Enfermedad de Gabo impacta en Colombia
"El escritor padece demencia senil, recomiendan leer su obra"
BOGOTÁ (AGENCIAS)._ "Lo que hay que hacer con Gabo ahora no es lamentarlo, sino animarlo y celebrarlo leyendo sus libros. Lo mejor, es volver a su obra, que es memorable".
Así sintetiza Alberto Salcedo Ramos las reacciones en Colombia y fuera de este País alrededor de la confirmación de que Gabriel García Márquez padece demencia senil y que, por lo tanto, ha dejado su pluma para siempre en el tintero.
La revelación que en ese sentido hiciera Jaime García, hermano del Premio Nobel de Literatura de 1982, ha impactado.
El escritor y catedrático de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, que el laureado autor fundó en Cartagena de Indias, dice que Gabo sufre ahora "la enfermedad del olvido". Un mal sobre el cual el mejor cultor del realismo mágico abundó en sus escritos.
Salcedo Ramos, asimismo, sostiene que García Márquez ha dado un ejemplo de dignidad y de amor por la palabra e invita a leer olas que considera tres obras maestras del escritor nacido en Aracataca, el 6 de marzo de 1927: Cien años de soledad, El otoño del patriarca, y La increíble historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada.
El literato Óscar Collazos anota que también está convencido de que, a causa de la enfermedad que taladra la memoria del autor de Crónicas de una muerte anunciada, "perdemos a uno de los grandes escritores de la lengua española de todos los tiempos".
Desde Cartagena de Indias, el también columnista de opinión sitúa en el 2007 el término de la carrera literaria de Gabo.
En ese año, en el homenaje que le rindió en la Ciudad Amurallada por sus 80 años y por las cuatro décadas de Cien años de soledad, recuerda, ya se evidenció el deterioro del creador del mundo mágico de Macondo.
"En ese entonces, ya se sabía que quizá no escribiría más. De tal modo que, Memorias de mis putas tristes, que se publicó en el 2004, fue el último de sus libros".
En la misma línea de Collazos, el escritor peruano Alfredo Bryce Echenique confiesa que fue testigo de la enfermedad de García Márquez y que se siente "muy triste" por verlo así.
El autor de Un mundo para Julius, describe una faceta del mal que azota a su colega.
"Yo estuve en casa de Gabo en Cartagena de Indias, y era muy triste. Había días en que estaba perfecto. Y al día siguiente te llamaba 'Carlos', te cambiaba el nombre...Se había ido por días y volvía por días".
Juan David Correa, crítico literario y periodista colombiano resalta el legado y la obra monumental del Nobel de 1982.
"Los escritores cumplen su ciclo y lo que va a quedar de ellos son sus libros. Gabo nos deja una obra que habla por sí sola y que va a perdurar en el tiempo".
Se 'marcha' su memoria
Jaime García Márquez es ahora la memoria de su hermano Gabo.
"A veces lloro. Pero siento una felicidad dolorosa, porque tengo el privilegio de hablar con él", dijo con la voz quebrada. "Lloro porque siento que se me escapa de las manos".
Gabriel García Márquez no se está yendo, se está marchando su memoria. Y con ella su genialidad.
Su hermano lamenta que los estragos le hayan llegado antes de tiempo, por la quimioterapia que le salvó en 1999 de un cáncer linfático. Pero físicamente se encuentra bien.
"A veces da la sensación de que hay personas que quisieran que se muriera, porque la noticia de su muerte sería importante, pero se van a quedar pendientes mucho rato", expresó con malestar Jaime García Márquez, ingeniero civil y exsubdirector de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano creada por Gabo.
"Todavía le tenemos, podemos hablar con él, sigue con alegría, con entusiasmo, lleno de humor". Y lanzó al aire, con un suspiro: "Que se demore, que se demore mucho ese momento".
"Desde muy temprana edad ya sabíamos que era un genio, era muy despierto".
Su abuelo, con el que vivió los primeros años, le influyó decisivamente en la "vocación temprana", cuando le puso a pintar con acuarelas de colores en papel de periódico virgen. Así nacieron las primeras obras de García Márquez, como novelas gráficas. Nació genio, y también en sentido científico. Su hermano reveló que Günter Grass le hizo en el año 99 un test de inteligencia que desveló un coeficiente intelectual altísimo. La obsesión hizo el resto.
Los hermanos no se ven desde hace dos años, salvo esas conversaciones telefónicas en las que uno hace de memoria del otro. Por eso y porque la sombra de un Nobel en la familia tiene que pesar como una losa, Jaime les confesó a sus alumnos que a veces preferiría no ser el hermano de Gabriel García Márquez. Para poder hablar con libertad. Pero fue solo un momento, antes de volver a expresar su anhelo porque su Gabito aguante: "Aún siento que le tenemos agarrado por el cuello".
¿Leeremos un nuevo relato de Gabriel García Márquez? Y Jaime García Márquez contestó, sincero, y lo hizo con un desgarro que en esta ocasión fue para todos, no solo para él. Lo dijo claro: "Desgraciadamente, no vamos a tener esa oportunidad". Aunque pareciera probable, escucharlo se hizo duro. No habrá más letras escritas por Gabo.