Guadalupe Veneranda: Una vida en la lectura

Isela Morales
08 noviembre 2015

"Dice que en las letras ha encontrado una ventana para viajar por el mundo"

MAZATLÁN._ Quien no conoce a Guadalupe Veneranda es porque no ha tenido un acercamiento al universo de la lectura.
La maestra Lupita, como le llaman cariñosamente, ha dedicado su vida a llevar un mensaje a través de las letras a todo aquel que se acerca a ella.
Con un amor apasionado hacia la lectura, la profesora cuenta que su romance con este arte nació en su casa, por inducción de sus padres y de su tía María Ernestina.
"En mi casa siempre se leía, mi tía María Ernestina nos proveía de textos y la mayoría de los libros clásicos llegaron a mi casa por regalo de la tía o adquisición de mis padres. Ellos siempre leían libros, revistas, periódicos, eran grandes conversadores y nos inculcaron a mi hermana y a mí ese amor por los libros", dice.
Ella nunca vio como obligación la lectura, de hecho, cuando tuvo en sus manos el libro El ruiseñor, de Hans Cristian Andersen, surgió un magnetismo y ya no se pudo desprender de los obras escritas.
"La lectura se quedó para siempre, pasé primaria, secundaria y bachillerato leyendo libros, llegué al Centro Universitario de Mazatlán, que se ubicaba en el Colegio El Pacífico y cuando había un momento libre me iba a las escaleras y leía teniendo como vista el mar. Junto con mis compañeros creamos un periódico que se llama Tzcol, significa constructores, pues queríamos convertirnos en constructores de nuestras palabras", explica.
"Más tarde estudié Lectoescritura, tuve la necesidad de viajar a otros lugares, en ocasiones con recursos propios, en otras solicitando apoyo a estancias oficiales".

Lleva lectura al Cecjude
Desde entonces, Guadalupe no ha parado de leer y no lo hace para ella sola, sino que comparte su gran pasión con sus alumnos, pues imparte clases en el Centro Municipal de Artes.
Pero además, la profesora lleva sus conocimientos hasta el Cecjude, donde acude semanalmente para encontrarse con las internas.
"El encierro no existe en la mente de cada persona, los libros te brindan esa magia de escapar, de salir por la ventana y recorrer el mundo", señala.
"Las internas eligieron el nombre de Sor Juana Inés de la Cruz para la sala de lectura, no pudieron elegir mejor nombre, a pesar de no ser una mujer del Siglo 21, estuvo inmersa en un tiempo que fue de oro".

Un niño lector es un chico sano
Así como el amor por la lectura le fue inculcado en casa, de la misma forma Guadalupe recomienda a los padres acerquen a sus hijos a los libros.
"Si no los acercan, difícilmente ellos lo harán, la elección de las artes se va en la voz temprana y no es un acto de voluntad, hay que generar ese encuentro, hay que vincular a los niños desde temprano con la lectura y las bellas artes", asegura.
"Es necesario establecer un vínculo afectivo, y todo puede empezar en casa, hay que leer con los niños, no se vale la excusa de que estoy cansado, no importa si nos tiramos de panza en el suelo para estar al nivel de ellos, un niño lector siempre será un chico sano, un chico ávido de conocimiento".

TALLERES DE LECTURA
Guadalupe Veneranda aconseja a los padres llevar a sus hijos a talleres de lectura, los cuales se imparten en el Centro Municipal de Artes, en el Museo de Arte y en La Casa del Caracol.