'El Gitanillo', el trovador del tiempo

Consuelo Lizárraga
08 noviembre 2015

"Teodoro Martínez es embajador del optimismo y de la alegría"

MAZATLÁN._ El trovador Teodoro Martínez "El Gitanillo", además de talento, a sus 89 años tiene una memoria privilegiada y viaja por el tiempo a bordo de su guitarra, mientras que cuenta su vida artística entreverada con sabrosas anécdotas de la época romántica de Mazatlán.
Maestro de canto de César Costa y Lola Beltrán, "El Gitanillo" es muy querido entre las familias antiguas del puerto, que siempre tienen abiertas las puertas de su casa para él.
Su rostro alegre vuelve a ser el de un niño cuando relata que hace 89 años, su papá, Anacleto Martínez, buscando nuevos horizontes, se vino a Mazatlán. Desde aquí, envió al partero Luis Lizárraga, para que se trajera, desde el rancho El Buen Retiro -en los límites de Sinaloa con Durango-, a su esposa embarazada. El alumbramiento de Teodoro los sorprendió en el trayecto.
"Fui hijo único, nací en el monte muy cerca de El Placer, arriba de San Marcos. En un paraje con tres cabañitas nos albergaron a mí y a mi madre durante 40 días. Crecí en Mazatlán y estudié en la Escuela 4, por la calle Diana (ahora Sixto Osuna). Mi padre se fue al cielo con todo y zapatos, porque a pesar de no ser el hijo mayor, siempre mantuvo a mi abuela, a sus ocho hermanos y hasta a su padrastro", dice.
"El Gitanillo" recuerda cuando don Anacleto le pidió perdón porque carecía de recursos para enviarlo a Guadalajara a estudiar Medicina. A cambio le dio los dos consejos que hasta la fecha ha seguido al pie de la letra: "Nunca tengas patrón, vende leña, vende carbón, vende lodo, pero que sea por tu cuenta. Nunca le tengas miedo a nada".
Por eso, enfrentó al papá de su primera esposa, cuando tenía 16 años, pidiéndole permiso para bailar con ella en una boda. Sarita tenía 14 años.
"Nomás por lo osado que eres te voy a dar permiso, pero de ahí pa'l real no te quiero ver por aquí", le dijo.
Un año después, se casó con ella.
"Nunca he padecido hambre, Dios está para todos. Soy mexicano, católico, guadalupano y desde hace 30 años, que murió mi segunda esposa, la Divina Providencia me trae cada dos meses desde la Ciudad de México a este puerto", comenta.
"Nada más me llegan las ganas de venir a Mazatlán y de repente me llaman: 'profesor tengo una cena, tengo una comida, necesito que venga a cantar'. Llegué a dar hasta 60 clases a la semana, de lunes a viernes entre la gente del Pedregal de San Ángel".
Ahora nada más tiene una alumna, Margarita Romero de San Cristóbal.
"Está casada con un arquitecto sobrino de Bernardo San Cristóbal, canta tan bonito que podría ser una estrella, le he producido tres discos que regala a sus amistades", asegura.
"Enseñé a César Costa cuando estudiaba secundaria, me contrató su papá, el licenciado César Roel. También a Lola Beltrán la enseñé a cantar falsete. 'No puedo pagarte', me dijo, 'pero cuando sea famosa te voy a pagar a mil por uno'. Cuando ya era millonaria, un conocido me invitó a su casa, Lola un tanto 'chiveada' me regaló unas servilletas portuguesas hermosas".
"El Gitanillo" afirma que el talento que le regaló Dios le ha servido durante toda su vida. Primero cantando, en los años 40 en la RJ de Mazatlán, en donde conoció a un director artístico que vino de Torreón y quien le enseñó todos los secretos de la guitarra, del canto y también el cómo ser maestro.
"Toda mi vida he dado clases de canto y de guitarra, mi primera alumna en Mazatlán fue Laurita Coppel Campaña, sus primas Sarita y María del Carmen, Alejandro González Líe, Raulito Cárdenas, Porfirito Herrera y muchos más", evoca.

De gira con La Moderna
En una etapa de su vida hizo giras con la cigarrera La Moderna.
"En la RJ me contrató el señor Moore para amenizar el Salón Las Palmas del Hotel Belmar. Muy buen amigo, tenía mucho dinero, dueño de minas en la sierra, yo era su trovador particular. En una de sus fiestas me escuchó Joe Wawer, director general de la cigarrera La Moderna, y quedó encantado. A los 15 días mandó a Thomas S.Hunter, su gerente de publicidad, para contratarme y formar parte de la caravana de artistas que la compañía llevaba como promoción por todo México", recuerda.
"Terminó la gira en un año y me quedé en la Capital del País. Mr. Wawer me había recomendado con el mero mero de Publicidad Darcy, un señor Haley, pero la mafia de artistas nunca me dejó llegar".
Fue así que se convirtió en maestro y también en trovador de fiestas particulares muy exclusivas.
En una ocasión un personaje de la política le pidió aprenderse la canción cubana Imágenes. La cantó más de seis veces para un Presidente de la República y su joven novia en una casa del Pedregal. Juró jamás decir sus nombres.
"Un tiempo no pude venir. Mi mujer tenía un hijo cada año y yo tenía casa grande y casa chica, pero no seas mal pensada, fui hijo único y mi madre nunca quiso vivir con nosotros, por el muchachero, así es que le compré su departamentito. También a mi suegra, lo puse a su nombre, pero la santa señora no quiso, porque al contrario de mi madre, ella quería vivir en mi casa", comenta.
"El pecho me revienta de felicidad, desde hace cuarenta y tantos años que voy a Mexicali cada 13 de mayo a dar Las Mañanitas a la Virgencita de Fátima que está en una capillita. Di con ella al escuchar el sonido de las campanas llamando a misa, al visitar a una sobrina que mi madre crió y que vive allá. De seguro a la Virgen le gusta mi serenata, porque cada año me hace el milagro, no tengo dinero y de repente sale para los pasajes. Ahora que fue el terremoto se derrumbó la capilla y a la escultura de la Virgen sólo se le quebraron tres deditos".

Regala sus canciones
"El Gitanillo" comenta que ha compuesto muchísimas canciones, las que siempre ha regalado.
"A Lety, la hija de Netito Coppel, le hice una en forma de acróstico cuando fue Señorita Sinaloa. También una rumba a las sobrecargos de Aerocalifornia, se las cantaba a 35 mil pies de altura ¡hasta bailaban!. Me pidieron los pilotos que los mencionara y les hice su verso, luego a los empleados de mostrador y también a los mecánicos e ingenieros de la línea, ¡querían que se las llevara a los directivos a ver si me la compraban! Una vez un funcionario de Vidrio Monterrey que iba en el mismo vuelo, me preguntó que si yo era millonario al ver cómo me atendían", dice.
"He tenido el trabajo mas hermoso del mundo, la música. Ni el mas rico de la Tierra se puede dar el lujo que yo me doy. Porque tienen mucho dinero, pero no tienen tiempo para disfrutar de las cosas bonitas de la vida".