañó a la comitiva por las calles de Londres, que despedía a la Princesa del Pueblo y el mundo entero decía adiós a la Reina que había robado su corazón.

 

 

PÁRRAFOS ADICIONALES

Fama fatal

Se dice que el acecho de la prensa y la presión de la Familia Real fueron dos de los factores que terminaron con la vida de Diana, por lo que en una ocasión, el Príncipe Harry declaró:

“Creo que una de las cosas que más me costó asimilar fue el hecho de que la gente que la persiguió por el túnel fue la misma que la fotografió mientras se moría en el asiento trasero del coche”, reveló.

“William y yo sabemos que fue así, muchas ocasiones nos lo confirmaron. Tenía un grave traumatismo craneal, pero aún le quedaba mucha vida, pero las personas que provocaron el accidente, en vez de ayudarla, se limitaron a hacerle fotografías mientras se moría. Esas fotografías llegaron a todos los medios de comunicación del país”.

 

Burocracia funeraria

Al principio, la Familia Real se negó a conceder a Diana un funeral de Estado, pero las muestras de afecto y dolor del pueblo británico obligaron al Palacio a cambiar de opinión.

El protocolo es muy estricto y los funerales de Estado se reservan para miembros de la Casa Real, con rango de Majestad, o a gobernantes nacionales relevantes.

En el protocolo, existe un tipo de ritual llamado funeral real, reservado a miembros de la Casa Real con rango de Alteza Real, categoría que Diana tampoco poseía en el momento de su muerte.

Como no existía un título para una princesa del Reino Unido divorciada, madre del segundo y tercero en la línea de sucesión al trono, hubo que acuñar un nuevo término para rendir honores fúnebres a Diana: un entierro único para una persona única.

 

Miedo real

El Príncipe Carlos temió ser asesinado el día del funeral de Diana, el 6 de septiembre de 1997, pues fue visto extremadamente nervioso porque tenía el temor de ser considerado enemigo número uno, tras la muerte de su ex esposa.

 

Baile entre estrellas

El 9 de noviembre de 1985, Ronald Reagan y su esposa Nancy celebraban en la Casa Blanca un evento benéfico contra el cáncer de mama que contaba con invitados importantes, como Carlos y Diana, que estaban de viaje oficial en Estados Unidos.

También asistieron Clint Eastwood, Tom Selleck, Neil Diamond y John Travolta. A las 21:30 horas, Nancy Reagan se acercó a John Travolta y le pidió que bailara con la princesa Diana, “es su deseo”, le comentó al actor.

Así, Travolta esperó, nervioso, a que ella terminara de bailar con Ronald Reagan. El actor contó, tras la muerte de Lady Di, que se le acercó y le dijo: “Disculpe, princesa. ¿Le gustaría bailar?”, y la respuesta fue, “Me encantaría”.

Durante 15 minutos, la pareja se convirtió en la protagonista del evento, bailando al ritmo de canciones de las películas Fiebre de sábado por la noche y Vaselina, emblemáticas en la carrera de Travolta, conquistando a los presentes y haciendo historia.

 

SOBREVIVIENTE

Trevor Rees-Jones, guardaespaldas de Dodi Al-Fayed, sobrevivió el accidente y era el único con el cinturón de seguridad puesto.

 

TRANSMISIÓN

El funeral de Diana fue visto por 3 mil millones de personas por televisión.

 

CANCIÓN EN SU HONOR

El funeral contó con la presentación del cantante británico Elton John, amigo personal de la Princesa, quien interpretó el tema “Goodbye England’s Rose”, versión reescrita de su conocida “Candle in the Wind”.